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La Premio Nobel de Literatura 2022, Annie Ernaux, ha asegurado que el reconocimiento de su obra por parte de la Academia Sueca es una señal de esperanza para todas las escritoras ya que, dice, para muchos hombres "los libros escritos por mujeres simplemente no existen, nunca los citan".
Así se ha expresado la escritora (Lillebonne, 82 años) este miércoles en su discurso de aceptación del premio Nobel de literatura en la sede de la Academia Sueca en Estocolmo.
Fue el pasado 6 de octubre cuando la escritora francesa se convirtió en la ganadora del Nobel de Literatura por el "coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los alineamientos y las limitaciones colectivas de la memoria personal". El fallo del jurado hizo esta descripción de su literatura, esencialmente autobiográfica e intimista.
En su intervención, la autora ha asegurado que todavía se sigue preguntando por el lugar que ocupan las mujeres en el ámbito literario y ha lamentado que su legitimidad para producir obras "aún no está ganada", a pesar de su reciente reconocimiento.
"En el acto de sacar a la luz lo indecible social, esa interiorización de las relaciones de dominación de clase y/o raza, de sexo también, que solo sienten quienes son objeto de ella, reside la posibilidad de la emancipación individual pero también colectiva. Descifrar el mundo real despojándolo de las visiones y valores que el lenguaje, cualquier lenguaje, porta es perturbar el orden instituido, socavar sus jerarquías", ha subrayado Ernaux.
A su juicio, el Premio Nobel es una "victoria colectiva" que comparte con aquellos que "desean más libertad, igualdad y dignidad para todos los seres humanos, independientemente de su sexo y su género, de su piel y su cultura". La comparte "con quienes piensan en las generaciones venideras, en la salvaguarda de una Tierra que la codicia de unos pocos sigue haciendo cada vez menos habitable para el conjunto de los pueblos".
Al respecto, la autora ha querido cerrar su argumentario recordando una promesa que hizo cuando tenía 20 años. Esta consistía en "vengar" su raza. La autora incide en que "no sabría decir" si la ha cumplido porque de sus antepasados, "hombres y mujeres esforzados en tareas que les hicieron morir pronto", recibió la fuerza y la "rabia" para tener el deseo de hacerle un sitio a la literatura.
"Para inscribir mi voz de mujer y tránsfuga social en lo que representa siempre como un lugar de emancipación, la literatura", ha zanjado.