El sector de las agencias de colocación de cuidadores a domicilio –las principales son Cuideo, Cuidum, Depencare, Senniors, Aiudo, Vital Servit, Qida y Wayalia– no ha parado de crecer en la última década.
Estas empresas se dedican a poner en contacto a familiares con trabajadores, previo casting, y les ayudan con todo el papeleo para que la familia pueda contratar directamente al empleado y le dé de alta.
Ahora bien, según ha publicado recientemente 65YMÁS, varios expertos del sector han criticado que no todos los profesionales que cuidan a través de estas agencias tienen formación que acredite que son aptos para realizar tareas como higiene, soporte emocional, supervisión de las actividades diarias o control de medicación.
Es más, en ciertos casos, según denunciaban los expertos y reconocían también fuentes del sector, ciertas agencias estarían seleccionando empleadas del hogar sin certificado de profesionalidad –aunque sí con cierta experiencia– para atender a personas con dependencia severa reconocida o en vías de reconocimiento.
Y es que, legalmente, no tienen obligación de pedir títulación a los cuidadores, puesto que es la familia la que contrata directamente al empleado como trabajador del hogar y la empresa sólo hace de intermediaria.
65YMÁS ha conversado con Daniel Ibiza, CEO de Aiudo, una de las empresas más importantes del sector, para conocer por qué ciertas agencias no exigen siempre formación a las trabajadoras, más aún con perfiles tan sensibles como los grandes dependientes.
Antes de realizar esta entrevista Ibiza explicó a 65YMÁS que comparte la opinión de varios de los expertos consultados que piden exigir formación a todos los trabajadores del sector para garantizar la calidad. Pero con varios matices. “Existen muchas tareas domésticas que los auxiliares de Ayuda a Domicilio no les da tiempo a realizar ¿Necesita dos personas? Habría que pensar en el bienestar de la familia. La cuidadora puede actuar como una extensión de la familia con el control de la medicación, por ejemplo, en los casos en los que lo supervisan familiares. Las empleadas domésticas en Aiudo principalmente ayudan a personas que están solas y que sufren despistes o que el único riesgo que tiene es dejarse el butano enchufado o caerse de la ducha, aunque entre sola. Sustituyen las funciones que comúnmente asume la familia", indicó.
“Como profesionales del sector, nuestro trabajo es discriminar y prescribir qué servicio necesita cada familia en función de la situación que tenga, ya que hay que diferenciar entre los auxiliares de Ayuda a Domicilio y los empleados domésticos. Estos últimos, lo que tienen regulado que pueden hacer, es el cuidado familiar de un niño o de una persona mayor –acompañamiento y ayuda en todo lo que necesite–. Este tipo de perfiles están bien para combatir la soledad, fomentar la autonomía, continuar teniendo una vida activa y saludable. En cambio, la Ayuda a Domicilio es la que da un auxiliar, profesional, que me ayuda para valerme día a día, cuando no puedo hacerlo por mí mismo”, valoró.
PREGUNTA - Para alguien que no conozca el sector, ¿cómo definiría la labor de una agencia de cuidadores?
RESPUESTA - Hay que diferenciar las empresas que se dedican al servicio de Ayuda a Domicilio con cuidadores contratados por ellos mismos y personal cualificado, de las agencias de colocación, que son entidades autorizadas por el SEPE para intermediar con personas físicas que quieren contratar directamente a un empleado doméstico para cuidar, aunque de personas autónomas o con una dependencia que no sea muy acusada (en el caso de Aiudo ofrecen ambos servicios).
P.- Cuando habla de cuidar, ¿a qué tipo de tareas se refiere?
R.- El empleo doméstico, idóneamente, lo que debería de hacer es el cuidado del domicilio y de las personas –con acompañamiento, ayuda en las tareas del día a día como hacer la compra, ir al médico o cocinar– y, sobre todo, tal y como estamos promoviendo desde Aiudo, fomentando el ocio y la interacción de ese mayor que, generalmente, en el momento que nos contrata, no tiene dependencia, pero comienza a tener despistes o desorientaciones.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Adrià Buzón, CEO de Cuideo; Claudia Gómez, CEO de Senniors; Daniel Ibiza, CEO de Aiudo; Francisco José Rodríguez, CEO de VitalServit; Jorge Cantero, CEO de Cuidum; Oriol Fuertes, CEO de Qida; David González, CEO de Depencare y Álex Lamarca, CEO de Wayalia.
P.- ¿Cuál es el perfil de cliente que acude a una agencia de cuidadores?
R.- Son hombres o mujeres de unos 45/50 años, con un nivel adquisitivo medio y cuyo padre o madre vive en otra población y necesita cuidados porque ya no tiene autonomía.
A partir de ahí, si tienen una ayuda a la Dependencia y quieren que les atiendan auxiliares formados, contratan el Servicio de Ayuda a Domicilio. Pero si necesitan a una persona que les acompañe, deciden optar por la agencia de colocación.
