Manuela Carrión Fernández Pacheco nació en Manzanares (Ciudad Real), tiene 68 años y durante 27 fue maestra en la escuela pública. Confiesa que "era muy feliz trabajando en educación infantil y en programas de investigación", pero hubo un momento en su vida, "un punto de inflexión, de pena y tristeza", en el que todo cambió. Perdió la vista y ya lleva 22 años en la ONCE. Allí ocupó diversos cargos llegando a ser vicepresidenta del Grupo Social ONCE de Castilla-La Mancha. Ahora mismo ostenta la presidencia del Colectivo Senior de Unidad Progresista de la ONCE (SUPO).
PREGUNTA: ¿Cómo y por qué nace la SUPO?
RESPUESTA: Nació hace ya 27 años. Unidad Progresista, que controla todo el Grupo Social ONCE, detectó que los jóvenes y mayores ciegos tienen necesidades distintas y diferentes formas de aportar cosas a la sociedad y de ahí nació SUPPO que por aquel entonces era para personas ciegas, o con visión tremendamente reducida, mayores de 65 años. Una edad que se fue rebajando poco a poco, a 60 a 55, y actualmente a los 52 años. Por eso en nuestro último congreso decidimos quitar la ‘P’ de pensionistas, porque también agrupamos a gente que aún no lo es. Ahora somos el Colectivo Senior de Unidad Progresista de la Once (SUPO).
P.: ¿Cuántos afiliados tienen?
R.: A fecha de hoy somos 19.077 y tenemos implantación en toda España. Hay comisiones del Colectivo Sénior en 45 provincias de las 17 Comunidades Autónomas. El requisito para unirse a nosotros es ser previamente asociado a la ONCE, es decir tener ceguera total o deficiencia visual grave.
P.: ¿Cuáles son los principales objetivos del Colectivo?
R.: El principal es la solidaridad, esa es nuestra bandera. Las personas que se mueven en nuestra organización lo hacen por altruismo y nuestro emblema siempre es la ayuda mutua, asistir a otros compañeros.
P.: ¿Y los más inmediatos?
R.: Lo más urgente es trabajar la motivación y el compromiso, gente motivada es gente comprometida y dinámica. Ni somos ni queremos ser pasivos. No queremos, simplemente, que pase el tiempo y ver el envejecimiento pasar. También vamos a motivar la participación de todos los mayores ciegos a todos los niveles de nuestra organización. Para ello, tenemos que utilizar masivamente la tecnología, porque nuestra gente a veces está geográficamente muy dispersa y vamos a reforzar nuestro programa de voluntariado, tanto presencial como telefónico. Esto es algo muy importante para combatir la soledad que padecen muchos mayores ciegos. Otro de los objetivos marcados es la formación, porque vamos a esforzarnos para que la gente sepa realmente la misión que tenemos dentro del Grupo ONCE.
P.: ¿Tienen también retos externos que afrontar?
R.: Por supuesto, nosotros no somos un gueto ni queremos ser tratados como tal. El actual reto externo de SUPO es participar plenamente en plataformas, organizaciones, instituciones y entidades. Siempre estaremos donde se defiendan nuestros derechos y podamos aportar.
P.: ¿Tienen los mayores posibilidad de envejecer activamente dentro de la ONCE?
R.: Cuando yo era jovencita siempre se decía que una persona jubilada era una persona acabada. Hoy esto no es así. Y si encima ha tenido la suerte de caer en el Grupo Social ONCE, menos aún, porque tenemos muchas más opciones de participar. El mayor ciego o con graves deficiencias de visión tiene muchísimas oportunidades de sugerir, de colaborar, de asumir responsabilidades...
P.: ¿Cuál es la situación de la pensionista ciega?
R.: La mujer mayor y con discapacidad visual tiene mucho que ofrecer a esta casa común que es la ONCE y estamos tratando de darle el papel preponderante que debe tener. También hay muchas mujeres que tienen el mismo problema de pensiones que el resto de mujeres que no han cotizado, pero si han tenido la suerte de trabajar para la ONCE están mucho mejor porque la igualdad de trato y laboral es total. En la ONCE no hay brecha salarial, la mujer aquí tiene los mismos derechos que el hombre y lo llevamos muy a gala. Para el resto, las que no han trabajado aquí y son viudas asociadas que tienen problemas con sus bajas pensiones, la ONCE cuenta con una serie de ayudas instauradas. Cuando no es suficiente la atención del Estado que les llega, ahí está la ONCE para complementarla, sea mujer u hombre.
