La asociación Solidarios para el Desarrollo se fundó en 1987, en la Universidad Complutense de Madrid, para promover un voluntariado social que diese respuesta a muchas de las necesidades de los colectivos más vulnerables de España. Entre estos, la ONG trabaja, desde su creación, con los mayores, a quienes dedica dos de sus programas más importantes.
Uno de ellos es Convive, un proyecto para fomentar que personas de más de 65 años compartan piso de manera altruista con jóvenes estudiantes, con el fin de evitar la soledad, un problema que afecta a más de dos millones de mayores.
"Trabajamos con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid y con seis universidades públicas y una privada", explica el director de la ONG, Alfonso Fajardo. Así, el programa, que comenzó en 1995, ya se extiende por toda la capital y por las localidades de Pozuelo y Alcorcón. "Hay unas 140 convivencias al año", apunta.
"Las condiciones para participar son que tienen que vivir solos y tener espacio para que los estudiantes puedan vivir con ellos", comenta el director de la ONG. Además, se exige que sean personas autónomas. "No es un programa de cuidado, es de convivencia", matiza.
En cuanto al precio, no existe un alquiler. "Sólo hay una compensación de gastos que nunca supera los 70 euros al mes", señala. Eso sí, hay normas: "Unas horas de llegada o dedicación de un par de horas o tres a convivir al día", apunta. "El estudiante hace su vida pero tiene que buscar momentos en los que hacer actividades con el mayor", ejemplifica.
Para velar que esto se cumpla, todos pasan por una entrevista previa, tanto mayores como jóvenes. Se analizan las afinidades y el grado de compromiso, así como se vela por que ambas partes aprendan a convivir.
Aunque se traten de ajustar a los perfiles, "al final es una cuestión de cara a cara", afirma el director de la ONG. No obstante, si la convivencia es satisfactoria puede ser, según él, un proyecto muy positivo para fomentar el "envejecimiento activo", para tener "compañía" o para sentirse "útil" y seguro.
Los usuarios llegan demasiado mayores
"La gente llega demasiado tarde a Convive, piensan en el programa cuando tienen miedo a pasar la noche solos", explica. Y es que la edad media ronda los 86 años. "Tenemos que crecer en el periodo de personas entre 65 y 75 años. Podrían haberse aprovechado de las ventajas del programa mucho antes y, por otro lado, eso mejoraría la convivencia", argumenta.
Otro rasgo característico de este proyecto es que la gran mayoría de las personas que recurren Convive son mujeres: "El 90%". Así, en el caso de los estudiantes ocurre lo mismo: sólo el 18% son hombres.
En cuanto a la nacionalidad, el 42% de los estudiantes son extranjeros, muchos de ellos de origen latinoamericano. "Es fundamental que hablen español" para que la comunicación sea satisfactoria, comenta el director de la ONG.
Además, desde la asociación no descartan recurrir a nuevos modelos de convivencia para que pueda variar el perfil de los participantes. "Al principio se enfocaba a personas que sufrían de soledad no deseada pero nuestra idea es llegar a otros mayores también", asegura. Y añade: "Se podrían incorporar matrimonios o dos hermanos y, en el caso de los jóvenes, se podría pensar en mezclar profesionales y estudiantes, sin perder el componente intergeneracional".
Un programa de acompañamiento complementario
Solidarios para el desarrollo, cuenta además, desde su fundación, con otro programa para mayores. Se trata de una iniciativa para el acompañamiento a mayores en riesgo de soledad que llevan a cabo en ciudades como Madrid, Granada, Sevilla y Murcia. De él se beneficiaron, en 2017, 165 personas de más de 65 años que fueron acompañados por 123 voluntarios de distintas edades, algunos incluso mayores.
"Se ofrece una formación específica y se exige un compromiso de continuidad de tres o cuatro horas a la semana", apunta el dirigente de la ONG. Pero, algo que les diferencia de otros programas de acompañamiento más clásicos es que se enfoca, íntegramente, al tiempo libre y a que los mayores hagan planes de ocio con los voluntarios.
"Se acompañan mutuamente", asegura. Así, muchas veces esa relación va más allá del propio voluntariado y se crean vínculos sólidos entre los participantes. "Lo importante es la construcción de esa relación", concluye.