Plataforma Estatal de Ayuda a Domicilio: "Somos un colectivo precarizado e invisible"
Las posturas forzadas, los movimientos repetitivos que causan sobreesfuerzo, los contagios de enfermedades, el estrés o la ansiedad son algunos de los problemas, lesiones o patologías a las que tienen que hacer frente diariamente las auxiliares que trabajan con dependientes. Y es que trabajar en la Ayuda a Domicilio entraña una serie de riesgos laborales, no reconocidos legalmente como propios de la profesión, que afectan a cada vez más trabajadoras del sector (la gran mayoría son mujeres).
Así lo acreditan las propias profesionales a través de la Plataforma Estatal de Ayuda a Domicilio (SAD). Y no sólo ellas denuncian esta situación, también lo hacen los sindicatos. Prueba de ello es el informe Comisiones Obreras (@CCOO) sobre las Condiciones de Trabajo y su Impacto en la Salud, que concluye que la labor de las cuidadoras entraña riesgos tanto físicos como psicológicos, y un estudio de la Unión General de Trabajadores (@UGT_Comunica) que afirma que el 80% de las auxiliares se medica por exceso de trabajo.
Para conocer más de cerca esta realidad, 65Ymás ha conversado con tres trabajadoras de la Ayuda a Domicilio, miembros del SAD, que han sufrido accidentes laborales o padecen enfermedades propias de la profesión, pero que no han tenido fácil cogerse la baja, llegando algunas incluso a los tribunales. Según la plataforma en defensa de los derechos de las cuidadoras, estos casos son representativos de un problema que afecta a muchas profesionales de un gremio del que forman parte 177.860 empleados en toda España.
Alejandra Tejón: "Cuando vas a la mutua siempre te intentan hacer ver que el accidente es por tu condición de mujer"
"Casi nunca aceptan que has tenido un accidente laboral de primeras. Te hacen un interrogatorio y te sientes como si fueses una delincuente. Me imagino que por parte de la empresa habrá una cierta presión para que esa baja sea lo más corta posible", afirma la auxiliar asturiana Alejandra Tejón. En su caso, "el último de ellos" fue una lesión en la mano, cuidando de una paciente con alzhéimer.
Así, tras sufrirlo, se dirigió al médico de la mutua, pero allí le dijeron "que no era nada". "Me pusieron una muñequera y me mandaron a trabajar", recuerda. Y critica: "No podía ni ponerme los guantes de trabajo. Me dijeron que me quitase la muñequera mientras trabajaba y que luego me la pusiese".
De esta manera, como es lógico, al reincorporarse al trabajo no pudo hacer bien sus labores de cuidado y volvió al médico, donde le dieron, esta vez sí, la baja.
"Al final, toda esta situación fomentó más tiempo de baja. Si me la hubiesen dado a la primera todo hubiese sido de otra manera", asegura. Además, recuerda que desde el primer momento le pareció que dudaban de su testimonio: "Ellos me insistían que si practicaba algún deporte de pala".
Sin embargo, esto no hubiese pasado, según Tejón, si las enfermedades propias de la profesión estuviesen reconocidas por la Ley como, por ejemplo, la del "túnel carpiano". Al menos, en esos casos, en opinión de la auxiliar, no dudarían constantemente de sus testimonios.
Por otra parte, la trabajadora piensa que hay un componente machista también en la atención de las mutuas ya que en ocasiones le restan importancia a los accidentes laborales, achacándolos, según la auxiliar, a problemas de la edad, como por ejemplo "la artrosis". "Yo no discuto que la tenga, pero antes de darme el tirón a mí no me dolía la mano, ni me impedía realizar mi trabajo", denuncia.
Trinidad Molina: "Vamos a terminar siendo dependientes"
"Todo empezó hace tres años", explica la auxiliar sevillana Trinidad Molina. En su caso, comenzó a "quedarse bloqueada" al sentir dolores en la espalda y decidió ir al médico de la Seguridad Social para ver qué pasaba. Éste no le dio más importancia, pero, al cabo de un tiempo, viendo que "iba cada vez peor", decidió consultar con un traumatólogo de la sanidad privada. Tras varias visitas, los profesionales concluyeron que tenía una "lumbalgia crónica, dos hernias discales con un pinzamiento y una discopatía" y le recomendaron operarse en el Hospital Virgen del Rocío de la capital andaluza, aunque le avisaron que podría quedarse en "silla de ruedas".
