La situación epidemiológica en las residencias vuelve a estar bajo control en lo que respecta al Covid. Y es que la curva de infecciones en centros sociosanitarios desciende, algo más lentamente que la de la quinta ola, pero también tiende a tocar suelo siendo cada vez menos frecuentes los brotes de coronavirus.
Por ahora, no es algo que pueda achacarse al efecto de la tercera dosis, pero, según estudios realizados en otros países como Israel, esta serviría para generar una protección algo más robusta contra la variante delta en personas ya vacunadas pero con un sistema inmune débil, o para reforzar la protección frente a contagios, transcurridos unos meses de la pauta completa.
Por ello, es de esperar que descienda más la curva próximamente aunque, para constatarlo, habría que esperar varios días, puesto que la primera dosis adicional de Pfizer para residentes se puso el 17 de septiembrey tarda más de una semana en notarse su eficacia, según los datos publicados en Israel.
Además, por el momento, el Imserso únicamente ha publicado datos de contagios en residencias hasta el día 26 de septiembre, por lo que se desconoce cómo habría evolucionado la curva desde el 26 hasta el día de hoy.
Eso sí, por los informes que van publicando las comunidades, la tendencia sigue siendo a la baja, en paralelo al descenso de la incidencia acumulada en todo el país y a la inoculación de cada vez más terceras dosis.
Unas inyecciones, que ya han recibido buena parte de los residentes, con casos como el de Murcia, donde toda la población con pauta completa tiene ya tres dosis, o Catilla y León, que tiene cubiertos al 60% de los usuarios, aunque las cifras varían según la comunidad, ya que algunas empezaron antes que otras –el Ministerio de Sanidad publicará en los próximos días el avance de la campaña a nivel de todo el país–.
"El proceso se está desarrollando con total normalidad, y sin que se haya producido ninguna situación imprevista. Afortunadamente, las personas mayores y los trabajadores están muy concienciados y la vacunación está avanzando a buen ritmo", comentan desde la patronal de la Dependencia AESTE (@AESTE_oficial).
Fuente: Imserso (pincha en la imagen para más información). Datos actualizados a día 26 de septiembre.
El efecto de la tercera dosis
"De momento, no hay ningún dato sólido que diga que la tercera dosis tiene utilidad en residencias", asegura el investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido), Salvador Macip (@DrMacip).
Una conclusión, que comparte en cierto modo la inmunóloga del CSIC Matilde Cañelles (@CanellesMatilde), que entiende que "es pronto para ver el efecto" de esta inyección.
Además, no será fácil analizar la eficacia de la tercera dosis específicamente en estos centros si la incidencia sigue siendo baja en todo el país.
"Se podrá ver si hay un aumento de casos al irse retirando medidas. Me explico: si en todos los rangos de edad el número de casos está bajando por el fin de la quinta ola, no podemos ver el efecto de la tercera dosis en las personas de residencias. Sólo lo podremos ver si en ellos siguen bajando los casos, o desaparecen, y en el resto de rangos de edades comienzan a subir de nuevo", asegura.
También coinciden con Cañelles el epidemiólogo e investigador de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana Salvador Peiró (@VoroPeiro), el director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes, Juan José Badiola yel exdirectivo de la OMS, Daniel López-Acuña (@lopezacunad).
"Es demasiado pronto para relacionarlo con la administración de la tercera dosis, que es de aplicación muy reciente", señala Badiola.
"La caída en residencias sigue la misma dinámica descendente, aunque más tardía y lenta que la curva de población general. No se debe a terceras dosis, sino a la caída general de la incidencia. Sin duda tiene mucho que ver con los elevados niveles de vacunación alcanzados –y también con la gran proporción de personas que debe haberse contagiado hasta ahora, especialmente las personas más jóvenes este verano–", afirma Peiró.
"El descenso en la incidencia de Covid-19 en las residencias de mayores se debe principalmente a la bajada de la incidencia general en la población y secundariamente a la vacunación. Recordemos que las vacunas protegen contra la severidad, el riesgo de hospitalización y el riesgo de muerte, pero no impiden la infección y el contagio. Si hay menos casos en las residencias es porque hay menos infecciones en el mundo exterior y mejores controles y medidas preventivas y de protección para impedir la entrada del virus en estos recintos. La eficacia de la vacuna y especialmente de la tercera dosis debe medirse en términos de reducción del número de casos severos, de hospitalizaciones y de defunciones", comenta por su parte López-Acuña.
Fuente: Ministerio de Sanidad (curva de contagios general).
No bajar la guardia
Por ello, los expertos consultados recomiendan mantener medidas de precaución en residencias contra el Covid dependiendo de la incidencia en la comunidad –actualmente, gran parte de las autonomías las han relajado, salvo por la distancia y el uso de la mascarilla–, y no creen que se deban eliminar todavía por haber puesto esta dosis suplementaria, cuyo efecto, aún no se ha constatado.
