De cara a las próximas elecciones del 10 de noviembre, 65Ymás ha contactado con las principales asociaciones de mayores y sindicatos para recabar su opinión sobre cual ha sido el desarrollo de la situación de este colectivo en nuestro país a lo largo de los últimos cinco años.
Para ello les hemos pedido a todos su opinión sobre los pros y los contras de lo que se ha hecho desde los poderes público y las distintas administraciones en diez cuestiones fundamentales: Sanidad pública; Sistema Público de Pensiones; Dependencia; España vaciada; Soledad no deseada; Red de residencias públicas; Discriminación por razón de edad (Edadismo); Programas de viajes del Imserso; o Envejecimiento activo.
Hoy publicamos lo que nos ha respondido Julián Gutiérrez del Pozo, Secretario General de Pensionistas de CCOO.
Sanidad pública:
Desde CCOO nos parece muy importante que toda persona, independientemente de su edad, debería tener garantizado el derecho a envejecer a lo largo de su vida en condiciones materiales y sociales dignas. Es cierto que la buena salud y la ausencia de enfermedad son factores imprescindibles para la calidad de vida y el desarrollo de las capacidades de las personas mayores, pero no son los únicos. El envejecimiento activo implica considerar además otros factores, como el bienestar físico, mental y social de las personas mayores.
Desde el punto de vista de la salud, a lo largo de las últimas décadas, la prevención, diagnóstico y terapias médicas han mejorado la salud de la población, a la vez que han permitido aumentar notablemente la esperanza de vida de las personas. Este resultado, que es positivo en términos sanitarios, supone un importante reto de cara a conseguir una esperanza de vida libre de enfermedad, donde se mantengan las capacidades funcionales y la autonomía en el desarrollo de las actividades del día a día, en un contexto mental y socialmente saludable.
Sin embargo, las políticas públicas desarrolladas en los últimos años han incidido negativamente en el sistema sanitario público. Recortes de derechos, copago sanitario, reducciones en sanidad y recursos sanitarios y encarecimiento de los gastos sanitarios de los hogares se han producido cuando más se necesitaba: una población más envejecida, con más pacientes con enfermedades crónicas, con necesidad de mayor gasto en investigación y nuevas terapias, etc. Además, se han producido cambios en el modelo sanitario que no hay que olvidar. Hemos asistido a un cierto cambio de modelo, en el que el sistema sanitario público pasa de ser un sistema asistencial universal a otro basado en la relación laboral, lo que significa que la persona es atendida en la medida que está asegurado o es beneficiario (por su relación con la persona asegurada).
Uno de los indicadores que se suelen utilizar para valorar los recursos sanitarios existentes es el número de camas hospitalarias. Respecto a este indicador, España se sitúa a la cola de la Unión Europea, con 204 camas por cada 100.000 habitantes, lo que supone un 49,6% menos de camas que el promedio europeo.
Sistema público de pensiones:
Las pensiones son el elemento central de las políticas de protección social, pues garantizan las condiciones de vida de las personas mayores. La no revalorización de las pensiones en un contexto de encarecimiento de los bienes y servicios básicos genera la pérdida de la capacidad de compra y la disminución de los recursos de sus hogares. Las intensas movilizaciones de los sindicatos de clase han puesto de manifiesto la importancia que tienen las pensiones en el conjunto de la sociedad. De forma transversal, estas movilizaciones nos han recordado el carácter intergeneracional del sistema de pensiones como instrumento de garantía de rentas. Y han provocado cambios significativos en el sistema de revalorización de las pensiones con una mayor vinculación a la dinámica de los precios.
Además de revalorizar las pensiones y garantizar su poder adquisitivo en el tiempo, es necesario continuar dando pasos para fortalecer el sistema de pensiones de hoy y del futuro. Por ello de cara al nuevo Gobierno hay que garantizar que cualquier medida que se adopte respecto al Sistema Público de Pensiones se tome en el marco del Pacto de Toledo y con acuerdo de los agentes sociales. Esto supone llevar a cabo actuaciones en diversos ámbitos, como la mejora de la calidad del empleo y los salarios, el aumento de los ingresos por cotizaciones o el mantenimiento y la mejora de la suficiencia de las prestaciones. Y esto es importante, porque las pensiones son un instrumento crucial para luchar contra la pobreza.
