
Juan Sepúlveda (CCOO) defiende la sostenibilidad de las pensiones: "Vamos a tener ataques continuos"
Domingo 6 de abril de 2025
ACTUALIZADO : Domingo 6 de abril de 2025 a las 9:37 H
13 minutos
Entrevista con el secretario general de la Federación de Pensionistas de Comisiones Obreras

La AIReF alerta de que la sostenibilidad del sistema de pensiones no ha mejorado
Aumentar la financiación en Dependencia y Sanidad; abordar decididamente el problema de la soledad no deseada; fomentar políticas efectivas para garantizar una longevidad saludable y activa; no despreciar el talento sénior en las empresas... Estas son algunas de las tareas pendientes de las administraciones, en opinión de Juan Sepúlveda, secretario general de la Federación Estatal de Pensionistas de CCOO (@pensCCOO), organización miembro del Comité Asesor de 65YMÁS. En una entrevista concedida a este diario –ver vídeo, arriba–, el sindicalista critica además los discursos que enfrentan a las diferentes generaciones y que ponen en duda la sostenibilidad del sistema de pensiones, y llama a hacer más para combatir el edadismo.
- PREGUNTA: ¿Cuál diría que es la situación actual de las pensiones en España?
- RESPUESTA: El tema es fundamental para el Estado de Bienestar. No sólo sirven para que el colectivo viva dignamente, sino que con ese dinero también ayudan a sus familiares en muchos casos. Ahora bien, aunque consideremos que estamos en el primer mundo hay muchas personas, pensionistas y trabajadores, que son pobres y tienen problemas para llegar a final de mes, pagar el alquiler...
Hay que recordar que tuvimos un problema. A partir de la crisis de 2008, el Gobierno del Partido Popular disminuyó los salarios, dificultando las subidas, e incidió en el gasto, agotando el montante destinado a pensiones para el babyboom. Y a pesar de que es verdad que ya en la época de Zapatero se sacó algo de dinero, fue durante el mandato del PP cuando prácticamente se agotó.
Posteriormente, los pensionistas de Comisiones Obreras y UGT, apoyados por una mayoría de personas, hicimos una serie de movilizaciones que culminaron con una gran manifestación en Madrid, en 2017. Y a raíz de eso, seguimos recordando que el camino que llevaban era la pérdida de valor –se subían sólo al 0.25%, independientemente de la inflación–.
- P.: Y se consiguió la revalorización con el IPC. ¿Cree que sin toda esa lucha no se hubiese logrado?
- R.: Creo que es fundamental que haya alguien que incentive y ponga de relieve los problemas, ya que los gobiernos siempre tienen asuntos más urgentes. Cada colectivo debe intentar tratar los suyos, sin olvidar el conjunto. Y se veía que los futuros pensionistas iban a ver muy mermados sus ingresos. Pero ha cambiado, incidiendo más sobre los ingresos que sobre los gastos. Los futuros pensionistas deben saber que van a tener pensiones equivalentes a las que han podido cobrar sus padres y coincidentes con lo que han cotizado durante su vida laboral. También se ha puesto en marcha el complemento de género, que afecta a las mujeres que han dedicado tiempo al cuidado de la familia, compensando sus bajos ingresos. Y las pensiones mínimas aumentan un poco más y se garantiza el poder adquisitivo para no perderlo debido a la subida de los productos básicos.
- P.: ¿Qué le parecen las últimas reformas del sistema de pensiones?
- R.: Es importante la jubilación parcial con la mejora de las condiciones. Antes, si una empresa no estaba de acuerdo, no existía la posibilidad. Se exigía contratar a otra persona para suplir, pero cuando se producía la jubilación, el sustituto podía dejar de trabajar. Ahora, se exige un contrato a tiempo completo y fijo para el sustituto. Y en cuanto al retraso de la jubilación, para quienes quieran seguir trabajando, si es voluntario y con unas condiciones pactadas, es una medida bienvenida. Lo que no se puede es obligar a que se prolongue la vida laboral. Yo no imagino a un obrero de la construcción trabajando hasta los 70 o 75 años. Es para determinados colectivos. Pienso por ejemplo en un autónomo que tiene un negocio, un profesor de universidad...
- P.: Es decir, no alargar la edad para todo el mundo sino sólo para algunos.
- R.: Y que sea voluntario y no una obligación. También hay que dar paso a la gente que viene empujando desde abajo, que necesita trabajo y un proyecto de vida.
- P.: ¿Qué retos quedan por abordar en materia de pensiones?
- R.: Falta graduar el tema de la cotización por los ingresos reales de los trabajadores autónomos. Y eso se va a empezar a poner en marcha para que, cuando llegue la edad de jubilación, tengan pensiones dignas y no dependan del complemento a mínimos.

- P.: ¿Están garantizadas las pensiones en el futuro?
