"Abordar las alternativas adaptadas al envejecimiento en el ámbito residencial es uno de los grandes retos del siglo XXI", según ha destacado Pepe Aniorte (@AniortePepe), Delegado del Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid (@MADRID) en la Jornada de debate Las Viviendas alternativas para personas mayores, organizada por HelpAge (@HelpAgeEspana), Fundación Pilares y Asociación Mayores de Madrid XXI. "Los servicios municipales deben estar al servicio de los más vulnerables, generar redes de apoyo y alternativas a las tareas de cuidados que suelen recaer en un 80% sobre las mujeres", ha recordado el delegado de Ciudadanos.
Pese a ello, los expertos y asociaciones asistentes al encuentro han querido darle un "tirón de orejas" a las administraciones locales, por el vacío que han dejado en cuanto al futuro residencial de los mayores. "¿Si no nos gustan las residencias de mayores o viviendas tuteladas, qué alternativas existen? ¿Son suficientes los servicios de ayuda a domicilio? La pasividad de las administraciones y del sector inmobiliario, ha hecho que la responsabilidad recaiga principalmente sobre las propias asociaciones de mayores", ha reivindicado Pilar Rodríguez, presidenta de Fundación Pilares (@FPilares) por la autonomía personal, pionera en políticas de envejecimiento y responsable del programa de vivienda compartida Hogar y Café.
Tal como recuerda la presidenta de HelpAge Internacional, es necesario cambiar las políticas públicas sobre los mayores y que pasen desde la perspectiva asistencial actual, a un enfoque basado en los derechos de las personas. "Todos tenemos derecho a decidir cómo, dónde y con quién queremos vivir en todas las etapas de nuestra vida, incluidas la vejez", ha señalado, recordando que en España llevamos "años de retraso" en cuanto a la creación de programas de cohousing pero que "nos podemos beneficiar de las experiencias que ya existen sobre todo en Europa y Estados Unidos, y adaptarlas a nuestro entorno. Es importante recordar también la diversidad del perfil del mayor actual y no caer en la segregación. "Los mayores de 65 años queremos estar estar donde todo el mundo, no solo en el Imserso", apunta Loles Díaz-Aledo, presidenta de la Asociación Mayores de Madrid XXI.
Nuevas experiencias de convivencia sénior
El futuro depende de la capacidad de adelantarse a él "¿De quién cuidarán los centenarios? ¿Sus hijos octogenarios?, se plantea Alfonso Calle, representante del proyecto 'Y si vivimos juntos' (@ysivivimosjunt2), creado en 2017 por un grupo de amigos "preparando su futura vejez" –entre ellos varios trabajadores de Iberia–, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre el reto de la longevidad. "Se abre una nueva edad para la que no estamos preparados y existen pocos referentes", asegura. En el caso concreto del cohousing sénior o coliving, existen pocos ejemplos en España, y "la mayoría fracasa por problemas burocráticos", recuerda Calle. "Hay que concienciar a las administraciones, exigir ayudas, beneficios fiscales y seguridad jurídica", propone Calle, para enfrentarse a lo que considera será "un tsunami demográfico de grandes proporciones".
A partir del estudio de los modelos actuales de convivencia que existen para las personas mayores, como son vivir en su vivienda o en una residencia, surge en 2019 la alternativa intermedia que propone el programa 'Hogar y Café de la Fundación Pilares, de vivienda compartida para combatir la soledad y compartir gastos básicos para mayores de 60 años. "Venimos a cubrir un vacío existente por el sector público e intentamos aportar nuestro granito de arena con este modelo de apoyo mutuo, hábitos de autocuidados y que permite que algunas personas se mantengan en un entrono conocido y no en una residencia", explica Conchi García Conde, coordinadora del programa. Hasta el momento se han recibido 147 personas interesadas, 63 entrevistas y 2 convivencias en marcha, como las de Javier y Carmen.
Con el objetivo de "superar el miedo al futuro", un grupo de profesionales universitarios jubilados entre los que hay ingenieros, abogados o gestores de Tres Cantos, se propusieron hace años soñar con la construcción de un Centro de Convivencia Cooperativo, que hoy está en desarrollo y que verá la luz previsiblemente en 2021. "Es una respuesta de la sociedad civil ante la incompetencia de las Administraciones públicas", explica Agustín Bastante, presidente de la cooperativa, que pretende combinar vivienda, centro de mayores, y servicios de asistencia sanitaria y cultural en el entorno cercano. Lo harán con 53 apartamentos en total, que de momento recaerán sobre los socios de la cooperativa–18 parejas y 17 personas solas–, que plantean además que el edificio en construcción apueste por la sostenibilidad –con servicios de geotermia y autoconsumo–. "Nos definimos como séniors urbanitas conviviendo", explican, no sin olvidar las numerosas dificultades burocráticas que han tenido que afrontar para llevar adelante el proyecto.
