Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLa enfermedad de Lyme, causada por la bacteria Borrelia burgdorferi, es una patología emergente que cada vez causa más casos en Europa –unos 200.000 anuales– y Estados Unidos –unos 400.000–.
En concreto, según el Instituto de Salud Carlos III, las infecciones en España se han multiplicado en los últimos años, triplicándose el número de cuadros graves que requirieron de asistencia médica en la últimas décadas.
La razón de este aumento tiene que ver con los portadores del microorganismo que causa la enfermedad de Lyme: las garrapatas duras, sobre todo, del género Ixodes.
Y es que, según un artículo publicado en el portal científico The Conversation, su número podría estar aumentando en Europa por culpa del cambio climático y esto supondría un riesgo también por la prevalencia de la enfermedad en los animales huéspedes –roedores y luego jabalíes o ciervos– y la falta de depredadores que pueden reducir el tamaño de estas poblaciones.
Con todo, esta enfermedad no tiene por qué ser grave, aunque las autoridades la consideren de declaración obligatoria y esté bajo vigilancia. Eso sí, es importante detectarla precozmente.
Los síntomas que presenta suelen ser fiebre, fatiga, dolor en las articulaciones, afectación neurológica y, el más caracterítistico de todos, la erupción cutánea en forma de ojo.
No obstante, en un pequeño número de supuestos los cuadros pueden empeorar o ser persistentes. Respecto a estos supuestos, se han descrito casos de bloqueo cardiaco y de latidos irregulares que muy rara vez derivan en fallecimiento –en más de 30 años se han reportado 11 decesos–.
Existen una serie de precauciones para evitar la picadura de la garrapata y no acabar necesitando tratamiento, puesto que la mordedura de este insecto puede ser sinónimo de infección por esta u otra enfermedad.
Concretamente, es recomendable llevar, en zonas rurales o en parques y jardines, pantalones largos y camisas largas y, en caso de que se encuentre en una zona de riesgo, aplicar repelentes.
Además es aconsejable revisarse la piel con periodicidad para verificar que ninguna le ha picado ya que, cuanto antes se elimine, menor es el riesgo. Para ello: