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Los problemas de cadera aumentarán en los próximos años. Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Hong Kong ha revelado que la fractura osteoporótica de cadera, que ya es un problema peligroso y debilitante para los hombres y mujeres de edad avanzada de todo el mundo, está a punto de convertirse en un problema de salud pública mundial mucho más grave a medida que la población envejece y es más frágil, al estimar que se duplicarán en todo el planeta en 2050.
Según la investigación, el riesgo, y, por tanto, la necesidad de mejorar el estudio, la prevención y el tratamiento de la osteoporosis y las fracturas, es especialmente grande entre los hombres y los mayores de 85 años.
El estudio, presentado por Ching-lung Cheung, profesor asociado del Departamento de Farmacología y Farmacia de la Universidad de Hong Kong, en la reunión anual de la Sociedad Americana de Investigación Ósea y Mineral en Austin (Estados Unidos), analizó los datos de 19 países de pacientes de 50 años o más que se habían fracturado la cadera entre 2005 y 2018.
Descubrió que se esperaba que el número total de fracturas de cadera aumentara con el tiempo en 18 de los 19 países. Los recuentos de fracturas de cadera se proyectaron para 2030 y 2050 utilizando el tamaño previsto de la población proporcionado por el Banco Mundial.
Para 2050, los recuentos de fracturas de cadera en todo el mundo se habrán duplicado probablemente en comparación con 2018, con un aumento proporcional mayor en los hombres que en las mujeres.
El estudio señala algunas posibles razones de la discrepancia entre sexos. Aunque la incidencia de las fracturas de cadera disminuyó en la mayoría de los países durante el periodo de estudio, la magnitud del descenso fue menor para los hombres. La esperanza de vida de los hombres, por su parte, ha aumentado, como resultado de una mejor atención médica, higiene, dieta y otros factores.
Las Naciones Unidas prevén que la esperanza de vida de los hombres en todo el mundo supere los 75 años en 2050, la edad a partir de la cual este estudio mostró un alto riesgo de fractura de cadera. Por tanto, los investigadores prevén que la proporción de hombres con alto riesgo de fractura de cadera aumentará.
Al mismo tiempo, la osteoporosis en los hombres ha estado infradiagnosticada e infratratada durante años, informa el doctor Cheung. "Nuestro estudio también demostró que el uso de medicamentos contra la osteoporosis tras una fractura de cadera es menor en los hombres que en las mujeres, entre un 30% y un 67% -añade-. Por lo tanto, debería prestarse más atención a la prevención y el tratamiento de las fracturas de cadera en los hombres".
Los informes anteriores sobre la incidencia de las fracturas de cadera se basan en datos obsoletos con heterogeneidad en los métodos y los períodos de estudio. Este estudio examinó las tendencias seculares más disponibles actualmente sobre la incidencia de la fractura de cadera, la mortalidad y el uso del tratamiento farmacológico posterior a la fractura en 19 países.
Se aplicó un protocolo y un modelo de datos comunes en todos los sitios para proporcionar datos comparables y se calculó la incidencia anual estandarizada por edad y sexo de la fractura de cadera, la mortalidad y las tasas de tratamiento farmacológico en 12 meses.
Mediante análisis descriptivos de los datos sanitarios de los pacientes, los investigadores descubrieron una gran variabilidad entre los 19 países estudiados. La incidencia global de fractura de cadera estandarizada por edad y sexo se estimó en 180 por cada 100.000 individuos (mujeres 236 y hombres 118).
Pero el cambio medio en la incidencia de las fracturas de cadera varió entre el -2,8% y el +2,1% anual. Los descensos más pronunciados de las fracturas se observaron en Dinamarca (-2,8%), Singapur (-2,8%) y Hong Kong (-2,4%). Los mayores aumentos se produjeron en los Países Bajos (+2,1%) y Corea del Sur (+1,2%).
La mortalidad por todas las causas a un año osciló entre el 14,4% y el 28,3%, mientras que las tendencias de mortalidad variaron entre el -5,3% y el +18,4% al año, con los mayores descensos en Australia (-5,3%), Países Bajos (-4,6%) y Singapur (-4,3%). El uso de medicamentos contra la osteoporosis en los 12 meses siguientes a la fractura de cadera osciló entre el 11,5% y el 50,3%, con tendencias que variaron entre el -9,6% y el +12,7% anual y que disminuyeron en 6 de los 15 centros.
Las razones de la variabilidad observada entre países requerirían una investigación más profunda, apunta el coautor Chor-Wing Sing, profesor asistente de investigación.
"Una posible razón por la que algunos países han experimentado un descenso relativamente importante de las fracturas de cadera es la mejora del tratamiento de la osteoporosis y de los cuidados posteriores a la fractura -señala-. Es probable que unos mejores programas de prevención de caídas y unas directrices más claras para la atención clínica hayan marcado la diferencia".
Por su parte, la doctora Sing también señala que la mayor concienciación de la población sobre la salud ósea, que se traduce en un aumento de la densidad mineral ósea (DMO), también puede haber contribuido.
En este sentido, cita un estudio realizado en Hong Kong, donde se produjo uno de los mayores descensos de las fracturas de cadera, que demostró que las mujeres de 50 años o más se habían vuelto más activas físicamente y habían empezado a hacer más ejercicios con peso, lo que dio lugar a un aumento significativo de la DMO a largo plazo.
El mensaje clave del nuevo estudio, según los autores, es que el descenso de las fracturas de cadera en muchos países en los últimos años no es suficiente para compensar el efecto del creciente envejecimiento de la población.
La carga de las fracturas de cadera va a crecer, pero el tratamiento posterior a la fractura sigue siendo inadecuado en muchos países. Mientras tanto, la incidencia de la fractura de cadera en personas mayores de 85 años (los "mayores") sigue siendo más del doble que en otros grupos de edad, mientras que el tratamiento postfractura en esta población es generalmente conservador.
Los investigadores advierten de que será necesario un mayor esfuerzo de colaboración entre los profesionales sanitarios, los pacientes y los cuidadores para prevenir las fracturas de cadera y mejorar la brecha de tratamiento y la atención posterior a la fractura, especialmente en los hombres y los ancianos. "Esta necesidad es urgente y creciente en todo el mundo", concluyen.