La Fundación Matia, acompañando a los mayores desde 1889
La ayuda a domicilio, que ofrecen las empresas contratadas por las comunidades, ayuntamientos y diputaciones para las personas dependientes, ha ido evolucionando con el paso de los años para adaptarse cada vez más a las personas. Y es que este servicio, que se implantó en torno a los años 80 para ayudar con la limpieza en las casas que estaban en peores condiciones, ha ido complejizándose. Así, el cambio más importante se hizo a raíz de la aprobación de la Ley de Dependencia, cuando fue patente que los usuarios necesitaban cuidados y una asistencia social y sanitaria, además de ayuda para las tareas domésticas. Por ello, se comenzó a aplicar la llamada "atención integrada", que incluía todos estos elementos.
Aún así, por mucho que se sumen servicios, la ayuda a los dependientes sigue teniendo carencias, puesto que el personal del Servicio de Ayuda a Domicilio sólo acude dos o tres horas al día a cada domicilio y hay personas que necesitan mucho más tiempo de cuidado y que no quieren o no pueden entrar en una residencia. Por ello, se pone en marcha "En casa, bien" (Etxean bizi), un proyecto piloto de la Diputación de Guipúzcoa dentro de la iniciativa foral Etorkizuna Eraikiz, que tiene por objetivo proporcionar, gracias al apoyo de los familiares, de los trabajadores sociales y del personal cuidador, un servicio de atención más completo y centrado en las necesidades de los dependientes. Fundación Matia (@MatiaFundazioa), un organismo guipuzcoano sin ánimo de lucro centrado en el ámbito sociosanitario, ha sido la entidad responsable de brindar apoyo técnico a esta iniciativa a través de un diseño de investigación-acción que se está desarrollando en los ayuntamientos de Elgoibar, Errenteria y Pasaia.
De esta manera, lo central de este modelo es que pone a disposición del usuario a una "gestora de caso" o trabajadora social, que coordina toda la atención teniendo en cuenta tanto las necesidades del usuario como de las familias. "Cuando generas una sociedad amable con los cuidados y con las personas que los realizan, consigues muchas cosas", sostiene la directora de Planificación de la Fundación Matia, Mayte Sancho, una de las encargadas de que esta iniciativa se lleve a cabo.
Cabe destacar también que este modelo es posible gracias a la implicación de las familias. "En España su apoyo sigue siendo enorme, sobre todo de las mujeres. Pero no pueden estar las 24 h.", apunta. Por esta razón, son importantes figuras como "la gestora de caso" o el "asistente personal" (que existe en Guipúzcoa para los dependientes), para aligerar las cargas de los cuidadores no profesionales.
Pero, que existan, requiere de una inversión mayor por parte de las administraciones. "Seguimos metiendo dinero en un modelo residencial que no responde a los deseos de las personas", critica. Por ello, Sancho propone que, tal y como manifiestan la mayoría de mayores, se fomente, desde las instituciones, que se pueda envejecer en casa, adaptando los recursos para ello. "Debemos crear un alojamiento diferente, pero que se parezca a un domicilio más que a una institución hospitalaria", explica.
El caso de Mariángeles y Javier Jáuregui
Mariángeles Jáuregui (71 años) cuida desde 2009 a su hermano Javier (69 años), que padece "una hemiplejía de medio lado del cuerpo desde su nacimiento". El hombre vive en casa de su hermana y necesita de atención continuada debido a sus problemas de movilidad. "Hasta hace poco, funcionábamos por nuestra cuenta, pero empezó a caerse a menudo. Fue entonces cuando conocimos el proyecto de Matia", relata Mariángeles.
De esta forma, tras varias reuniones con la trabajadora social, en las que analizaron su caso personal, desde la fundación les presentaron distintas opciones. "Proponen cosas como sacarlo a pasear, llevarle a la playa...", asegura, con la finalidad de que tengan más tiempo para ellos. Cosa que, afirma, les "ha venido genial", sobre todo, para tener "un respiro". Y es que, hasta entonces, la mujer no se había podido ir con su marido de vacaciones sin que su hija tuviese que quedarse con Javier y, desde que le ayudan, han podido salir durante 15 días o fines de semana.
Además, la familia ha contratado a una auxiliar "que viene todas las tardes", con el dinero que les da la Diputación de Guipúzcoa por su dependencia. "El dinero que nos dan (unos 460 euros) no nos cubre todo, pero al menos así estoy más tranquila", sostiene.
Sin embargo, Mariángeles entiende que haría falta un mayor apoyo a las familias. "Si quieren que los mayores se queden en casa, me gustaría que la Diputación y los servicios sociales cubriesen más a las familias", pide. Y es que la mujer considera que son el apoyo principal donde recae el grueso de los cuidados y deberían tenerles más en cuenta.