Las residencias de mayores, tras un año de pandemia en el que han fallecido cerca de 30.000 usuarios por Covid, no logran cubrir todas las plazas libres que quedaron vacías por culpa de la crisis sanitaria.
Y es que, aunque más del 95% de los usuarios están ya vacunados con al menos una dosis y se permiten los ingresos, los nuevos residentes llegan con cuentagotas.
En concreto, según denuncian desde la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales (@Ascdiresociales), casi 100.000 personas que tienen ya reconocido un grado de dependencia II o III -podrían optar a plaza residencial- siguen sin poder ingresar en un centro.
“El procedimiento de la dependencia es tan burocrático que hace que las personas vulnerables no puedan utilizar los recursos, ni teniéndolos disponibles. Tenemos miles de plazas disponibles cerradas y en muchos casos pagadas. Por ejemplo, en Cataluña hay 72.386 personas en lista de espera y muchos pagan la reserva de la plaza, pero no la ocupan. Lo puedo entender en época de la pandemia, pero ahora, no. Se debe llamar a las personas que están esperando y preguntarles si quieren ir. Y, si no, hay que buscar algo alternativo, Ayuda a Domicilio, Centro de Día...”, propone el presidente de la asociación, José Manuel Ramírez.
Además, añade, la propia lista de espera de la Dependencia no termina de agilizarse. Aunque es cierto que se ha reducido en 2020 respecto a 2019, más del 70% de esta bajada se debe a decesos y no a que hayan logrado acceder a una prestación. Por lo tanto, habrían fallecido sin recibir una ayuda reconocida como "derecho subjetivo".
Atasco en las residencias
Con todo, el que ingresen pocos mayores en las residencias no parece deberse sólo a una gestión ineficiente por parte de la administración.
Y es que, según cuentan a este diario familiares y empresarios del sector, se está viendo que muchos futuros usuarios tienen miedo de entrar en los centros por culpa de la pandemia, es decir, por el temor al virus y, también, al aislamiento causado por las restricciones.
Y, si bien el primero de los problemas -el burocrático- se podría resolver con una mayor aportación presupuestaria y fomentando la eficiencia de los Servicios Sociales, el segundo, es más complejo de solucionar.
Fuente: Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales.
Crisis reputacional de las residencias
“La gente se ha quedado con miedo. Hoy por hoy están intentando buscar la solución al cuidado del mayor más en domicilio que en las propias residencias y están poniendo toda clase de obstáculos e impedimentos para que el ingreso se produzca antes del verano. Luego, en paralelo, las CCAA están llamando a las personas que tienen la Prestación Vinculada al Servicio para ofrecerles plazas que el resto no cogen”, comenta el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (@FEDdependencia), Ignacio Fernández-Cid.
Aun así, Fernández-Cid reconoce que la situación está cambiando "poco a poco", si bien son muchos los usuarios que siguen recurriendo a "la ayuda domiciliaria no profesional” y declinan las plazas. "Contratan a una persona sin contrato en unas situaciones lamentables y principalmente mujeres, migrantes y sin papeles”, asegura.
Por ello, para evitar que este fenómeno ocurra, el presidente de la FED propone que se "haga una campaña institucional para volver a dar crédito a las residencias”. Una credibilidad, que se ha perdido, a su parecer, por las "barbaridades que se han dicho" sobre estos centros durante la pandemia.
Restricciones disuasorias
Por otra parte, también hay que tener en cuenta que las cuarentenas que se imponen a los recién llegados pueden ser disuasorias, señala la presidenta de la patronal Ceaps (@cea_ps), Cinta Pascual.
"Deberían estar vacunados. Entrar a una residencia y estar 10 o 14 días aislado no es lo mejor. Cuesta mucho hacer ingresos si le dices a la gente que tienen que aislarse. Por ello, nos gustaría que se inmunizase a todos los que estén en la lista de espera, que son vulnerables, porque eso no está pasando", propone.
Fuente: Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales.
Cambio de modelo
No obstante, para varias plataformas de familiares con las que ha conversado este diario, la solución no parece tan sencilla. "Algunos no quieren decir que no los llevan, y ponen excusas. En mi caso, tengo tres amigas que no quieren ingresarlos porque piensan que están encarcelados, así que, de momento, se están apañando entre hermanos. Pero no es muy viable”, cuenta la miembro de la Marea de Residencias (@MareaResidencia), Carmen Martín, que denuncia que esta falta de confianza en las residencias ya venía de antes, por la falta de recursos y de personal que mayoritariamente caracteriza al sector.
“No se ha mejorado nada. Y no podemos visibilizar lo que pasa dentro, porque no entramos. Se debería poder ir a la hora que quieras, para ver si no tienen escaras o las uñas largas, etc. O cambias el modelo de verdad o las residencias no van recuperar su credibilidad. Tienen que ser una ayuda, no un aparcamiento”, opina asimismo.
Finalmente, por su parte, el presidente de la Plataforma de familiares, Pladigmare (@pladigmare), Miguel Vázquez, puntualiza que, aunque ingresasen nuevos residentes -que lo irán haciendo por necesidad- y se cubriesen todas las plazas vacías, seguirían faltando camas para dependientes.
“El problema es que no hay suficientes para todos los que las necesitan. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, no existe la oferta de plazas públicas que recomienda la OMS. No puede ser que volvamos a la misma situación anterior, como si aquí no hubiese pasado nada. Las cosas están como antes o peor, porque ahora hay menos control ya que los familiares seguimos sin poder entrar a controlar. No estamos dispuestos a que todo vuelva a ser como antes”, concluye.