P.- En la modalidad de agencia, no todos los cuidadores tienen una formación previa o un título específico. ¿Por qué?
R.- Ocurría hace poco también en la Ayuda a Domicilio, en la cual no se exigía el certificado de profesionalidad. Y creo que el año pasado se dio un paso muy importante, empezando a pedirlo.
Ahora bien, la realidad con este tipo de títulos es que se blinda un poco su acceso, no es universal, porque su coste es elevado. Muchos no se pueden permitir estas formaciones. Además, cuando acudes a ciclos de este tipo a dar charlas, ves que el perfil son jóvenes de 16 o 18 años que lo utilizan para estudiar otras cosas, pero no son personas que tengan la vocación inmediata de dedicarse al sector.
Falta poner en valor esta figura, profesionalizarla y también mejorar las condiciones, porque así traeremos más talento y cualificación. Por ejemplo, existen muchas personas que se dedican al servicio doméstico que tienen formación en su país, pero no homologada. Me gustaría avanzar, pero incluyendo también a estos perfiles.
P.- Varios expertos consultados por este diario aseguran que cuánta más formación tenga un trabajador mejor será la calidad del cuidado, ¿qué hace Aiudo para lograr que los empleados que operan a través de su agencia se formen?
R.- Desde 2020, realizamos dos acciones. Como la legislación iba más lenta que las necesidades del mercado, lo primero que hicimos fueron convenios con empresas de formación en Ayuda a Domicilio. Todas las personas que vayan de parte de Aiudo tienen un descuento significativo en torno al 25%. Ese acuerdo fue estratégicamente muy importante para nosotros.
Y posteriormente, nos arremangamos y comenzamos a dar formación gratuita a todos los cuidadores que empezaban a trabajar con personas mayores que habían contratado a Aiudo, de forma trimestral.
Me gustaría que estas acciones se extrapolaran a todo el sector e incluso se normativizaran, porque sería bueno para todo el mundo.
Principales agencias de cuidadores en España: Cuidum, Senniors, Cuideo, Depencare, Aiudo, Wayalia, Vital Servit y Qida.
P.- ¿Qué debería hacer la administración para garantizar la profesionalización del sector?
R.- Soy partidario de regular y creo que este sector necesita desarrollar una figura nueva: el asistente personal. Ya se está hablando de ella, pero con muchas confusiones.
Luego, la administración no debe mirar para el otro lado con el servicio doméstico. Está regulado que puede cuidar de los familiares. Deberían limitarse bien las funciones, para que se separen de la Ayuda a Domicilio, y tener una formación concreta dirigida al burn out, habilidades sociales y emocionales, trato con personas mayores, respeto, promoción de la autonomía...
Yo definiría perfiles de personas que necesiten ser cuidadas y desarrollaría una figura profesional para cada uno. En la Ayuda a Domicilio, por ejemplo, ocurre que se les sobrecarga con tareas domésticas y la familia tiene una doble coyuntura, o contrata a dos personas, o centraliza todo en la misma. Creo que hay una gama de recursos que hay que aprovechar en función del usuario.
P.- No todo el sector está apostando por la profesionalización. Es más, en ciertos casos, hay agencias que buscan perfiles sin formación –pero con algo de experiencia– para dar apoyo de grandes dependientes con necesidades especiales, según ha podido comprobar este diario.
R.- Existen varias causas ajenas a las entidades que podrían estar propiciando esto. Una sería la propia familia, que quiera un empleado doméstico, a pesar de tener dependencia. Y hay empresas que acceden a esto. Nuestro trabajo siempre ha sido concienciar, informar y asesorar sobre los riesgos que tienen este tipo de prácticas.
Y la segunda causa podría ser que, como la dependencia es un proceso, muchas veces se tiene pero, hasta que se concede y se acredita, pasa mucho tiempo. Hay un vacío en el cual la administración no va tan deprisa como la contratación del servicio.
Y luego, hay empresas que sólo tienen un modelo y lo canalizan todo a través de él, tratando a estos perfiles con cuidadores más cualificados con formación en su país de origen o una experiencia concreta.
Para Aiudo, como expertos en el sector, una empresa de cuidadores a domicilio debería de dar las diferentes opciones y poder reconducir hacia el servicio que necesita la familia.
P.- ¿Qué riesgos se corren cuando una persona sin formación cuida de un dependiente?
R.- Si no tengo formación y no soy una persona responsable igual pueda tener un riesgo muy elevado, principalmente, con las ayudas técnicas, las movilizaciones o el control de la medicación. Y luego, en el trato de las demencias o el alzhéimer, una persona que no esté cualificada o que no tenga una gran experiencia puede realizar un trato que no sea favorable para el cuidado. Incluso, si no potencia las actividades diarias, no trata con respeto y valor a esa persona mayor y no gestiona los problemas que surgen de esta situación como el estrés que surge en la familia, puede deteriorar la situación familiar y puede ser peor el remedio que la enfermedad.
