A parte de sus hijas y sus nietos, Paca Tricio ha tenido en su vida tres pasiones: la gerencia de empresas, los temas sociales y el amor de su vida. Nació el año 1946 en Barcelona, “y de churro, porque mi madre estaba allí de viaje y me presenté yo, y con prisa, porque nací en el Hotel Regina, no hubo tiempo para llegar a un hospital”. Es la mayor de nueve hermanos y ha sido empresaria, porque la familia de su padre lo era del sector textil en Miranda de Ebro (Burgos) y siguió sus pasos abriendo una sucursal en Valladolid. Allí trabajó durante años hasta que su hija pequeña le dijo: “Mamá, no te conocen en el cole". "Lo cual era cierto porque yo no tenía tiempo, ni un minuto. Así que fui a la reunión de padres y la fastidié, ya que me enganché al mundo de lo social, perdí dinero a espuertas (porque aquí no he cobrado nunca un duro ni quiero cobrarlo), tuve que dejar la empresa en manos de mi socia y me dediqué, desde hace ya 30 años, en cuerpo y alma a lo social”.
Gerente de empresas
En esos 30 años la, desde septiembre del pasado año, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP), secretaria de la Plataforma de ONG de Acción Social (POAS) y del Comité Asesor de 65Ymás ha pasado también por la Confederación Española de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), la Coordinadora de ONG Intervinientes en Drogodependencias (COID), la Fundación Unión para la Asistencia e Integración de la Tercera Edad (UNIATE), la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) y la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU). “Para mí la gerencia de una empresa mantiene el mismo esquema que se debe seguir en cualquier otra organización y todas por las que he pasado me llamaron para gerenciarlas” explica.
La UDP, fundada en 1977, de la que Paca Tricio fue nombrada gerente en 2002 después de haber sido miembro responsable del desarrollo de la Segunda Asamblea Mundial del Envejecimiento celebrada en Madrid, cuenta con cerca de 1.500.000 socios, “muchos de ellos fuera de España, en Francia, Suiza, Alemania, Uruguay, Chile, Argentina, Costa Rica… todos trabajadores que tuvieron que emigrar hace años para poder encontrar trabajo. Por eso cuando un ministro dijo que porque los jóvenes se vayan no pasa nada, que están de vacaciones y que ya volverán, yo le dije al señor Rajoy que dejase de mandar sus voceros a la calle porque mienten”.
Paca, que fue condecorada con la encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio, explica que, a día de hoy, el objetivo de la UDP es “la calidad de vida de los mayores en todo su contexto: vivienda, educación, pensiones, entretenimiento, salud… somos una organización progresista incardinada en toda la geografía española”. Además, aclara que “no podemos pertenecer orgánicamente a ningún partido político por lo que somos apolíticos y aconfesionales y cada miembro tiene su ideología y vota a quien quiere votar, la pluralidad es total”.
Luchadora social
Como presidenta de la UDP es imposible estar con Paca Tricio y no habar de la reciente ruptura del Pacto de Toledo. "Es una tragedia para todos los pensionistas, que llevamos más de un año manifestándonos y reivindicando que no se pierda poder adquisitivo y que las pensiones sean dignas, blindadas y aseguradas", declara antes de añadir que el descarrile del pacto es "un auténtico dislate dejar en el limbo los derechos y el futuro de un colectivo de millones de personas, porque no solo hablamos de jubilados, sino también de pensionistas no contributivos, viudas, huérfanos...".
Desde su posición, ha constatado que los pensionistas que ahora salen a la calle “somos los mismos que éramos invisibles, esos viejos, esos ancianos, los que no hacíamos más que cobrar pensiones y no aportábamos nada a la sociedad. Una tremenda mentira: Los mayores hemos contribuido durante años y no sólo con nuestras cotizaciones. Conviene recordar cuando Matilde Fernández, ministra de Asuntos Sociales con Felipe González, impulsó el tema de los viajes del Imserso para las personas mayores, que creó una economía de mayores que da de comer a los jóvenes que se contratan a miles en temporada baja para la hostelería y que de otra forma estarían en el paro, al tiempo que se llenan unos hoteles que si no fuera por los mayores estarían vacíos. Pero esta forma de generar riqueza no interesa que sea explicada, porque entonces no podrían acusar a la tercera edad de ser un gasto y una rémora social como algunos hacen".