Con todo, hay matices. Unos apuestan por mantener las medidas por el momento, otros, por desconfinar paulatinamente y, casi la totalidad, por incorporar en determinados supuestos la mascarilla y la distancia social, como un elemento más en la vida de los residentes.
"Paulatinamente se podrá volver a una cierta normalidad, siempre estando atentos de los datos tanto de España como de otros países donde se están administrando las terceras dosis, y listos para revertir las medidas, si se necesita. Las consecuencias de la Covid para una persona de más de 65 años nunca se pueden menospreciar. Sin embargo, sí se debe ir buscando la normalidad poco a poco, ya que igualmente, para estas personas, es especialmente importante encontrarse con sus seres queridos", argumenta la inmunóloga del CSIC Matilde Cañelles, que vaticina que "las mascarillas han venido para quedarse en ciertos entornos y circunstancias, pero creo que más bien van a ser necesarias para que las usen personas con síntomas, evitando así que contagien a los demás. Si eso se aplicara bien, entonces no haría falta que los residentes las llevaran en todo momento".
Seguir usando mascarilla en residencias
Por su parte, el epidemiólogo Salvador Peiró opina que "las intervenciones no-farmacológicas sobre las residencias hay que basarlas en los datos de transmisión que se vayan produciendo en estos centros, no en las hipótesis sobre el efecto de las pautas completas o las terceras dosis. Si van bien, se podrán relajar aún más las medidas. Pero vayamos con tranquilidad, que son un espacio muy bien aprovechado por el SARS-CoV-2. Según vayan los datos".
"Tanto con segundas como con terceras dosis, hay que tomar las medidas en función de la situación y en este momento la incidencia en residencias aún es alta –la semana pasada estábamos por encima de 250 de IA14d; esta semana debería bajar–", apostilla.
Con todo, sí que se podrían descartar, por ahora, ciertas medidas como las cuarentenas –salvo en ciertos supuestos–, propone.
"Actualmente, las medidas de confinamiento extremo, que pueden tener importantes repercusiones sobre la salud, sólo se deberían aplicar en residencias que están con brotes. Las medidas generales que se emplean no son tan extremadamente restrictivas y, como norma, se permiten las visitas, las salidas y buena parte de las actividades –aún con algunas limitaciones–", argumenta.
Aunque matiza: "Pero son centros con personas vulnerables y, por su naturaleza de centro colectivo, con una capacidad enorme para la transmisión. Hay que combinar apertura y control de transmisión. Las medidas de ventilación, actividades al aire libre, mascarilla en los espacios interiores compartidos, aforos, cierta distancia, convendría mantenerlas –sin extremarlas hasta la insensatez–, hasta que veamos que las cifras de incidencia se mantienen bajas".
Por esta razón, prosigue, "de momento, sin llegar a extremos y sin aterrorizar a los residentes, hay que seguir con la mascarilla en los espacios cerrados compartidos. No veo la necesidad de usarla al aire libre ni en sus habitaciones".
"También –y esto para siempre, con o sin Covid– hay que utilizarlas en cualquier interacción con personas infectadas con virus respiratorios. Y quienes tengan síntomas respiratorios deben usarla –la verdad es que, cuanto menos “inmunicen” a otros por la vía salvaje, mejor…–", sugiere.
Parece que ya está claro que entramos en etapa de transición hacia el endemismo del #sarscov2. Se perfilan dos posibles escenarios:
1) Que la inmunidad contra enfermedad grave no decaiga, en cuyo caso el estado de equilibrio será algo parecido a un catarro,... ??
"Yo sería partidario de realizar un desconfinamiento gradual y prudente, pues estamos ya entrando en la etapa de los contagios asociados al frío, época en la que el virus se contagia más y se propaga mejor. No obstante, es de prever el refuerzo inmunitario de la tercera dosis tendrá sin duda un efecto positivo", opina por su parte Juan José Badiola, que también se muestra a favor de proponer que se mantenga el uso de la mascarilla en el futuro, no sólo para "prevenir contagios de coronavirus sino de otros patógenos respiratorios".
"Sería un error desconfinar las residencias una vez que las personas mayores que viven en ellas reciban la dosis de refuerzo. Las vacunas, aún con tres dosis, no impiden infectarse y no evitan el contagio. Por ello, ante incrementos en el número de infecciones no sólo hay que vacunar, sino también mantener restricciones y medidas de protección. No es una cosa o la otra, son las dos", opina López-Acuña, que recomienda asimismo que "los residentes sigan usando la mascarilla, porque además de protegerles de posibles contagios de Covid" puede ser útil "contra la gripe estacional".
Eso sí, no todos los expertos se muestran a favor de optar por esta opción en el largo plazo para el conjunto de la población sin que haya una emergencia sanitaria como la provocada por la pandemia de coronavirus.
