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Pocas, por no decir ninguna, son las vidas y los lugares del mundo que no se han visto afectados por la Covid-19. Este hecho incontrovertible no puede sin embargo ocultar otro que la ONU ha querido poner de manifiesto en su 'Documento de políticas del Secretario General sobre la covid-19 y las personas en movimiento' porque "las peores consecuencias las han sufrido aquellos grupos que ya se encontraban en situación vulnerable antes de la crisis. Es el caso, en particular, de muchas personas en movimiento, como, entre otras, las personas que, debido a persecuciones, guerras, violencia, violaciones de los derechos humanos o desastres, huyen de su hogar tanto dentro de sus países de origen -los desplazados internos- como a través de fronteras internacionales -los refugiados y los solicitantes de asilo-".
Los mayores de 60 años son el 15,4% de los casos
Se trata de un serio problema que, incluso, se agrava mucho más cuendo nos referimos a esas personas que a todas las graves carencias que soportan los refuiados deben de sumar las que produce su edad. Son los refugiados mayores.
Desde la ONG Help Age International nos recuerdan que debido al aumento de casos de Covid-19 en los campos de personas refugiadas y desplazadas, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha publicado una actualización del Plan Global de Respuesta Humanitaria, que incluye nuevos datos sobre el impacto del virus en las personas mayores.
Según los datos de la OMS publicados en la última actualización, las personas mayores de 60 años representan el 15,4% de los casos en los países incluidos en el Plan de Respuesta Humanitaria y el porcentaje de muertes aumenta con la edad.
Derechos de los mayores refugiados y desplazados
"Esta actualización destaca, aún más, el alto riesgo de la Covid-19 en las personas mayores refugiadas o desplazadas", explica Justin Derbyshire, CEO de HelpAge International, para quien "la amenaza para las personas mayores no puede subestimarse si el virus comienza a extenderse por los campamentos. Esto se suma al impacto que la crisis ya está teniendo en los ingresos, la seguridad alimentaria y los niveles de violencia y abuso."
En la última versión del Plan Global de Respuesta Humanitaria se reconoce abiertamente "el alto riesgo que supone la Covid-19 para las personas mayores y las personas con problemas de salud que viven en situaciones extremadamente austeras". Así mismo, también reconoce que la respuesta a la emergencia sanitaria y el impacto de la pandemia suponen "una amenaza a los derechos de las personas mayores. El discurso público sobre la Covid-19, asociado a una enfermedad de las personas mayores, también puede aumentar los estereotipos sobre la vejez y crear un estigma social hacia las personas mayores", denuncia HelpAge.
Se han confirmado casos de Covid-19 en Cox's Bazar, Bangladesh, junto al que fuese campo de refugiados más grande del mundo durante el genocidio de los rohingya, el de Kutupalong. También se han confirmado casos de Covid-19 en el campamento de Dadaab en Kenia, así como en Siria y Yemen y entre refugiados palestinos en varios países de Oriente Medio.
Las personas que viven en situaciones extremas se enfrentan a la Covid-19 con pocas posibilidades de prevenir la expansión del virus. Por ello, desde HelpAge se recuerda que "es esencial que los donantes intensifiquen y prioricen la protección y defensa de los derechos de las personas mayores refugiadas y desplazadas" y alertan sobre que "las agencias humanitarias deben implementar el plan desarrollado por la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios y fortalecer el enfoque en las personas mayores en la respuesta".
António Guterres
Por su parte, António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, y anterior Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha explicado que "las personas en movimiento son parte de la solución. Eliminemos las barreras injustificadas, exploremos modelos que permitan regularizar vías para los migrantes, y reduzcamos los costos de transacción de las remesas".
"Doy las gracias a los países, en particular a los países en desarrollo, que, a pesar de tener sus propios problemas sociales, económicos y ahora sanitarios a causa de la pandemia de Covid-19, han abierto sus fronteras y sus corazones a las personas refugiadas y migrantes. Esos países ofrecen una lección conmovedora para otros en un período en el que las puertas están cerradas. Es esencial que esos países reciban un apoyo mayor y una solidaridad plena", concluye Guterres.