"Que a nadie -continúa Paca Tricio- se le olvide que el año pasado los mayores representamos casi el 15% del PIB y que en este país los mejores economistas, los que realmente han salvado a España, son las amas de casa que han criado a sus hijos con con pensiones de viudedad indignas, inauditas. Vivimos en un mundo donde la supesta igualdad entre mujeres y hombres no es tal. Las viudas cobran, ahora, el 60% de lo que cobraba el marido en vida y no pueden pagar la luz, la calefacción, porque no les llega y sin embargo siguen manteniendo a sus familias atrapadas en la gran ratonera de la crisis durante años”.
Lo que movió a Paca a escribir un libro, recién publicado con el título de La rebelión de los mayores. Porque la indignación no se jubila (Editorial Península), fue que "quería proteger las pensiones y también hablar a los jóvenes que algún día serán mayores para decirles que todo lo que consigamos ahora es camino que ya estará recorrido para ellos. Pero sobre todo, lo que más me motivó para escribir el libro (que, me salió de las entrañas) fue la carta de la señora Báñez en la que nos decía que con el aumento del 0,25% no perdíamos ni un céntimo de poder adquisitivo cuando Cáritas y Cruz Roja se han hartado de explicar que hay miles y miles de personas mayores en el umbral de la pobreza”. Un libro que Paca, además de a sus nietos, “porque nuestros nietos son el futuro”, ha dedicado “a los manifestantes de Bilbao que son unos héroes”.
¿Cuando se hace uno mayor?
Es difícil, hablando con ésta mujer, luchadora incansable, dejar de preguntarse ¿cuándo se hace uno mayor?. Ella lo tiene muy claro, “cuando la cabeza te dice que eres mayor. Puedes decir que eres mayor, pero nunca que eres viejo, que no sirves. Los mayores tenemos que mirarnos al espejo todas las mañanas, ver si podemos solucionar algunas de las cositas físicas que tenemos y a continuación ponernos lo que nos apetezca y salir a la calle y querernos, porque si no te quieres tú no te van a querer los demás. Tienes que salir a la calle pisando fuerte y diciendo aquí estoy y soy igual que tú, lo único que nos diferencia es la edad y que por tanto tengo más achaques”.
Y cuando Paca sale a la calle no deja de preguntarse para qué sirve una Constitución que no se cumple, que no hace realidad el artículo 50 donde se asegura que ‘Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad’. “Yo se lo dije al señor Rajoy, si usted no cumple la Constitución, no pretenderá que la cumplamos los demás. Si no se puede cumplir el artículo 50, tenga usted narices y derógelo. Es una burla".
"Pero el señor Rajoy se sintió ofendido y mandó a sus voceros para insultarnos, al señor Linde, gobernador del Banco de España, para que diga que como casi todos tenemos una casa somos casi millonarios. Si el sñor Linde hubiera pagado esas casas, entendería que nos lo echase en cara, pero las han pagado los mayores con hipotecas larguísimas y muchos se han quedado en el camino como también les ha sucedido a los mayores que hipotecaron la casa para ser fiadores de la hipoteca de sus hijos y terminaron por perderla”, recuerda.
El problema de las pensiones
Hablando de dinero Paca está convencida de que “hay dinero de sobra para las pensiones si se sabe calcular lo que cuesta cada cosa y su rentabilidad. Pero aquí el debe y el haber no existen, sólo existe que hay personas mayores que consumen dinero. A esto se suma un gran error, olvidar que todo derecho universal como las pensiones dignas, viviendas dignas, educación, sanidad... es un derecho y no una ayuda que es residual porque se está dilapidando mi dinero sin pedirme permiso. Usted no puede dar lo mismo a la viuda que tiene 400 euros que al que tiene 400.000 en el banco, en su casa o en Suiza. No hay que hacer las cosas iguales sino equitativas, progresivas, al que menos más y al que más menos, eso se llama economía y lo demás es tirar el dinero y hacer que las diferencias entre pobres y ricos sigan siendo las mismas o mayores”.
