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Las medusas se han convertido en unas de las grandes protagonistas del verano en las playas de Galicia. En concreto, son las carabelas portuguesas las que están generando una mayor alerta entre los ciudadanos, ya que sus picaduras pueden ocasionar graves inconvenientes para los bañistas. De ahí que la preocupación se haya instalado en ciertos municipios, sobre todo de la Mariña lucense, donde más unidades de esta especie se han localizado.
Los expertos hablan claro: el agua salada y el calor son los mejores aliados, en un primer momento, para las picaduras de estas medusas. Además, coinciden en que nunca hay que aplicar agua dulce, ni otros remedios o "mitos" como orinar en la picadura o enterrarse en la arena.
Según Nuria Rodríguez, presidenta de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Galicia, la situación "más preocupante" se encuentra en la Mariña lucense, donde ya se ha tenido que cerrar alguna playa al baño debido a encontrarse un gran número de medusas.
Precisamente este pasado fin de semana se cerraron dos playas en esta zona, la de Torno y la de Cubelas, ambas en Cervo, donde se izó la bandera roja para prohibir el baño por la presencia de ejemplares de carabela portuguesa, así como en A Marosa, en Burela.
En otras zonas de Galicia, como en Ferrol, A Coruña, Nigrán, Baiona o Vigo, se han localizado también algunos ejemplares, estableciéndose la bandera amarilla para que los bañistas tuviesen precaución.
En declaraciones a Europa Press, Rodríguez ha reconocido que son unas medusas "más peligrosas de lo normal", ya que su picadura, pese a no ser letal, sí tiene mayores consecuencias. En caso de ser alcanzada por una, recomienda que se acuda al puesto de socorrismo más cercano, donde se le aplicará agua salada o suero para quitar el tentáculo y calor.
Ella ha subrayado que nunca se debe aplicar agua dulce, que ampliará la urticaria que provocan. En función de la picadura, los socorristas decidirán si es necesario el traslado de la persona a un centro sanitario, ya que una crema de hidrocortisona podría ser apropiada, pero tiene que ser aplicada por personal sanitario, por lo que en los puestos de socorrismo no se dispone de la misma.
Preguntada sobre si una picadura de carabela portuguesa es similar a la de una faneca de playa, Rodríguez ha indicado que las medusas provocan una mayor reacción. Además, en el caso de las fanecas suelen picar en la planta del pie, mientras que las carabelas por todo el cuerpo, dejando las marcas de los tentáculos.
Por todo ello, ha insistido en que lo importante es que la gente no se acerque a ellas y no las toque, pese a que son "bonitas y con colores llamativos".
Temperatura del agua
En la misma línea ha hablado la portavoz del área de Medio Marino de Ecologistas en Acción, Ana Aldarias, quien ha puesto el foco en huir de métodos como echar agua dulce a la picadura.
Aldarias ha explicado que el aumento de la temperatura del agua es uno de los motivos que explica la proliferación de estas medusas en las costas gallegas. Esta especie, según ha dicho, es reguladora del ecosistema y aparece cuando el medio está en desequilibrio. Así, un exceso de materia orgánica en el agua por un mal funcionamiento de las depuradoras también podría ser otra de las causas de su llegada.
"El problema de estos animales es que generan un miedo, mayormente asociado a lo desconocido. Por eso es importante dar a conocer la especie, que es muy simple desde el punto de vista evolutivo, pero su sistema de defensa está muy desarrollado", ha añadido, indicando que cuando perciben o sienten a alguien cerca, sus células tienen capacidad de provocar una irritación en la piel de otros seres vivos.
Aldarias ha indicado que las carabelas portuguesas son "falsas medusas", ya que es un organismo colonial en el cual los individuos se especializan para mantener viva la colonia. Pese a ello, su picadura es "más peligrosa" que la de otras medusas, pero "no letal", aunque siempre dependiendo de las patologías previas de la persona.
En declaraciones a Europa Press, ha subrayado que, aunque se encuentren en la playa, no se deberían tocar, ya que pueden sobrevivir semanas fuera del mar. Asimismo, si se avistan en el agua, lo mejor es apartarse, no tocarlas ni quitarlas del agua, porque tienen una función en el ecosistema.