Irene Alcaraz
Su nombre hace referencia a su capacidad de construir nidos de barro similares a las vasijas
La avispa alfarera es una especie invasora procedente de la zona del Indostán que se diferencia de la avispa común por ser de mayor tamaño, vivir en solitario y, especialmente, por su forma de elaborar nidos. Hoy explicamos dónde se pueden encontrar, qué hacer si vemos una y como se produce y se cura su picadura.
Escultoras de nidos
El nombre de “alfarera” le viene dado por su particular capacidad de construir nidos de barro, pequeñas ánforas de lodo y saliva pegajosa en las que, una vez terminadas, depositarán los huevos. Se trata de un trabajo exclusivo de las hembras que ha derivado en una diferencia biológica: mientras que las hembras viven dos o tres meses (tiempo suficiente para asegurar la supervivencia de la especie), los machos apenas alcanzan las tres o cuatro semanas de vida.
Más curioso que su capacidad de esculpir nidos de barro es su forma de aprovisionarlos para cuando nazcan las crías. Una vez ha construido el nido y colocado los huevos, la avispa alfarera caza arañas, gusanos y orugas a los que paraliza con el veneno de su picadura. Mientras siguen aturdidos, la avispa los introduce por el cuello del nido antes de sellarlo. De esta forma, cuando la cría rompa el huevo, podrá alimentarse con los obsequios de su madre e ir cobrando la suficiente fuerza para terminar rompiendo el nido de barro.
Dónde se pueden encontrar
Para que el nido no se reseque, por lo general las avispas alfareras escogen zonas frescas y sombreadas, como los aleros del tejado, por lo que se pueden instalar en el exterior de los hogares.
Aunque pueda ser intimidante por su tamaño, la buena noticia es que las avispas alfareras son solitarias y tranquilas, así que no suelen atacar en grupo ni ser agresivas, salvo que perciban una fuerte amenaza para ellas o para el nido, en cuyo caso pueden terminar administrando un buen picotazo.
¿Cómo es su picadura en humanos?
El veneno de las avispas alfareras no es tan dañino como el de otras especies de avispa, que incluso pueden llegar a ser mortal. Como el objetivo de estas avispas es paralizar a las víctimas, en humanos la dosis es tan despreciable que no produce ningún efecto adverso más allá de los que produce una avispa común.
El problema más grave se daría en caso de tener alergia a las avispas, ya que se puede producir una hinchazón anormal en la zona e incluso problemas respiratorios que deriven en un shock anafiláctico.
Pero en el resto de casos, el tratamiento será el mismo que el de otras picaduras comunes. Lo primero será aplicar frío en la zona para reducir la hinchazón. Seguidamente, se recomienda limpiar la zona con agua y jabón, con cuidado de no apretar la picadura y extender el veneno. Estos dos pasos deberán intercalarse frecuentemente hasta que la picadura vaya deshinchándose por sí sola. Si esto no sucede o si se nota un dolor más intenso de lo habitual, se recomienda acudir a un médico.