Dependencia:
La atención de la dependencia es otro de los sistemas públicos que más incide en la vida de las personas mayores, pues potencia la autonomía y permite estar atendido ante diversas situaciones. Aunque ha aumentado su nivel de cobertura en el último año, todavía queda mucho camino por recorrer. En este sentido, es particularmente necesario agilizar el proceso de valoración y eliminar las listas de espera. La espera continuada de las prestaciones deriva en muchas ocasiones en la imposibilidad del ejercicio de este derecho subjetivo. Los servicios sociales también han recuperado el ritmo de crecimiento en el último periodo, aunque se apunta un aumento de las aportaciones de los hogares, lo cual muestra nuevamente que los recortes presupuestarios en servicios públicos redunda en mayores costes para los hogares.
España vaciada:
Existen diversos factores que inciden negativamente en las poblaciones rurales y que aumentan la vulnerabilidad ante el proceso de envejecimiento. La estructura demográfica descompensada por la edad y género, que limita la tradicional atención por parte del ámbito familiar; la dinámica demográfica, que hace que las familias sean menos numerosas y con menos recursos (aunque es en el medio rural donde se mantienen más las relaciones primarias e informales, que afectan a la disminución de la soledad de las personas mayores); o la dispersión del hábitat del medio rural, que implica mayores demandas de ayuda de movilidad. Otros factores igualmente relevantes en el envejecimiento del mundo rural tienen que ver con las condiciones de la vivienda. Aunque la mayor parte de las personas mayores son propietarias de la vivienda, las condiciones de éstas no suelen ser buenas: el 10% de las personas viven en edificios catalogados como ruinosos, malos o deficientes.
En suma, las poblaciones envejecidas en el mundo rural son un importante desafío, pues existen en la actualidad numerosas barreras de cara a desarrollar un envejecimiento activo. Garantizar unos servicios públicos de calidad, tanto de salud como de atención a la dependencia y asegurar la participación social plena en el entorno en el que viven las personas mayores son elementos centrales a tener en cuenta. Es necesario, por tanto, atender a las características específicas del mundo rural, sus necesidades y recursos, así como las formas de convivencia, reparto de los cuidados y relaciones sociales que se establecen en este tipo de entornos. Actuar por un envejecimiento activo supone, al mismo tiempo, luchar contra la despoblación del mundo rural, pues a la vez que se garantizan las condiciones de vida de las personas mayores, se favorece la generación de actividad y empleo, la incorporación de personas jóvenes a estas poblaciones.
Soledad no deseada:
Esta claro que las personas somos vulnerables, en cualquier momento de la vida. Somos, por tanto, interdependientes. De alguna manera u otra vivimos conectados al resto de personas, somos seres sociales. En este sentido, el paradigma del envejecimiento activo señala la necesidad de incorporar la solidaridad intergeneracional, definida como el apoyo mutuo y la cooperación entre las distintas generaciones, a fin de conseguir una sociedad en la que todas las edades tengan un papel en función de sus capacidades y necesidades, garantizando la igualdad de oportunidades, tanto en los recursos económicos como sociales. Por ello, es esencial poner en marcha políticas y medidas concretas que, sobre una base presupuestaria estable, permitan promover la participación activa de las personas mayores en la sociedad así daríamos un paso para acabar con la soledad El envejecimiento de la población no solo es importante desde el punto de vista individual sino que además es central desde el punto de vista colectivo.
La exclusión social, la soledad, la enfermedad, la dependencia o las situaciones de maltrato, son algunas de los principales problemas que es necesario abordar colectivamente. En este sentido, los estereotipos sobre las personas mayores no han hecho otra cosa sino reforzar el papel de sujeto pasivo e individual que en ocasiones se asigna a la vejez. Por ello, es necesario romper con los estereotipos existentes, ampliando el plano colectivo del envejecimiento activo, que debe ser la base esencial de las políticas públicas de las personas mayores.
El envejecimiento activo debe articularse, por tanto, en torno a la eliminación de las brechas de género, la eliminación de las discriminaciones múltiples, la protección social ante situaciones de vulnerabilidad y la participación activa en la sociedad, asegurando en todo momento unas condiciones materiales y de vida dignas.
