El presidente de la Federación de Pensionistas y Jubilados Don Quijote - UDP Castilla-La Mancha, Ramón Munera, lleva ya 12 años en el cargo. Nació en el año 1944 en Alcalá del Júcar (Albacete), comenzó su vida laboral como mecánico y a los 20 años, tras acabar el servicio militar, montó su propio taller. Todo iba como la seda hasta que con 43 años se le declaró una grave enfermedad de columna y tuvo que vender su negocio, porque los médicos le dijeron que su vida se veía abocada a una silla de ruedas. Pero tres años después le operaron en Alicante con una una nueva técnica médica y volvió a nacer.
PREGUNTA: ¿Desde cuándo milita en UDP Castilla-La Mancha?
RESPUESTA: Tras mi operación tenía que ir a diario a recuperación y pasaba todos los días delante de la puerta de UDP en Albacete y un buen día me dije, voy a ver qué venden aquí, y dio la casualidad de que el presidente estaba solo porque el secretario se había puesto enfermo y yo le sustituí. Para entonces había conocido muchos hospitales y las situaciones de soledad de las personas mayores que allí se vivían. Eso despertó unos valores que todos tenemos dentro y empecé a trabajar por y para los demás sin esperar nada a cambio. Y desde entonces, en 1991, estoy en UDP.
P.: ¿Cuántos asociados tiene UDP en Castilla-La Mancha?
R.: Ahora tenemos más de 500 asociaciones y casi 72.000 asociados.
P.: ¿Cuáles son los problemas de los mayores en Castilla-La Mancha que más le preocupan?
R.: El gran problema que tenemos aquí con las personas mayores es el de la despoblación que a su vez les aboca a la soledad y es una terrible realidad que se está viviendo en el medio rural. Al no haber servicios en pueblos pequeños, aldeas y pedanías, el único recurso de los mayores cuando merman sus facultades físicas y mentales es ingresar en una residencia donde empeora su estado o al poco tiempo fallece de pena y de tristeza. La persona mayor quiere terminar sus días en su casa, en su entorno sociofamiliar, el problema es que esas personas han dado su vida por sus hijos, les han proporcionado estudios y ellos se han tenido que ir fuera del pueblo para trabajar con lo que allí no queda nadie para atender a los mayores. Por eso estamos trabajando junto con el Gobierno autonómico para paliar de alguna manera esta situación.
P.: Usted aboga entonces por mantener a los mayores en su domicilio el máximo tiempo posible...
R.: Yo soy el primero que antes decía que cuando me viese ya mal iría a una residencia y hoy pienso todo lo contrario. Mientras pueda estaré en mi casa que es el mejor hotel del mundo. Pero cuando ya no hay otro remedio hay que ir a una residencia, yo visito muchas en Castilla-La Mancha, todas muy buenas, con un personal excelente y con vocación que ofrecen una atención fabulosa, pero no dejan de ser residencias, no son tu casa de verdad.
P.: ¿Qué opinión le merece la red de residencias y centros de día de Castilla-La Mancha?
R.: Está bastante bien, tanto las públicas como las privadas en las que, en todas, existen plazas concertadas. Pero en las capitales de provincia necesitamos más plazas, para que no remitan a los residentes a los pueblos de alrededor. El problema es que todo el mundo quiere ir allí, sean de la ciudad o de pueblos, porque los familiares tienen mejores comunicaciones para ir a verles. En un pueblo las comunicaciones son peores y si no se tiene coche propio es más difícil poder visitar a los familiares ingresados.
P.: El envejecimiento activo retrasa notablemente la edad de ingreso en una residencia. ¿Cómo motivan a los mayores castellano-manchegos para conseguirlo?
R.: Tenemos cerca de 2.000 voluntarios y en torno a cien grupos de ellos que asisten a más de 3.000 personas en residencias, pisos tutelados y en sus domicilios. Además, contamos con varios programas en los que organizamos jornadas para promover el envejecimiento activo a través del asociacionismo, también con podología itinerante, talleres y cursos de buentrato a las personas mayores. Antes dábamos cursos sobre el maltrato, pero creemos que es más positivo hablar del buentrato. El maltrato se difunde solo, en cambio, si nosotros no difundimos el buentrato no lo hace nadie, por eso se lo estamos transmitiendo a los hijos y a los nietos.
P.: ¿Cuál es la pensión media que se cobra en Castilla-La Mancha?
R.: La media es muy mala. Pero a mí no me gusta hablar de medias porque hay quien cobra 1.500 euros y sube la media del que cobra 600, pero conocer la media no soluciona el problema de éste último. En Castilla-La Mancha tenemos muchas pensiones bajas porque mucha gente han sido agricultores, jornaleros, empleadas del hogar, autónomos y todos tienen una pensión de 600 euros, ahora 624 con la subida. En cualquier caso, habría que referenciar las pensiones con el IPC y blindarlas en la Constitución. Además las pensiones mínimas, de una vez por todas, deberían equipararse al salario mínimo interprofesional. Si para eso hay que bajar las pensiones más altas o no subirlas más habrá que hacerlo. No puede permitirse que los mayores de 75 años tengan las pensiones más bajas y que los que se incorporan ahora al Sistema tengan unas pensiones, más altas, más dignas. La desigualdad es tremenda.
P.: ¿Es partidario de reactivar el Pacto de Toledo ahora que ya han pasado las elecciones?
R.: Por supuesto, pero teniendo en cuenta que los mayores deberíamos estar presentes. Yo estoy en el Consejo Estatal de Personas Mayores y le presentamos documentación para mejorar la situación de los mayores al Gobierno nacional y al autonómico, pero hay que aguantar las inclemencias de los políticos que no nos tienen muy en cuenta porque tampoco estamos en el Pacto de Toledo a pesar de que lo reivindicamos. Somos los que realmente conocemos los problemas de los mayores y los que lloramos con ellos.
P.: ¿Y cómo funciona en su Comunidad la Ley de Dependencia?
R.: No estamos mal. Los plazos se van acortando, las solicitudes se tramitan ya en cuatro meses y la atención es rápida. El problema que tenemos es el mismo que el resto de España donde todavía no hay una regulación para todos y cada autonomía va por su lado. Estamos presionando para que seamos todos iguales.
P.: ¿Qué le pediría al nuevo Gobierno que se forme en España?
R.: Que nos tengan en cuenta, que nos incluyan en el Pacto de Toledo y que sean conscientes de lo muchísimo que podemos aportar las personas mayores. Cuando muere una persona de avanzada edad se cierra una biblioteca porque aunque no hayan ido a una escuela o una universidad, la sabiduría y la experiencia no se la quita nadie y es muy triste que se desaproveche.