Otra de las muchas luchas de Paca es la de sumar a discapacitados y clases pasivas al sistema. “Nosotros somos cerca de 2 millones, los discapacitados alrededor de 1,2 y estoy muy sensibilizada con éste tema por muchas cosas, entre otras porque tengo una hija discapacitada, y las clases pasivas casi 700.000 personas. Sus señorías en el Congreso no tienen más que sumar para saber dónde deben repartir el dinero, porque claro, a mí no me ha preguntado nadie si estaba de acuerdo con condonar la deuda a las Cajas de Ahorros, o si quería rescatar esas carreteras por las que se sabía que no iba a pasar un coche, o si quería aeropuertos que nunca iban a ver un avión… y ¿quién paga todo eso? Nosotros, los que alimentamos las arcas del estado y la caja de las pensiones, esa caja que tenía 66.000 millones y ahora casi no puede llegar a fin de mes. Todo ese dinero debería repartirse en condiciones. Vivimos en un país del que se dice que crece entre un 2% y un 3%, ¿cuándo lo va a notar el ciudadano de a pie? Algo se está haciendo mal”.
"El amor de mi vida"
Para Paca “los mayores tenemos que vivir en nuestra casa, soportar la edad, prepararte para la jubilación, para la soledad, pero seguir en activo. Hay muchas maneras, no hace falta seguir desarrollando tu profesión, si quieres jubilarte y lo hace, no tienes que estar parado, porque eso sí que envejece. En la vida hay que tener acción, ilusión, curiosidad. Nada me molesta más que me digan que algo no es de mi tiempo, ¿y en qué tiempo vivo yo?, pues en éste siglo y en consecuencia me importa todo. Si uno quiere aprender, aprende hasta que se muere. Mientras haya vida hay que vivirla haciendo cosas que te apetezcan. ¿Por qué vas a renunciar a lo que has tenido?, ¿por qué vas a renunciar al sexo, por ejemplo? ¿65 años y se acabó, qué pasa, que hay un interruptor para desconectar?”.
“Yo estoy dispuesta a enamorarme de nuevo. Me enamoré, me divorcié y me enamoré otra vez”. Cuenta Paca antes de explicar que “tenía una hija muriéndose en el hospital un día sí y otro también. Fue en 1992, ella tenía 17 años y sufrió un derrame cerebral. Yo iba todos los días al hospital para estar con ella, me arreglaba, me pintaba, me ponía tacones, porque a ella le gustaba verme así y nunca me hubiese permitido ir abatida o en bata. Un día llego al hospital y hay un señor con bata blanca en la puerta de la habitación y me pregunta qué tal va mi hija llamándola por su nombre. Le pregunté por qué lo sabía y me contestó que era médico y me dijo que mi hija iba a salir adelante. Que lo sabía porque acababa de enterrar a sus cuatro hijas y a su mujer que sufrieron un accidente de coche en Aguilar de Campoo en la época en la que él, médico cirujano, trabajaba como catedrático en Sevilla. Cuando llegó al lugar del suceso sólo encontró cenizas, estaban totalmente calcinadas".
Paca continúa su relato contando como se encontraron en un momento en el que ambos se sentían "como si un chupóptero nos absorbiese y a partir de ahí, 20 años viviendo juntos. Fue el amor de mi vida. Se preocupaba de los demás más que de sí mismo. Era capaz de salir de casa con un abrigo de marca y volver sin él porque se lo había dado a un indigente, se marchaba con dinero y volvía sin él por dar moneditas a quien lo necesitaba… Además era el médico del barrio aunque estaba jubilado, se sentaba en un banco, frente al portal, y cuando los mayores del barrio salían del ambulatorio, donde les podían dedicar poco tiempo, y a veces no entendían lo que les pasaba, le preguntaban y él llevaba un gran bloc de anillas y se lo pintaba, dibujaba su cuerpo y les explicaba".
"Justo antes de morir de un infarto entre mis brazos me dijo: 'no te preocupes Nena, porque ésta gripe la voy a pasar'. Cuando la gente se enteró, aunque él no quería que se supiese, vinieron a enseñarme agradecidos esos cuadernos que él no me dejaba ver y fue cuando me enteré de lo que hacía. Era una de esas pocas personas especiales que existen", concluye Paca Tricio.