Este martes 1 de octubre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de las Personas Mayores, una excelente ocasión para dialogar con las Asociaciones de Mayores e intentar responder a una pregunta que se antoja importante: ¿Cuáles son las principales diferencias, qué ha cambiado, en la forma de ver la vida, de afrontarla, por parte de los mayores en los últimos 20 o 30 años, en el siglo XX y ahora, en el XXI?
La clave está en la esperanza de vida
Evidentemente “necesitaríamos un seminario o debate especializado, un reto que aceptamos, para analizar y determinar los cambios que se han producido en la sociedad española y que han repercutido en la vida y en la aptitud de los mayores”, explica Blas Esteban Barranco, presidente de la Confederación Española de Aulas de la Tercera Edad (CEATE). Pero en cualquier caso, la primera de esas diferencias es capital. Como recuerda Julián Gutiérrez del Pozo, secretario general de la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO, “una persona que haya nacido en 2016 tiene una esperanza de vida de 83,1 años, casi 10 años superior a la registrada en 1975”.
Fotografía: Blas Esteban, presidente de CEATE
Una reflexión compartida por Luis Álvarez, presidente de la Asociación Grupo de Mayores Telefónica (AGMT) cuando, además de insistir en que nuestra esperanza de vida supera ya los 83 años no podemos perder de vista “lo que puede ir pasando en el futuro, para plantearnos la pregunta que ya formuló el demógrafo estadounidense James Vaupel, si durante los últimos 100 años hemos conseguido vivir unos 40 años más ¿Por qué no vamos a ganar otros 40 en el próximo siglo?”.
Fotografía: Luis Álvarez, presidente de AGMT
Anatolio Díez Marino, secretario general de UGT - UJP, también hace hincapié en la longevidad cuando recuerda que “los mayores tenemos el optimismo de la voluntad, la que trae ad hoc, el género humano, somos capaces gracias a la innovación médica, biológica, nutricional y los medicamentos, de vivir cada año un poco más que el anterior, y hoy nuestra esperanza de vida al nacer, es la mayor del mundo detrás únicamente de Japón”.
Fotografía: Anatolio Díez, secretario general de UGT-UJP
Este hecho incuestionable está íntimamente ligado a otra rotunda realidad, “el avance más importante que se ha producido en las últimas décadas es en la calidad de vida de los mayores: más años de vida, mejor salud y atenciones médicas, más cultura y educación, mayores pensiones económicas, ocio y vacaciones al alcance, mejores formas de vida y democracia”, recuerda Blas Esteban para quien “siempre lo que tiene que venir, será mejor que lo vivido en el pasado. Nunca el pasado era mejor, aunque algunos les cueste reconocerlo”.
"El pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad"
El optimismo es también uno de los ejes del razonamiento de Anatolio Díez quien, recordando al filósofo italiano Antonio Gramsci cuando hablaba de “el pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad”, a pesar de que para el veterano sindicalista es posible que “hoy desde la perspectiva de la inteligencia, nos venza el pesimismo, ya que hay establecidos claros síntomas de retroceso en varios elementos”. Se refiere Díez a libertades perdidas “por culpa de la ley mordaza, la reforma laboral, los lobbys en su lucha por la privatización de las pensiones públicas, privatización de la seguridad social pública, la perpetuación de la pobreza y las desigualdades sociales”. Pero no pierde de vista que “tenemos el optimismo de la voluntad del género humano”, ese que, entre otros valores aporta “una optimista voluntad, que sirva para dotar de partidas presupuestarias suficientes a la Ley de Dependencia y que esta llegue a todos y cada uno de los rincones de nuestro país”.
Fotografía: Paca Tricio, presidenta de UDP
Y eso a pesar de que como explica Paca Tricio, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP), hace muchos años “existía un tremendo respeto real hacia los mayores. Ellos te enseñaban, te guiaban y te corregían incluso mejor que tus propios padres porque lo hacían de una forma más pausada”, algo que en su opinión continúa siendo una labor que debe ocupar a los mayores de hoy: “Hay que enseñar a los jóvenes que el fracaso también forma parte de la vida. Los mayores lo sabemos muy bien porque muchas veces somos maltratados por la sociedad y también sabemos que si dejas que te maltraten lo seguirán haciendo. Hay que gritar que somos ciudadanos que aportamos a este país y que somos fuente de conocimiento. El mayor no puede ser considerado como ese viejo que está estorbando. No lo es”.
Fotografía: Julián Gutiérrez, secretario general de la Federación de Pensionistas y Jubilados de CC.OO.
No olvida tampoco a los jóvenes Julián Gutiérrez cuando recuerda que “garantizar las condiciones de vida de las personas mayores, favorece la generación de actividad y empleo y la incorporación de personas jóvenes al mercado laboral. Para que las personas mayores puedan afrontar su vida en mejores condiciones, es necesario, mejorar sus condiciones de trabajo en las últimas etapas laborales, abordando la brecha de género y discriminaciones que se generan en el ámbito del trabajo remunerado”. El sindicalista de CCOO se muestra convencido de que para lograrlo “las políticas públicas deben proveer de recursos y servicios públicos suficientes para atender a las personas a lo largo de las distintas etapas de la vida, pues son en último término la garantía del ejercicio de los derechos sociales”.
