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El tan popular como veterano periodista Àngel Casas (Barcelona, 1946), responsable de programas de televisión como Popgrama, Musical Express, Àngel Casas Show o Un día es un día ha contado al Diari Ara el infierno en el que se ha convertido su vida desde que en 2013 le diagnosticaron un cáncer.
Ya en septiembre de 2020, Casas anunció en un texto publicado en Facebook -cuyo título, Medical Mistery Tour, parafraseaba el de una canción de los Beatles- su retirada de la vida pública y el cierre de su blog y su perfil en Facebook. La desición la tomó como consecuencia de que tras un trasplante de riñón y meses hospitalizado con grandes dolores por una enfermedad denominada calciofulaxis en junio del pasado año tuvieron que amputarle primero la pierna derecha y más tarde la izquierda.
Galardonado con el Premio Ondas y autor del libro Carta d'una dessasosegada, Àngel Casas, fundador de revistas míticas como Vibraciones, ha pasado a lo largo de su dilatada carrera profesional por medios como Radio Juventud, Radio Barcelona de la Cadena SER, TVE, TV3 o Barcelona TV.
Tras el episodio cancerígeno de 2013, en 2018 dejaron de funcionar sus riñones y se vio obligado a someterse a un tratamiento de diálisis y el pasado año a un trasplante de riñón. "El 15 de enero de 2020, en Bellvitge, Olga, mi mujer, me regala un riñón. Y todo va razonablemente bien", recuerda en el diario catalán.
Con la llegada de la pandemia y tras la amputación de su pierna derecha a causa de la calciofulaxis le comunicaron que debían amputar también la izquierda y los médicos le comunicaron que de esa "no salía".
"Estoy acostumbrado a perder cosas"
Sin embargo Casas ha comentado con humor: "Estoy acostumbrado a perder cosas. Perdí un trozo de intestino y el duodeno, al que tenía mucho cariño. A la pierna también le tenía, aunque quizás más a la izquierda porque soy zurdo. Le pregunté al médico qué habían hecho con ella y no me supo responder".
Ahora, Casas ha concedido la entrevista al Diari Ara porque considera que ha "salido del infierno, por fin". El periodista había pensado en escribir sus memorias, pero finalmente decidió que no quería que su mujer tuviese que revivir todo de nuevo. Ella "no podía venir a verme y, a lo largo de cinco meses, de mayo a septiembre, hasta seis veces le dijeron, por teléfono, que estaba a punto de morirme", relata el periodista antes de confesar que "quería continuar siendo feliz con mi mujer, quería continuar disfrutando de mis hijas, quería ver crecer a mis nietas".
Finalmente le han implantado unas piernas "cosméticas" que califica de "agradables" y " fáciles de encajar. Por la noche las guardamos de pie y con los pantalones puestos. Tiene un efecto muy curioso, como si hubiera medio tío de pie en la habitación".