El presidente de la Federación de Jubilados de Euskadi integrada en la Federación de Asociaciones de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya Euskofederpen - UDP (Unión Democrática de Pensionistas España), Txema Odriozola, nació en San Sebastián en 1939 y ha tenido una vida laboral muy intensa. Primero se formó como Ingeniero Técnico Agrícola y trabajó en un campo tan social como el Servicio de Extensión Agraria. Su primer destino fueron las islas Canarias, donde trabajó durante siete años, y de las que regresó casado y con tres hijos a San Sebastián, lugar en el que tuvo un cuarto. Pesar de disfrutar de su profesión, siempre tuvo clavada la espinita de estudiar derecho, una espina que finalmente se sacó convirtiéndose en abogado. Entonces, se incorporó al primer Gobierno vasco desde la preautonomía del año 1979 como director de Formación y Desarrollo Agrario primero y posteriormente como director de la Función Pública. Más tarde pasó a ser director de Recursos Humanos en el Hospital Provincial de Guipúzcoa y después dirigió el centro de investigación agraria y pesquera Azti Tecnalia durante siete años. Finalmente regresó al Hospital Provincial de Guipúzcoa donde se jubiló en 2005 y “prácticamente al día siguiente me nombraron secretario de la Federación de Jubilados de Euskadi y ya en 2007 presidente”, explica el propio Odriozola.
PREGUNTA: ¿Cuántos asociados tiene la Federación de Jubilados de Euskadi?
RESPUESTA: Es la organización de mayores más grande de Euskadi. Tiene 118.000 asociados y 245 centros sociales de jubilados.
P.: ¿Cómo se articula el movimiento de las personas mayores en el País Vasco?
R.: Tenemos un Consejo de Mayores en Guipúzcoa, formado por 27 comarcas que ya llevaba años funcionando en Vizcaya, y ahora estamos intentando llevar este modelo también a Álava, para terminar de estructurar la representación de mayores en el País Vasco.
P.: ¿Cuáles son las funciones de la Federación de Jubilados de Euskadi?
R.: Nuestra función es la representación de los mayores en todas las instancias, tanto en el Gobierno vasco como en la Mesa del Tercer Sector, a la que nos hemos incorporado y que integra al 80% de las instituciones sociales del País Vasco. También formamos parte de la Mesa de Diálogo Civil, implantada en los tres territorios y constituida a partir de la Ley de Servicios Sociales, que es un método de cogobernanza donde analizamos junto al Gobierno vasco los problemas y reivindicaciones de los mayores. Este es un logro muy importante del que han salido nuevas leyes. Nuestro lema es nada para nosotros sin nosotros, queremos participar en todo.
P.: Entiendo que las relaciones con el Gobierno vasco son tan buenas como fluidas…
R.: Sí, las relaciones son muy buenas. Yo he pasado muchos años trabajando dentro del Gobierno y puedo asegurar que las relaciones hoy en día son excelentes y se nos integra dentro de los presupuestos. Estamos muy bien representados y tenemos todas las facultades que nos da la Ley de Servicios Sociales en el diálogo con los distintos grupos parlamentarios y con las Juntas Generales.
P.: Los mayores vascos son pioneros en manifestarse en la calle para defender sus derechos…
R.: Así es, llevamos más de un año haciéndolo. El problema es que últimamente con nuestras reivindicaciones se están mezclando también las de partidos políticos y sindicatos que se han metido a enredar un poco en este tema. Somos un escaparate fantástico y todo el mundo quiere apuntarse a salir en él.
P.: ¿Cuál es la pensión media en el País Vasco?
R.: La pensión media está entre los 800 y 900 euros. Una de las reivindicaciones que estamos haciendo es que la mínima se sitúe en los 1.200, pero el problema es que las pensiones no son competencia del Gobierno vasco, que lo que hace es complementar los ingresos más bajos. No ha pedido la ruptura de la Caja Única, como dicen algunos, sino que nos dejen gestionar en Euskadi nuestras pensiones.
P.: ¿Qué es la Renta de Garantía de Ingresos?
R.: Se trata de ayudar desde el Gobierno vasco a aquellas personas mayores que tienen problemas de inclusión, de bajos ingresos o de rentas y pensiones muy bajas. Actualmente se está dando cobertura mediante este sistema a 15.000 personas en Euskadi, gracias a un fondo que supone el 42% de las ayudas que se otorgan en todo el estado.
P.: ¿Están contentos los vascos con sus residencias de mayores?
R.: El tema de las residencias en líneas generales está bien y hay gente que opta por ingresar en ellas, pero la mayoría, según las encuestas, prefiere la atención a domicilio. De hecho se están abriendo líneas de atención domiciliaria como las de Pasajes o Rentería y funcionan muy bien. Las personas mayores prefieren no ir a las residencias, lo que pasa es que llega un momento en la vida en que no se tiene más remedio, ya que hay personas que por problemas de salud importantes o alto grado de dependencia no pueden seguir viviendo en su hogar.
P.: Tradicionalmente el voluntariado de mayores vasco ha sido uno de los más activos, ¿sigue siendo así?
R.: Es cierto y sigue siendo así. Las personas que están en centros de pensionistas y jubilados son muchos de ellos voluntarios. Hay voluntariado que se ocupa de personas aquejadas de alzhéimer, de cáncer, de soledad... Además tenemos una asociación como Nagusilan que fomenta el envejecimiento activo solidario y llevan a cabo una labor fantástica sobre todo en el acompañamiento de personas mayores. El asociacionismo está en el ADN del País Vasco y es fundamental para el envejecimiento activo, que es un tema que nos preocupa y ocupa mucho.
P.: ¿Y en ese campo del asociacionismo son más activos los hombres o las mujeres?
R.: Las mujeres son muy activas, pero en nuestros centros nos hemos encontrado con que generalmente no quieren ocupar cargos directivos, prefieren la segunda fila, aunque esto, afortunadamente, ya va cambiando. Es muy importante participar en todo, entre otras cosas porque así el mayor se mantiene activo y evita la soledad.
P.: ¿Es profundo el problema de la soledad no deseada en el País Vasco?
R.: Como en cualquier otra parte, pero aquí tenemos la suerte de contar con un movimiento de acompañamiento que nació en Madrid fundado por una de las personas que más sabe de envejecimiento, Mayte Sancho, actualmente Directora Planificación de Matia Fundazioa, y aquí tiene su reflejo en Adinkide, que es una ONG vasca de voluntariado que trabaja para paliar la soledad, el aislamiento y las carencias afectivas de las personas mayores que están o se sienten solas, a través de diferentes programas de acompañamiento afectivo.