Fotografía: Vicente Sanz, presidente de CONJUPES
Por su parte, Vicente Sanz Fernández, presidente de la Confederación Nacional de Jubilados y Pensionistas de España (CONJUPES) pone el acento en que “el considerable aumento en la esperanza de vida debe de orientar al Sistema de Salud hacia un nuevo enfoque en sus servicios dirigidos a la prevención y la mejora de la calidad de vida de las personas mayores, que les permita seguir realizando las actividades de la vida diaria con actuaciones en otros sectores que influyen en el entorno en el que viven estas personas y no solamente actuaciones en el ámbito sanitario. La coordinación sociosanitaria debe recibir un gran impulso”.
"No es época de cambios, es un cambio de época"
Es Alejandro Otero Davila, vicepresidente y responsable de comunicación de la Confederación Estatal de Asociaciones y Federaciones de Alumnos y Exalumnos de los Programas Universitarios de Mayores (CAUMAS), quien nos recuerda que “no estamos simplemente en una época de cambios, ‘sino en un cambio de época’. Asistimos a la llegada de un nuevo sistema cultural que, partiendo muchas veces de nuestros propios valores de personas mayores nacidas en el pasado siglo, para distanciarse de los mismos, los distorsionamos, o incluso los cuestionamos estructuralmente”.
Fotografía: Alejandro Otero, vicepresidente de CAUMAS
La explicación a esto la encuentra Otero Davila es que “la sociedad actual no parece dispuesta a adaptarse a verdades y costumbres preestablecidas. Al contrario, en el mundo de hoy son las realidades vividas las que interpelan a las normas, pidiendo justificaciones y respuestas coherentes”. Para el vicepresidente de CAUMAS “desde un punto de vista social, cuando la competitividad y el consumo esconden un desprecio a la ética, se da paso a la cultura del desastre y de la desprotección, quedamos reducidos a la capacidad de producir o de consumir”.
José Luis Elosua Sánchez, presidente del Voluntariado Social de Mayores en el País Vasco (NAGUSILAN), resume de alguna forma el sentir de las Asociaciones de Mayores cuando apunta que “a finales del siglo XX, las actividades para esta etapa de la vida se limitaba a acudir a hogares de jubilados donde se desarrollaban excursiones periódicas y actividades lúdicas tales como cartas, bingos, manualidades…”. Pero cada día más esa es una imagen del pasado afortunadamente superada en España y particularmente en Euskadi donde según Elosua “las personas mayores estamos en estos momentos muy valorados. No hay proyecto destinado a los mayores en el que no cuenten con nosotros. Nuestras reivindicaciones se tienen muy en cuenta. Las Asociaciones de Mayores funcionan bien gracias a la incorporación de jubilados con ganas de mejorar la vida de las personas mayores y la sociedad en general. En mi opinión estamos en un momento muy interesante y tengo que reconocer que nuestra labor ha concienciado a la Administración en general de que sin los mayores no es posible la resolución de muchos de los problemas y retos que el envejecimiento de la población trae consigo”.
Fotografía: José Luis Elosua, presidente de NAGUSILAN
La necesidad de presionar políticamente
Explica a su vez Juan Manuel Martínez Gómez, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Mayores (CEOMA) y coautor del Plan Gerontológico Nacional, que “en los años 90 cuando empezamos a ocuparnos del problema de los mayores el panorama era radicalmente distinto al hoy. El mayor de ahora no tiene nada que ver con el de entonces. En primer lugar tiene unas condiciones físicas absolutamente distintas. Antes se hablaba de personas mayores para referirse a quienes tenían más de 65 años, mientras que hoy deberíamos hacerlo de adultos mayores que llegan a esta edad con una preparación física absolutamente diferente a la que tenían las personas que tenían 65 años hace 20 o 30. Yo retrasaría el concepto de la persona mayor a los 75 años”.
Fotografía: José Manuel Martínez, presidente de CEOMA
Pero es que además del punto de vista físico, el presidente de CEOMA apunta que “en el campo de la preparación intelectual, cultural, científica, técnica, pasa exactamente lo mismo. Antes había mayores con ese tipo de preparación, por supuesto, pero hoy son muchísimos más. Reitero que los mayores de hoy no tienen nada que ver con los de antes y toda esta población que ahora somos el 19% de los españoles debe juntarse a la hora de exigir que estemos integrados en la sociedad como un grupo más y que cada vez representa un porcentaje mayor de ciudadanos”.
Juan Manuel Martínez es consciente de que para que se produzca esa integración real “tienen que escucharnos y para ello debemos tener la posibilidad de ejercer presión política. Somos más de 9 millones de personas y se nos debe tener en cuenta, pero no como un grupo aislado, sino como un grupo de presión, un grupo social que será el que incida en cómo serán esas ciudades amigables que debemos tener y vamos a conseguir. No podemos olvidar que la unión hace la fuerza necesaria para que los políticos no solo nos oigan sino que también nos escuchen”.
En el mismo sentido, concluye Paca Tricio, “a los mayores nos oyen, porque todos tenemos oídos, pero no nos escuchan. Nos ven, porque todos tenemos ojos, pero no nos miran. Ese es el verdadero problema. Y no podemos obviar que hay cosas que los jóvenes no identifican con el peligro, pero los mayores sí, porque sabemos lo que es”.