Red de residencias públicas:
El incremento absoluto y relativo del número de personas mayores, junto a las limitaciones que éstas tienen para el desarrollo de sus actividades básicas en la vida diaria y de sus actividades domésticas, debe conllevar un refuerzo de los sistemas de atención domiciliaria. La caída del ratio de apoyo familiar, el cambio en los roles tradicionales de hombres y mujeres y el fuerte incremento de la demanda esperada deberían implicar un mayor esfuerzo en el desarrollo de la hospitalización a domicilio, la atención domiciliaria desde los centros de atención primaria y los servicios de ayuda a domicilio dependientes de los servicios sociales.
Junto a la atención sanitaria deben promoverse políticas preventivas que disminuyan los riesgos que sufren las personas mayores. Promover la actividad física, actuar sobre los riesgos de fragilidad de las personas mayores, adoptar medidas que reduzcan los riesgos de caídas (el 83% de las muertes por caídas se producen entre la población mayor de 65 años), promover una alimentación saludable y la disminución de consumos nocivos y de riesgo (alcohol y tabaco), y favorecer el bienestar emocional son programas que deben estar integrados en las actividades de los centros sanitarios y sociales en relación con las personas mayores.
Necesitamos la creación de más plazas residenciales publicas pues ahora hay 267.000 plazas privadas y solamente 99.000 publicas.
Programas de viajes del Imserso:
A lo largo de estos años, CCOO ha defendido y apoyado el programa del IMSERSO ya que se ha demostrado que las aportaciones de dinero público han contribuido a mantener empleo y generar riqueza. Cada euro ha generado, al menos, 1,50 euros, y ha significado ahorro en prestaciones de desempleo e ingreso de cuotas por parte de la Seguridad Social. Además, ha producido gasto de los turistas en servicios complementarios, como la hostelería, trasportes, el comercio, etc. Por lo tanto consideramos que se trata de una buena inversión y que el programa forma parte de las políticas activas de empleo. También contribuye a aminorar la estacionalidad turística en muchos destinos españoles para que estos no se conviertan en desiertos invernales.
Para CCOO el mejor espacio de bienestar para las personas mayores y de generación de empleo es el Turismo Social del IMSERSO, ya que va en beneficio de su salud. En ese sentido, el sindicato va a seguir defendiendo el programa en su doble vertiente, tanto en la mejora en la calidad de vida de las personas mayores como en su contribución a la creación y mantenimiento de empleo de calidad.
Envejecimiento activo
El envejecimiento de la población en España se intensifica cada año que pasa. La población mayor crece y aumenta su proporción con respecto al resto, motivado entre otros factores por el aumento de la esperanza de vida y la caída de la natalidad. Hoy en día, España no sólo destaca por ser uno de los países europeos más envejecidos de Europa, sino además por ser uno de los países en los que este proceso tiene claramente rostro de mujer. Esto supone un importante desafío que es necesario abordar desde el punto de vista de las políticas públicas y el Estado de Bienestar y que será preciso seguir atendiendo en las próximas décadas, pues las estimaciones realizadas apuntan a la profundización del envejecimiento de la población.
Existen diversas formas de afrontar esta realidad. El envejecimiento activo pone el foco en que las personas mayores puedan desarrollar todas sus capacidades a lo largo de su vida, garantizando los recursos y la igualdad de oportunidades, a la vez que se potencia su autonomía y participación activa en la sociedad. Supone asegurar la calidad de vida y el bienestar físico, mental y social de las personas mayores. Esta forma de afrontar el envejecimiento implica igualmente romper con muchos de los estereotipos sobre las personas mayores todavía existentes en la sociedad. Todas las personas envejecemos y no por ello todas enfermamos de la misma forma, ni dejamos de ser activas, ni somos necesariamente dependientes.
De hecho, es preciso remarcar que las personas mayores forman un colectivo heterogéneo, en el que se integran diversas trayectorias vitales y contextos sociales. Existen diferencias por género, por hogar y número de personas con las que se convive, por tamaño del municipio, por nivel de gastos del hogar, por recursos materiales disponibles, etc.
Por todo ello les pedimos al nuevo Gobierno que se prepare una autentica reforma fiscal que busque los recursos suficientes para conseguir un envejecimiento realmente activo.