- R.: Sí, lo están. El sistema es de reparto y no tiene por qué entrar en crisis, siempre y cuando se hagan las reformas que se consideren necesarias. Este año, se revisará la evolución y la cantidad de dinero del PIB dedicado a pensiones. Y lo que estaba marcado en los acuerdos, era que, si hiciera falta, se incrementaría la cotización. Y antes el Estado no contribuía en nada, aunque era el garante del sistema y, ahora, se ha conseguido que por los gastos que, erróneamente se llamaban impropios, la administración aporte a la caja unos 20.000 millones de euros, lo que es un balón de oxígeno. Además, tenemos que tener en cuenta que hay expertos, que trabajan para las entidades bancarias y fondos de pensiones y también, que lo que se dedica a las pensiones en España cada mes es una cantidad muy importante dinero y un negocio muy jugoso sobre el que tienen ansias.
- P.: Se ha visto en los últimos meses a determinados influencers referirse al sistema de pensiones como si fuese una estafa piramidal. ¿Qué opinión le merece?
- R.: Vamos a tener ataques continuos. ¿Por qué es una estafa? ¿Porque es un tema de reparto? Vamos a ponernos en el supuesto de una persona, con un salario que tenemos aquí habitualmente, que pueden ser 1.200, 1.300 o 1.500 euros. ¿Cómo puede ahorrar para la pensión? Si consigue, imaginemos, 70.000, 80.000 o 100.000 euros en un fondo, ¿para cuánto tiempo le sirve? No valdría. Tenemos un buen sistema. Se garantiza un porcentaje importante del salario que has tenido anteriormente. No el 100%, pero sí una buena parte que te puede permitir vivir los años que te queden de vida, 10 o 15. Cada vez, afortunadamente, somos más longevos y los miles de euros en un fondo no dan para vivir 10 años, por ejemplo, ni muchísimo menos.
- P.: ¿Qué le diría a quienes alientan el enfrentamiento entre generaciones por este tema?
- R.: Cuando abogas por los planes, por los fondos de pensiones privados, tienes que dar argumentos. Entonces, dicen que es que el mayor se queda con todo, que no hace nada, y que yo tengo que estar aquí trabajando, cotizando por ellos. Pero es que eso es lo que hemos hecho nosotros toda la vida. Cuando yo empecé a los 12-13 años, de aprendiz, comencé a cotizar para aquellas personas que se estaban jubilando. Es verdad que entonces las personas mayores eran menos, pero eso es lo que hacíamos todos.
- P.: Cambiando de tema, ¿cree que las empresas hacen lo suficiente para poner en valor el talento sénior?
- R.: No. No lo hacen. Normalmente, las personas que llevan una cierta trayectoria laboral suelen tener sueldos más altos. Y las empresas piensan que pueden coger a personas más jóvenes, que están preparadas, pero no tienen experiencia, y que, llegado un tiempo, con el debido tutelaje y enseñanza, podrán adquirir casi los mismos conocimientos que los sénior, pero con un sueldo más bajo. De esa manera, ya tengo un ahorro importante en mi negocio. Y luego, podrán asegurar en foros, o donde sea, que ellos están por que se reconozca el valor de de las personas mayores, pero, en la realidad, eso es lo que hacen.
- P.: ¿Cree que se sigue despreciando el talento sénior?
- R.: Sí. Totalmente. Es verdad que una persona mayor no tiene la rápidez que pueda tener un joven, pero, para darle a la cabeza, no se necesita agilidad física, se requieren conocimientos y los sénior los tienen.
- P.: ¿Qué queda por hacer en la lucha contra el edadismo?
- R.: Nada más que educación, educación y educación, porque todos vamos a pasar por esta etapa de la vida. Ahora, nos podemos ver muy jóvenes, pero el tiempo pasa y, si vives lo suficiente, vas a llegar a la misma situación de aquella persona que has denigrado, de la que te has burlado. La agilidad, pasa. La juventud es algo que se borra con el tiempo.

- P.: ¿Y contra la brecha digital? ¿Qué se puede hacer?
- R.: Creo que lo que se necesita es, dentro de lo que se pueda, intentar enseñar a las personas mayores. Hemos crecido y vivido sin esa tecnología, y, cuando somos más mayores, nos cuesta un poquito más adaptarnos. Pero todo es cuestión de entrenamiento. Y claro, lógicamente, habrá personas que nunca podrán tener ese conocimiento, porque digan: "Yo no quiero estar todo el todo el día con un móvil, dándole a la tecla, porque no es mi cultura". Entonces, lo que tienen que hacer las administraciones públicas, las entidades bancarias y los demás organismos es facilitar que podamos acceder a esas herramientas, aunque sea con dificultades y, donde no se pueda, que nos ayuden.
- P.: Varias asociaciones de familiares de dependientes han criticado en varias ocasiones que el nuevo modelo de cuidados no termina de arrancar. ¿Coinciden con este diagnóstico?
