El plan del Gobierno para la desescalada prevé el retorno progresivo de los "trabajadores sociales" desde la Fase 0 para atender a los colectivos vulnerables. Entre estos, uno de los sectores que deberán volver a trabajar progresivamente al 100% será el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), que en algunas Comunidades se ha desarrollado bajo servicios mínimos durante los primeros meses de pandemia, atendiendo sólo a los dependientes más graves -además, muchos usuarios se dieron de baja temporalmente por miedo al contagio-.
Sin embargo, según denuncian trabajadores del SAD a 65Ymás, ni durante el periodo más agudo de la crisis tuvieron el material "adecuado y suficiente" para evitar contagios ni, ahora, están pudiendo "hacerse test", para evitar contagios. "Siempre hemos denunciado que somos invisibles y ahora seguimos igual: maltratadas e ignoradas por empresas y administraciones", comentan a este diario desde la Plataforma Unitaria Auxiliares de Ayuda Domicilio.
ANEXO II.- PREVISIÓN ORIENTATIVA PARA EL LEVANTAMIENTO DE LAS LIMITACIONES DE ÁMBITO NACIONAL ESTABLECIDAS EN EL ESTADO DE ALARMA, EN FUNCIÓN DE LAS FASES DE TRANSICIÓN A UNA NUEVA NORMALIDAD. Fuente: Ministerio de Sanidad.
Así, según denuncian, se está abordando la desescalada y la vuelta a la nueva normalidad "sin contar con los test necesarios", que "sólo se hacen a las que están de baja". "Algunas empresas comentan que sus servicios de prevención no hacen pruebas y que se deben realizar a través de la Seguridad Social", critican.
Con todo, la situación no es igual en todas las Comunidades. Por ejemplo, explican, "en Sevilla se están haciendo a casi todas las trabajadoras, mientras que en la Comunidad de Madrid sólo se realizan, por parte de Salud Pública, a la gente de baja".
Además, desde la Plataforma denuncian que antes "ni siquiera se hacían test a personas de baja sin síntomas graves". "En Madrid y alrededores hemos estado unas 2.000 personas bajo sospecha. Muchas han pasado la cuarentena y han tenido que volver a trabajar pudiendo tener carga viral", critican. "Por parte de las empresas" -cabe recordar que el servicio de Ayuda a Domicilio depende en la mayoría de casos de empresas externas subcontratadas por ayuntamientos o autonomías- aseguraban que se acogían al protocolo de Salud Pública", añaden.
Este diario se ha puesto en contacto con la patronal del sector ASADE (de la que forman parte empresas prestadoras de servicios como CLECE, OHL, Sacyr Social o Aralia, entre otras), pero aún no ha recibido respuesta sobre sí cuentan con los test necesarios y el material adecuado. Sí que ha contestado a las preguntas de este periódico la Consejería de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid -principal foco de coronavirus de España- donde, aseguran, están trabajando en las medidas a llevar a cabo para la desescalada del Servicio de Ayuda a Domicilio.
Faltan equipos de protección
De igual modo, desde el sindicato UGT (@UGT_Comunica) comparten el pedir que se hagan más test a los trabajadores para reducir el riesgo de contagio, sobre todo al tratarse de un sector que trabaja con población vulnerable al virus. De esta manera, la secretaria general de Salud, Servicios Sanitarios y Dependencia de UGT, Gracia Álvarez, opina que se debe de volver a prestar el servicio con normalidad, "porque los mayores lo necesitan", pero que tiene que hacerse de una manera "segura".
"Las personas que van a prestarle el servicio al usuario deben llevar EPIs y se les tiene que haber hecho un test. Las empresas tienen la responsabilidad de proteger a los trabajadores, pero las administraciones también. Es verdad que ahora está más controlada la curva, pero eso no significa que ya no haya COVID-19. Hay que poner los medios para evitar que los contagios vuelvan a suceder", apunta. Por esta razón, opina Álvarez, además de las pruebas, es imprescindible en la prevención que se tenga el material de protección necesario.
Depende de la empresa y la región
"Las auxiliares nos hemos tenido que buscar la vida, como todo el mundo. Cuando estalló la crisis no teníamos ni mascarillas. Ahora hay más, pero muchos equipos de protección vienen de donaciones y, luego, depende de cada empresa", comentan en la Plataforma. Y, para hacerse una idea de con qué material han contado, ponen un ejemplo de una de las empresas que presta el servicio en varios municipios de Madrid: "Como equipo de protección para un COVID-19, a reutilizar hasta que se estropease o llegase más, daban tres bolsas de contenedor para hacer agujeros, dos mascarillas FFP2 y una de tela para ponerse encima, unos manguitos para los brazos, una bata y los guantes de siempre".
Por ello, sostienen, el problema de la escasez ha implicado llevar "una bata de un domicilio a otro" y convertirse en vectores de contagio, puesto que su servicio "no se puede prestar con la distancia de seguridad de dos metros". "La gente debería ver cómo es nuestro trabajo. En un hospital, los cuartos de baño están adaptados, pero en los domicilios, no. Y tenemos que atenderles enfundadas con una bolsa de plástico. Los abuelos nos miran asustados. Está siendo horroroso", denuncian.
Además, señalan, durante la crisis han aumentado los servicios a dependientes que "se han infectado, han pasado por el hospital y luego han requerido de nuevo de nuestros servicios, sin saber si eran negativos". "Tenemos que seguir atendiéndoles. Lo hacemos porque somos profesionales. Pero, sin protección adecuada, ¿cómo mantenemos la distancia? Ha habido domicilios en los que había positivos que, entendíamos, habían pasado 15 días en aislamiento, pero nadie garantizaba que el edificio estuviese en condiciones de salubridad. No han venido a desinfectar", concluyen.