Asociaciones de mayores

Gonzalo Berzosa: "La soledad no deseada empieza a los 40 años y se materializa a los 70"

Entrevista con el presidente de la Confederación Española de Aulas de la Tercera Edad (CEATE)

Pablo Recio

Domingo 23 de marzo de 2025

8 minutos

Pablo Recio

Domingo 23 de marzo de 2025

8 minutos

La soledad no deseada rara vez comienza de forma esporádica o sobrevenida. Según explica a 65YMÁS, Gonzalo Berzosa, psicólogo, experto en gerontología y presidente de la Confederación Española de Aulas de la Tercera Edad (CEATE), se trata de un problema que se va fraguando poco a poco y que termina manifestándose, en muchos casos, cuando se llega a una edad más avanzada.

Berzosa es todo un referente en el ámbito de la longevidad y del envejecimiento activo. El experto ha dedicado buena parte de su vida a trabajar para la administración regional en la Consejería de Educación, Cultura y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid y lleva especializado desde hace décadas en temas relacionados con las personas mayores y las personas con discapcidad, lo que le ha llevado a dirigir entidades como el Instituto de Formación en Gerontología y Servicios Sociales y la Escuela de familias y discapacidad de Fundación MAPFRE.  

- PREGUNTA:  Usted ha comentado en varias ocasiones que "la soledad no deseada empieza a los 40 años, pero se materializa a los 70". 

- RESPUESTA: Sí, lo digo a menudo, que no nace de repente. No es que una persona se hace mayor y dice: me siento solo. 

La soledad es una necesidad emergente en nuestra sociedad. Desde la sociología decimos que hay tres tipos de necesidades. Las constantes, es decir, las que hay hoy, hubo ayer y habrá mañana, por ejemplo, la salud, la educación, la vivienda o el trabajo. Luego, están las urgentes, que vienen de repente, porque ha habido una catástrofe, como un terremoto o una riada. Y también existen las que llamamos emergentes, que son las que tenemos, por el tipo de sociedad en la que vivimos, que no existían antes y que puede que desaparezcan. Una ellas es la soledad. ¿Por qué? Porque resulta que vivimos en un mundo muy individualizado, competitivo, rápido, estructurado, muy de, hoy quiero, mañana lo deseo... Las personas no nos preparamos para vivir con pausa, con relaciones y con vínculos. Entonces, cuando somos mayores, nos encontramos con que estamos solos, porque la familia se ha ido, mi pareja o mis hermanos no están y porque empecé a los 40 años a no tener vínculos, relaciones y encuentros. Pero claro, a esa edad pasa desapercibido, y también a los 50. Eso sí, cuando llegas a mayor, aparece la soledad. 

- P.: ¿Hay que prepararse para ella?

- R.: Hay que prepararse para vivir. Y la vida tiene momentos de soledad. Todos pasamos por ella. Peter Weiss, que es un psicólogo americano, dice que a medida que crecemos en edad vamos perdiendo relaciones. Nos tenemos que preparar para vivir sin los vínculos familiares, sin los laborales y sin los de amistad. ¿Y cómo hacerlo? Pues desarrollando proyectos personales: el que los posee, tiene deseos, ilusión y algo que hacer mañana por la mañana. 

- P.: Le quería preguntar también por otra frase que le he escuchado en otras ocasiones: "Una jubilación sin propósitos es una jubilación sin sentido". ¿Nos podría desarrollar esta idea?

- R.: La jubilación es una conquista. Envejecer es un proceso individual, pero también una conquista social. Todas las sociedades han querido vivir muchos años. Y ahora, va a pasar. Pero hacerlo bien es un proceso democrático: tengo que tener recursos sociales, personales, económicos, relacionales... Además, hoy, cuando uno se jubila, tiene dos o tres décadas de vida: más tiempo que de infancia y juventud. Entonces, la jubilación, que es una conquista de la clase trabajadora, si no tiene objetivos, es una jubilación sin sentido. Los jóvenes están todos programando: me voy a preparar, a estudiar, a sacar el carnet de conducir, a echar una novia, a casar, a comprar una casa... La vida es eso, tener proyectos. Pero luego nos hacemos mayores, nos jubilamos y preguntan: "¿Usted qué hace?". Y responden: "Matar el tiempo". No. Hay que vivirlo y hay muchas oportunidades en la sociedad para hacerlo con actividades gratificantes y significativas. 

- P.: Uno puede ser seguir formándose, por ejemplo. 

- R.: Hoy día hablamos mucho del aprendizaje a lo largo de toda la vida. Nuestros padres, cuando se jubilaban, entraban en un proceso en el que se daban tres constantes: el inmovilismo físico –se quedaban quietos–, mental –ya no podían aprender ni estudiar porque, decían, "no tenían memoria"– y social –se aislaban–. Ese sistema no nos sirve. Ahora, cuando nos hacemos mayores, tenemos que buscar nuevos modelos. Uno es la actividad física y mental. El segundo es tener relaciones y vínculos con otras personas. Y, el tercero, es hacer algo en la vida, tener propósitos.

Y tenemos una buena noticia y otra mala, que nos dejan los neurólogos. La positiva es que el cerebro se desarrolla durante toda la vida por su uso. Y la negativa es que se deteriora si no lo utilizamos. Por eso, las personas mayores podemos seguir aprendiendo. Y no sólo es ir a la escuela, es también aprender tecnología, son cursos de pintura, de macramé, de música... Tiene una función fundamental. Invito a todas las personas mayores a que sigamos manteniendo la plasticidad mental. ¿Cómo? Con intereses variados, culturales, deportivos, religiosos, gastronómicos, políticos... 