- R.: Durante la crisis económica de 2008, el Gobierno español bajó la aportación que tenía en Dependencia. En algunos casos era casi testimonial, aunque existía el compromiso de pagar el 50%. Posteriormente, con el acuerdo al que se llegó con motivo del diálogo social en 2021, se aprobó que el Estado volviera a recuperar esa parcela que había dejado y se decidió que se iba a hacer una aportación extraordinaria en el 2021, 2022 y 2023, de 3.600 millones –el Plan de Choque–. ¿Con qué objetivo? Pues bajar la lista de espera y el periodo de tramitación de las solicitudes, mejorar las condiciones de las trabajadoras –fundamentalmente, son mujeres–, bajar las ratios de personal y el número de personas en cada residencia... Pero es insuficiente, porque no se llega, ni mucho menos, al 1% del Producto Interior Bruto.
- P.: ¿Falta inversión?
- R.: Sí, y formación. Nosotros pensamos que las residencias deben ser para un determinado tipo de gente, cuando ya tienes unas limitaciones importantes. Pero opinamos también que se debe atender en mayor medida en los domicilios y que tiene que haber más centros de día. No se puede dar una ayuda a domicilio de sólo una hora al día. Es imposible. Mientras llega la trabajadora y te da los buenos días, ya se tiene que ir. El Gobierno central tiene que aportar más dinero y las comunidades también. Otra cuestión importante es que no sabemos cuál es el copago. Hay una opacidad total y absoluta. Debemos hacer unos baremos, dependiendo del poder adquisitivo de esa persona. Y creemos que si una persona tiene unos ingresos importantes, se debe pagar más. Además, nos hemos encontrado con algunas comunidades que han hecho caja con la aportación de los 3.600 millones del Gobierno.
- P.: ¿Echan de menos más políticas que fomenten una longevidad saludable y activa de los mayores?
- R.: Creo que los partidos políticos no se toman en serio el tema. Tienen que hacer políticas públicas que fomenten que nos mantengamos activos. Y vamos a lo mismo, faltan fondos.
- P.: ¿Cómo debería abordar la administración el problema de la soledad no deseada?
- R.: En CCOO estamos en el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, del cual forman parte bastantes organizaciones sociales y que pilota ONCE. Allí se hace un diagnóstico y se ven las políticas. La soledad no es un tema de los mayores. En cualquier momento de la vida nos puede pasar. Aunque seamos muy jóvenes, por diversas circunstancias, que no nos entienden, que tenemos un desengaño amoroso..., nos podemos encontrar solos. Pero a los mayores, lógicamente les afecta, porque sus anclajes afectivos van desapareciendo. Y si a eso le añadimos que hay problemas en el mobiliario urbano, es decir, que a lo mejor residen en una vivienda que no tiene ascensor y tienen dificultades para moverse, pues hay que atacarlo de diversas formas. Somos partidarios de que las administraciones públicas tomen en cartas en el asunto, pero también puede haber otras organizaciones que se presten a ayudar. Es un tema que es importante y que se puede convertir en un problema importante de salud pública.
- P.: ¿Cree que el sistema sanitario responde a las demandas y necesidades actuales de los mayores?
- R.: Tenemos un buen sistema, uno de los mejores de mundo, pero claro, si lo vamos dejando sin financiación, termina por ser inservible. No puede ser que tengamos lista de espera en Atención Primaria de dos o tres semanas, tenemos que invertir mucho más, porque si no colapsamos los hospitales. Ahora mismo, lo que invertimos es un 6,7% aproximadamente del PIB: debemos llegar al 7,5% para conseguir una Sanidad como la que teníamos hace no mucho.
- P.: ¿Hay que invertir también de cara a una sociedad que cada vez es más longeva que requiere más de estos servicios?
- R.: Una persona joven normalmente va por un catarro o por una caída, pero no tiene las patologías de los mayores. Es verdad también, y ahí quiero incidir, que a veces algunos acuden al médico por un tema de soledad.
- P.: La consulta puede ser un detector de este problema.
- R.: Sí, si está dotada para ello, porque claro, si tiene que atender a un montón de pacientes en poco tiempo, no puede dedicarse también a observar si lo que le pasa a esa persona es que está sola.
- P.: Para quién no os conozca. ¿Qué hacen en la Federación de Pensionistas de Comisiones Obreras?
- R.: Somos personas que hemos estado afiliadas a Comisiones Obreras, que creemos que la jubilación no te evita tener necesidades y lo mejor es estar unido con personas que tienen tus mismas inquietudes. Tenemos la necesidad de que nuestras pensiones nos permitan vivir dignamente, de que si llegamos a una edad y nos encontramos imposibilitados, nos puedan atender en casa, de que se aborde el tema de la soledad, el tiempo libre... Todas estas cosas se hacen mucho mejor cuando coincides en las necesidades y puedes canalizarlas para poder hacer tus reivindicaciones como cualquier otro segmento de la sociedad. Y creo que es importante estar afiliado porque nos viene mucho mejor que si cada uno está por su lado y nos quejamos y luego no hacemos nada. Aquí hay que quejarse y también actuar, para que de una manera democrática se revierta.