Un total de 2.037.700 personas de más de 65 años viven solas, y de ellas, 1.465.600 (un 71,9%) son mujeres. Son datos de la Encuesta Continua de Hogares (ECH), correspondiente al pasado ejercicio y publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, son muchas las personas de más edad que quedan aisladas en sus pisos por problemas de movilidad, y la consiguiente falta de accesibilidad de sus viviendas. Esto conlleva, habitualmente, sufrir de soledad no deseada y puede repercutir muy negativamente en su salud física y emocional.
Para acabar con este fenómeno, el Ayuntamiento de Cádiz (@Cadiz_es) decidió, en 2015, tomar cartas en el asunto y creó, en colaboración con la Cruz Roja (@CruzRojaEsp), el programa Bajemos a la calle. Este proyecto, que pretende facilitar el acceso a la calle de la población de más edad, atiende a 13 personas y pretende llegar a los 25 mayores, que se estima, están incomunicados en la ciudad.
“La idea surgió a raíz de un estudio de la Universidad de Cádiz que se hizo en el centro. En él, se detectaron un gran número de casos de personas mayores de 65 años que no podían salir de sus domicilios por culpa de las escaleras”, explica la coordinadora del programa, Marta Guardiola. Cuando realizaron la investigación, se dieron cuenta de que existía una iniciativa similar en Barcelona y decidieron inspirarse en este modelo e implementarlo en su ciudad.
Bajar a la calle para combatir la soledad
“Hay varios tipos de salidas: las periódicas, que se llevan a cabo todas las semana a una hora y día fijos y, también, las ordinarias, para los casos en los que tengan que ir a una cita médica o a un cumpleaños”, apunta Guardiola.
Así, en el caso de las periódicas, los mayores tienen dos posibilidades: que simplemente les bajen y suban o, en el caso de que no tengan familiares con los que dar un paseo o estar, pueden también disponer de un servicio de voluntariado de acompañamiento.
“El objetivo del proyecto es promover un envejecimiento saludable”, explica Guardiola. Este programa, además de salir y respirar aire fresco, a muchos de los mayores les ha supuesto volver a socializar de nuevo. “Tenemos una usuaria que llevaba seis años sin salir, el día que le tocó bajar volvió en sí y ahora queda con las amigas y hermanas”, cuenta.
La 'Scalamóbil', una silla para bajar escaleras
Aunque también trabajan con casos “extra muros” de las afueras del municipio (Cádiz es una ciudad amurallada), la mayoría de las personas que atienden viven en casas antiguas del centro de la localidad.
El principal problema de estas viviendas reside en que no existe la opción de poder instalar algún tipo de elevador mecánico. “Aunque vivan en un primero, no pueden salir. Son edificios con escaleras muy deterioradas y que no tienen hueco para instalar un ascensor”, asegura.
La dinámica para bajar a las personas mayores tiene su complejidad, ya que tienen que adaptarse al tipo de edificio. Normalmente, suelen ir dos monitores y lo hacen gracias a una Scalamóbil, una especie de silla de ruedas/"carretilla" que baja escaleras gracias a un mecanismo de ruedas de distintos tamaños.
“No hace falta montar y desmontar nada”, comenta la coordinadora del programa, y añade que con esta herramienta pueden asistir a muchas personas en poco tiempo. Aún así, algunas veces se encuentran con problemas. Actualmente, están a la espera de recibir una nueva silla más adaptada puesto que en algunas casas los escalones están tan estropeados que no es factible bajar a los mayores.