Las dificultades de los proyectos consolidados de cohousing
Pese a que otros proyectos con más años de experiencia tienen ya mucho ganado, sus responsables han expuesto los principales problemáticas a las que se han enfrentado para que los que viene detrás "tomen nota". "El modelo de cohousing, especialmente el sénior, cuenta con una situación de alegalidad y falta de regulación específica, hay muchas diferencias dependiendo de la Comunidad Autónoma en la que se desarrollen, ya que de ellas dependen tanto la concesión de los terrenos como las licencias de uso. A esta realidad se suman los problemas de financiación para las personas mayores debido a su edad, que suelen ser cortas y caras", ha explicado Víctor Gómez de la iniciativa de vivienda alternativa 'Convivir' en Horcajo del Segura (Cuenca) que se creó en julio de 2015 con 68 apartamentos para la convivencia grupal e individual. "Hay que valorar la dimensión de cada proyecto, el tipo y cantidad de instalaciones comunes, los criterios de accesibilidad y las garantía de cuidados futuros", recomienda, así como "ajustar las ratios de personal a las necesidades, exigir ayudas y requisitos arquitectónicos a las administraciones".
Mayores retos de las #ViviendasAlternativasMayores
? Divulgar experiencias como Hoja de Ruta
? Somos equipamiento para mayores, pero no residencias
? Que las administraciones se planteen regulación específica,
Explican desde la cooperativa @funconvivirpic.twitter.com/gsQT5lns9B
Uno de los proyectos de cohousing pioneros en España es el que llevó a cabo la cooperativa Trabensol en 2002 con 54 apartamentos "para compartir con otros esta etapa de la vida", explica Esperanza Linares, una de las fundadoras y habitantes de este tipo de vivienda alternativa en Torremocha del Jarama (Madrid). Una experiencia de éxito, pero "no hay rosas sin espinas", señala Linares, sobre todo en lo que afecta al sistema de atención a la Dependencia entre los residentes con más necesidades, que de momento son una minoría. "Nuestra perspectiva es dar una respuesta digna, ágil y estable sin renunciar a los servicios públicos existentes, pero cubriendo las lagunas del sistema, al menos en la Comunidad de Madrid".
Linares reconoce que las principales dificultades con las que se han encontrado derivan del ordenamiento jurídico. "No hay casilla para ayudas a la dependencia dentro de cooperativas individuales, además de que la vivienda colaborativa dificulta el reconocimiento del Grado de Dependencia y necesidad de ayuda externa. Otro de los dilemas con los que nos hemos encontrado radica en los desequilibrios entre los servicios generales que contratamos y los asistenciales externos, que suelen ser mucho más precarios". Hay además una serie de rechazos verbalizados y no verbalizados en las asambleas sobre cómo afrontar las crecientes necesidades de algunos de los residentes", reconoce. "Habría que adecuar el edificio para dependientes o un espacio de enfermería, porque el edificio no está concebido para ello", propone.
HuertaTrabensol
Falta de información sobre cohousing
Otras de las dificultades a las que se enfrentan los modelos de vivienda alternativa es, según los expertos, la segregación. "¿Es bueno diferencias entre cohousing sénior, intergeneracional, adaptados a discapacidad o LGTBI?" Se pregunta Bernardo Díaz de la Asociación Mayores Madrid Siglo XXI, quien señala lo complicado que hacer un recuento de los proyectos actuales en funcionamientos ya que las estadísticas son confusas y van desde 6 proyectos sénior a más de 20. Un punto en el que coincide la arquitecta Paz Martín Rodríguez, de envejezando (@envejezando), quien afirma que "la información de cohousing en España es casi inexistente. Hay muchas iniciativas, pero es muy difícil encontrarlas. Es necesario poner esto sobre la mesa para hacerlo realidad, para saber en que proyecto me veo".
Por su parte Pilar Rodríguez, de la Fundación Pilares, alerta de que no todo el mundo está hecho para el cohousing y que se deberían desarrollar otros modelos de convivencia alternativos. "Debería haber tantos modelos como tipos de mayores, que somos más diversos que nunca. Pero hay que tener en cuenta que el cohousing es una opción que implica características específicas como el trabajo colaborativo, talleres, reuniones en las que hay que saber proponer, negociar, oponerse...y no es para todo el mundo". Además, Rodríguez añade la necesidad de "tomar medidas a tiempo, avanzar en programas de rehabilitación de viviendas y en el desarrollo de servicios integrales como la ayuda a domicilio o la teleasistencia para adaptarse al envejecimiento".
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.