P.- Varios colectivos de trabajadoras del hogar han criticado la figura del cuidador interno por ir en contra de los derechos laborales –ustedes ofrecen esta modalidad como agencia de colocación–. ¿Tiene sentido que siga existiendo esta modalidad de contrato?
R.- Pienso que las familias necesitan de personas que convivan en el domicilio y realicen una supervisión que no debe de exceder nunca las ocho horas diarias, con su tiempo de descanso, sus horas libres y su privacidad, además de proporcionarles alojamiento y manutención.
¿Cuál es la realidad? Pues que, en la economía en ‘B’, muchas familias se aprovechan de esta situación y un buen número de cuidadoras, que no tienen permiso de trabajo, recurren a esta modalidad para obtener unos ingresos con los que poder subsistir.
Pero el cuidador interno está regulado y es legal. Si de la noche a la mañana se negara este servicio, muchas personas que están en España, sin red de apoyo familiar, perderían su forma de ganarse la vida al mismo tiempo que se ahorran un alojamiento que, a día de hoy, está muy caro. Se dejaría fuera a muchos cuidadores muy válidos. Eso sí, pienso que deberían tener un plus y no cobrar lo mismo que una persona a jornada completa.
También es verdad que en 2016, cuando empezamos, las internas cobraban 800 euros a 40 horas y ahora el sueldo llega hasta los 1.100 euros.
Aun así, yo situaría como una prioridad el diferenciar a la interna con un plus económico y las canalizaría a través de agencias que, si hacen bien su trabajo, supervisarán y vigilarán que esas ocho horas no se excedan.
P.- ¿Qué hace Aiudo para combatir la precariedad en el sector y dignificar la profesión de cuidador?
R.- Desde que nacimos en 2016, recomendábamos a las familias una remuneración diferente, con 50 o 100 euros adicionales. Y por ejemplo, si contratabas a una interna y luego a otra el fin de semana, la primera tenía un día y medio más libre y así la segunda cubría más y ganaba más. Por lo tanto, era un servicio un poco más caro que en la competencia, pero trabajábamos con un mejor descanso y condiciones. Posteriormente, en 2019, el salario mínimo subió un 25% y empezamos a centrarnos en la formación. Otra acción que hemos tomado es que siempre hacemos contratos indefinidos.
P.- En los últimos años, muchos fondos de inversión se han fijado en este sector que no para de crecer.
R.- Por lo que veo, es un sector a futuro. Es un mercado grande, el recurso de los cuidadores aún no se ha desarrollado y no se ha llegado a todo lo que se podría.
A día de hoy, las empresas no son rentables. En Aiudo, que tuvimos una ronda de inversión de 200.000 euros en el tercer año y ahora llevamos tres años con nuestros recursos propios, hemos tenido que ser muy eficientes para no perecer en el camino y no montar un servicio con una estructura de empleados tan grande.
Tenemos contratados a más de un centenar de cuidadores y cerca de 40 personas en la oficina, entre trabajadores sociales, psicólogos y desarrolladores. Contamos con una estructura que nos ha permitido desarrollar mucho trabajo, generar mucha riqueza, pero que no ha sido rentable.
Nadie cobra 'un por dos'. Y eso responde a la motivación por la que creé la empresa: estudié Trabajo Social y quería cambiar el sector. No lo veía como una opción para dar un pelotazo y venderlo. Queríamos poder llegar a todas las personas e internacionalizarnos –empezamos a dar servicios en UK– y conocer otros mercados, donde obtienes información muy valiosa.
Al final, es un sector a futuro. A día de hoy, no se corresponde con lo que muchos piensan de que la empresa se está enriqueciendo a costa de los cuidadores. La realidad no es esa.
P.- En la última legislatura, el Gobierno y las autonomías han mostrado su voluntad de transitar hacia un modelo en el que se desinstitucionalizacen los cuidados y se presten mayoritariamente en el domicilio. ¿Sabe si la administración se ha planteado contar con el sector de las agencias de colocación para prestar estos servicios?
R.- España está superdescentralizada y cada CCAA tiene su propia ejecución de la Ley General de Dependencia. Eso complica mucho llegar a un consenso. ¿La administración va a ser un mero financiador o va a integrar este servicio en los ayuntamientos? Son preguntas que todavía no se están haciendo. Se están realizando a nivel de patronales, de forma muy liviana.
Pienso que después de la pandemia, este tema debería haberse abordado ya, básicamente, para dar un mejor servicio al usuario final y para incluir a aquellas personas mayores que viven solas que a lo mejor no tienen ninguna dependencia, pero que no tienen red de apoyo. Hay varios melones aún por abrir.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.