P.: ¿Imagino que a los problemas que ya de por sí tienen los mayores, este colectivo sumará también los derivados de la deficiencia visual?
R.: Efectivamente, los problemas son los mismos, porque formamos parte, como cualquier otra persona, de la sociedad, pero además tenemos otros problemas específicos que conlleva el no ver y tener que moverte con una autonomía restringida, sin contar con la brecha digital o tecnológica que sufrimos, algo en lo que estamos trabajando mucho.
P.: ¿Cómo se puede suprimir esa brecha?
R.: Lo estamos logrando poco a poco gracias a la ayuda de la ONCE que ha llegado a acuerdos con una determinada marca de ordenadores como con el que yo, ciega total, estoy trabajando en este momento. Es un programa gracias al cual el ordenador nos habla. Es caro, pero a los socios de la ONCE, la institución nos lo proporciona gratuitamente. La ONCE siempre nos ayuda para que podamos tener más autonomía, nos ponen técnicos que nos enseñan a manejar un ordenador adaptado o hacer las tareas diarias en casa, ver una película o una obra de teatro. Todos esos recursos son financiados por los españoles con la compra del cupón, y siempre que podemos se lo agradecemos. Es una forma de revertir a la sociedad lo que ella nos dá.
P.: ¿Por qué no están integrados en el Consejo Estatal de Mayores?
R.: La mitad de los mayores de España sufre alguna discapacidad y a nadie le preocupa. Ni siquiera nos dejan estar en el Consejo Estatal de las Personas Mayores. Nosotros estamos integrados en las dos asociaciones de mayores más importantes de España, la Unión Democrática de Pensionistas Españoles (UDP) y en la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) y ni así lo conseguimos, hay unos protocolos y unos problemas terribles para lograrlo. Es necesaria, y tanto UDP como CEOMA ya se lo han comunicado al Gobierno, una plataforma única de mayores en España, pero una plataforma sin politizar que se ocupe de los problemas reales de los mayores.
P.- ¿Cómo son nuestras ciudades para los mayores en general y los ciegos en particular?
R.- Yo, ahora mismo voy a un hospital y todo está mecanizado, desde la máquina que te da tu turno hasta la pantalla de la que tienes que estar pendiente cuando te toque y que los ciegos no vemos, todo. Si vas a Correos igual, si vas a Renfe es lo mismo. No. No tenemos ciudades amigables con los mayores, claramente, y no nos hacen caso cuando lo denunciamos. Los gobiernos no tiene la vista necesaria para darse cuenta de que la población está envejeciendo a un ritmo vertiginoso y la sociedad se está empobreciendo. Parece ser que en 2050 España será el país más envejecido del mundo y aún no se está haciendo nada para cuando llegue ese momento. Nadie se acuerda de que el número de mayores crece y lo seguirá haciendo. No se hace nada y hay que pensar seriamente en construir viviendas adaptadas para mayores, espacios sanitarios adaptados, calles adaptadas y ciudades y pueblos amigables para los mayores, porque tenemos derecho a que se piense en eso y se resuelva el problema, pero la triste realidad es que cuantos más años tenemos, menos derechos reales nos quedan.
P.: ¿Qué le piden los mayores del SUPO al nuevo Gobierno?
R.: Que luche contra la discriminación por edad, el edadismo, por que hay muchísima. Usted va buscando un geriatra y ¿en qué hospitales hay servicio de geriatría?. Pero como somos mayores les da igual. Y sobre todo que luche para favorecer la accesibilidad. Nosotros, como tantos mayores, estamos dejando un legado muy importante, atendiendo a hijos y nietos y colaborando económicamente con ellos. Pero los ciegos españoles tenemos un potencial enorme que a veces no podemos desarrollar, no podemos contribuir tanto como nos gustaría a ayudar a nuestra sociedad por problemas de accesibilidad. Para nosotros, salir a la calle es jugarse el tipo a cada momento. Ahora, en las instituciones, se empieza a hablar de igualdad entre hombres y mujeres, pero ¿cuantos mayores hay? ¿cuantos con discapacidad? Somos nueve millones de mayores y de ellos, cerca del cuatro millones y medio tienen algún tipo de discapacidad. Favorecer la accesibilidad en nuestros pueblos y ciudades es fundamental.