Gonzalo Berzosa, presidente de CEATE
Gonzalo Berzosa, presidente de CEATE. 

 

- P.: Y también se puede contribuir de una manera activa a la sociedad, por ejemplo, a través del voluntariado.

- R.: Aporta muchos beneficios a quien lo hace y lo recibe. ¿Por qué? Porque me genera estímulos relacionales con la persona que atiendo, bien sea mayor, joven, escolar, inmigrante... y uno crece con ello. El voluntariado tiene dos ejes: un vector humano, que es la solidaridad con quien no tiene algo, y uno comunitario, que es la participación. Y hace que las personas mayores desempeñemos roles socialmente valorados. Cuando nos jubilamos parece que ya no lo podemos hacer, y por eso aparece el famoso edadismo: no vales, no sirves, te quitan del trabajo y de las relaciones... Pero el voluntariado es una manifestación de ciudadanía activa, de que queremos ser agentes y no pacientes, de que deseamos ser protagonistas y no espectadores. En clave de humor digo: el Estado nos sigue llamando clases pasivas, pero yo quiero ser activo y lo soy aportando lo que sé y lo que puedo hacer por los demás.

- P.: ¿Qué se hace desde su asociación en ese sentido? ¿En qué consiste el voluntariado cultural de CEATE?

- R.: El voluntariado tiene cuatro características. Primero, la persona se ofrece a hacer algo. Segundo, se organiza en una entidad, no va individualmente –el que yo ayude a mi vecina del cuarto que vive sola me convierte en un buen vecino, no en voluntario–. Tercero, se capacita para hacer una acción coordinada en equipo por los demás, con actitudes y aptitudes de escucha, de relación, de ayuda, de comunicación, de acogida... Y cuarto, no espera recompensa económica.

Teniendo en cuenta esto, en CEATE somos una entidad que tenemos en el Estado español casi 1.100 personas mayores jubiladas y en la Comunidad de Madrid, 570, que nos ofrecemos, después de capacitarnos –es fácil, tenemos experiencia, tiempo y ganas–, a enseñar museos, catedrales, iglesias, palacios y espacios singulares como jardines, calles o plazas a escolares, a mayores, a jubilados, a inmigrantes... 

En este momento, tenemos 87 museos en el Estado y una serie de catedrales, iglesias. Si ustedes van al Sorolla, al Naval, al Reina Sofía, al del Ferrocarril, al Lázaro Galdiano, a la Alhambra, al museo en Murcia, en Cartagena... verán a una persona mayor con un indicativo que pone 'CEATE VOLUNTARIO CULTURAL'. Están en la puerta y acogen a un grupo. No somos guías oficiales, sino que acompañamos para que los escolares se acerquen, disfruten y entiendan lo que ha sido la cultura de España, de su comunidad.

Estamos satisfechos porque viene mucha gente y, sobre todo, porque la propia persona mayor se siente útil y ve que desarrolla un rol valorado. Invito a quienes lo deseen a entrar en CEATE. Tenemos las puertas abiertas. Y si desean otras opciones, tienen muchas entidades en su comunidad, en su pueblo, donde pueden organizarse y desempeñar un papel. Y eso va a beneficiarles, porque les va a dar bienestar y armonía, y van a mantener vínculos y relaciones, que es la base del bienestar. Y, con eso, luchamos contra la soledad.

- P.: ¿Cree que las instituciones escuchan más a los mayores ahora que hace unos años?

- R.: Hay dificultades, porque existe algo muy serio en la sociedad que llamamos edadismo, que es la marginación que sufre una persona por ser mayor. Ya se está dando ese fenómeno en empresas que los despiden o los jubilan porque lo son, perdiendo el talento sénior. Y luego, también nos apartan de ciertas entidades o servicios. Pero en este momento sí noto que se está generando un nuevo modelo de ser mayor y eso hace que los poderes públicos nos hayan metido en las agendas. Todavía no estamos en todas, pero va entrando. Ya es difícil escuchar que digan "nuestros mayores". "Ancianos", "jubilados", "pensionistas", "abuelos", "viejos"..., teníamos un montón de nombres. Ahora, nos llaman "personas mayores". Y somos personas mayores que además pueden seguir desempeñando roles, pero necesitamos que la administración nos tenga en cuenta.

- P.: ¿Y las empresas? ¿Tienen en cuenta a los sénior?

- R.: Hay algún movimiento interesante, que estamos definiendo y promoviendo, como las empresas amigables con las personas mayores, igual que existen las ciudades amigables. Es verdad, y aquí hay que decirlo, que las hay que miran más la rentabilidad económica que el desarrollo personal. Y, a veces, a trabajadores que llevan 20, 25, 30 años, los despiden con la idea de contratar jóvenes. Y luego entran menos de los previstos, porque por cada mayor que se va no se coge automáticamente a uno, y si se hace, les pagan menos. Es decir, que todavía habría que luchar. No me quiero poner quejoso. Sí decir que las personas mayores podemos ser importantes en la sociedad. Pero que nos tienen que dejar espacios para serlo. 

Es bueno que se difunda este nuevo modelo de ser persona mayor, activa, física y mentalmente relacionada, teniendo vínculos y grupos y desarrollando proyectos personales. Si hacemos esto, las próximas generaciones van a tener modelos mejores que los nuestros.

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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