"Ojo. Nosotros no llevábamos mascarilla antes del Covid y no hay ninguna razón para que se haga después. Además, ponérsela siempre reduce la exposición a dosis subclínicas de los virus y vamos a tener un problema con otros patógenos respiratorios con los que la población no ha tenido contacto en un año y medio. Y es que usar mascarilla tiene efectos secundarios. Y no me vale el argumento de Japón o China. En China, la gente la lleva por la contaminación y en Japón, lo hacen algunos mayores, por un tema cultural [...]. Es como pensar que uno puede no infectarse en la vida. Forma parte del proceso natural y de la interacción de los humanos y animales con el ecosistema. Por esa regla de tres, no salimos nada y vamos todo el día con guantes y EPI. Pensar que vamos a llevar protección siempre para evitar virus respiratorios es absurdo. Perderíamos el contacto con ellos y las defensas que tenemos. Y el día que te quites todo...", explicaba el epidemiólogo de la Universidad de Oviedo y expresidente de Médicos Sin Fronteras, Pedro Arcos, en una entrevista concedida a este diario, preguntado por si debería de usarse a nivel general la mascarilla pasada la emergencia.
Los familiares piden un trato igual para los usuarios
Además, estas medidas –sobre todo las restricciones a las entradas y salidas– deberían tomarse teniendo en cuenta no sólo la salud colectiva de las personas que viven en el interior de las residencias, sino también la autonomía personal y los derechos de los usuarios, reclama la presidenta de la plataforma de familiares de residencias en Cataluña 5+1 (@CooResidencias), María José Carcelén, que pide la vacunación de todos los trabajadores y que el control se centre en el personal asimismo.
"Luchar contra la pandemia debe ser algo global. Hay una pregunta muy clara que hay que hacerse: '¿Han perdido los residentes sus derechos en estos años?'. Pues yo diría que no, no ha cambiado la Constitución, que yo sepa. Entonces, me vuelvo a preguntar: '¿Por qué permitimos que en las residencias se vulneren?'. Estamos creando ciudadanos de primera y de segunda. No puede ser que se restrinjan al margen de la Ley, que prevé que hace falta la autorización del Tribunal Superior de Justicia", argumenta.
"Y no puede ser que la gente vaya a llenar campos de fútbol y que para ver a los residentes tengamos que tener la autorización del centro. Al resto de la población no se nos limita la entrada a nuestras casas. Y encima, ellos lucharon para traer la democracia. ¿Quién les explica esto ahora?", se pregunta.
"No es una solución en un Estado de Derecho. No pueden ser presos sin delito ni condena. Y eso de 'es por el bien de' es paternalista y es injustificable desde el punto de vista ético, científico y jurídico. Si es por su bien, que encierren a todo el mundo. La gente más joven también acabó en el hospital en la última ola", zanja.
"No observamos ni talante ni talento en las cabezas que están al frente de esta delicada misión en las Autonomías, en general, al contrario, seguimos detectando una insensibilidad y falta de rigor que en algunos casos nos lleva a la desesperación, como por ejemplo ocurre con los protocolos o resoluciones que las CCAA están publicando y aplicando sobre el régimen de visitas y salidas en las residencias de personas mayores y personas con discapacidad, y que siguen favoreciendo la vulneración de derechos fundamentales en estos centros", denuncia el portavoz de la Plataforma Estatal de organizaciones de familiares y usuarias de residencias, Paulino Campos (@PaulinoCampos7).
"La opacidad también continúa siendo protagonista de la parte más deleznable de la gestión de la pandemia en las residencias del Estado español. Tal como se ha gestionado la inoculación de la tercera dosis en las residencias denota falta de educación en los Gobiernos, ausencia del más mínimo respeto por los derechos básicos de los ciudadanos. Nadie, en ninguna Comunidad Autónoma se ha preocupado por informar convenientemente a las familias (y a las usuarias también) sobre la oportunidad, razones y consecuencias de esa tercera dosis. Las administraciones han llevado a cabo la vacunación atropelladamente, casi con nocturnidad y alevosía, y sólo han sido las residencias (en muchos casos los médicos de estos centros) quienes sí se han dirigido a las familias para anunciar escuetamente el hecho de la vacunación unas horas más tarde", añade.
Por estas razones, Campos sostiene que "las organizaciones de familiares y usuarias están hartas de las situaciones que perduran en las residencias que las acercan a prototipos sui generis de centros de reclusión forzada, de prisiones, o de búnkeres. Los mayores se preguntan para qué tantas dosis si no pueden estar con sus hijos el día y el tiempo que desean".
"Las familias decimos ‘Basta ya!’, es el momento de abrir las puertas de las residencias totalmente, con las condiciones previas a la pandemia en cuanto a número de visitas y duración. Con la vacunación masiva de enero esta tortura no se sostiene, y más todavía con la tercera dosis. Las residencias en Galicia, por ejemplo, sólo permiten tres horas semanales de contacto entre usuarias y sus familias", denuncia.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.