Trinidad decidió dar el paso y se enfrentó a un proceso de operación muy complejo que, aunque salió mejor de lo que esperaba, derivó en un "diagnóstico invalidante". Fue entonces cuando empezó su disputa con la mutua y con su empleador puesto que, por una parte, no la dejaban trabajar más en el sector ("la empresa no está obligada a adaptarte el puesto de trabajo") y, por otro, tampoco reconocían responsabilidad alguna en su estado de salud.
"Llevo muchos años en este sector cogiendo exceso de peso a diario y la espalda no lo soporta. De hecho, cuando fui al quirófano, entraba una compañera a operarse de cervicales", explica. Y añade: "El problema es que la mutua asegura que nacemos con esa enfermedad. No reconocen que es por exceso de trabajo".
"Vamos a terminar siendo dependientes a este paso", critica. Y es que, por la penosidad de su trabajo terminan "con el cuerpo destrozado". "Tomamos más medicación que los usuarios. He tenido que ir a trabajar con morfina", reconoce.
Pilar Navas: "Tuve que trabajar medicada hasta las cejas"
Los accidentes laborales no siempre tienen por qué suceder en el domicilio del dependiente. Y es que las trabajadoras de la Ayuda a Domicilio tienen que ir de casa en casa y, a veces, recorrer grandes distancias en coche, con los riesgos que eso implica.
Pilar Navas es ejemplo de ello. Esta asturiana de 50 años, que da servicio en los pueblos cercanos a Gijón, tuvo un accidente de tráfico el miércoles 15 de mayo durante el transcurso de su jornada laboral. Debido a las lesiones causadas por el incidente, la cuidadora fue a la mutua de su empresa para un reconocimiento médico. "Me hicieron un diagnóstico de dorsalgia cuando yo me quejaba de las cervicales. Después, me 'atiborraron' a pastillas, me dieron una crema y me dijeron: 'El viernes te veo'", relata.
Así, cuando Navas volvió a la consulta, encontrándose "fatal con vómitos mareos y dolor de cabeza", le aseguraron que era normal y le señalaron que tendría que volver a trabajar el lunes. No obstante, la trabajadora se negó y fue a la sanidad pública, donde le diagnosticaron una "cervicalgia postraumática" y le dieron la baja.
Sin embargo, la cosa no terminó ahí. La mutua solicitó que analizase el caso la inspección de la Seguridad Social y ésta le dio la razón a la entidad, un hecho que causó que Navas tuviese que trabajar durante más de un mes afectada de las cervicales. Tras conocer la decisión, Navas recurrió a los tribunales y logró una sentencia favorable para ella.
"Las mutuas no nos prestan ninguna atención y por parte de la empresa tuve la callada por respuesta", sostiene. Y añade que el hecho de que la mutua no le diese la baja hizo que tuviese "que trabajar medicada hasta las cejas". "Encima, me habían prescrito unos relajantes musculares que me impedían conducir y mi puesto de trabajo implica hacerlo", concluye.
La patronal de las mutuas da datos
Ante la pregunta sobre cuáles son los accidentes laborales más comunes en el sector de la Ayuda a Domicilio y cuál era el tratamiento de los mismos, desde de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) facilitaron a este diario los datos de 2019 por Comunidad Autónoma y Provincia de cuántas bajas se habían dado a las trabajadoras, sus causas y la cantidad de días.
En concreto, en Asturias, la comunidad en la que trabajan Pilar y Alejandra se concedieron 179 bajas, con una duración media de 28,51 días. En cuanto a las causas más comunes, encabezan la lista los casos de "Otras alteraciones de espalda" (41-20,13 días de media), "de columna" (30-27,22 días) y las "contusiones de miembro inferior" (16-17,13 días). Por otra parte, en Sevilla, los porcentajes son similares y la cifra alcanzó 313 bajas.
Sin embargo, por parte del SAD defienden que en esta base de datos no se recogen las lesiones causadas por "los movimientos repetitivos y, por consiguiente, propias del sector como, por ejemplo: desplazamiento de vértebras, túnel carpiano, desgaste de la base del pulgar, rizartrosis u otras dolencias esqueléticas que degeneran en distintos grados de artrosis".