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Convencida de que los libros curan, la enfermera del SUMMA 112 (@112cmadrid) Ana María Ruiz López (Valdepeñas, Ciudad Real, 1978) cambió su nombre en marzo de 2020 por el de "la bibliotecaria de IFEMA". Tras su primera jornada de trabajo en el hospital de campaña madrileño ante un escenario dantesco, no dudó ni un segundo en ponerse en acción y tirar de su energía vital y su pasión por la lectura para iniciar, sin saberlo, un impulso de esperanza en medio de la oscuridad. Este es el germen de la Biblioteca 'Resistiré' montada de manera improvisada en marzo de 2020 y que llegó en poco tiempo a albergar 3.000 libros donados para los más de 5.000 pacientes de IFEMA en la que participaron amigos, escritores e incluso desconocidos, movidos por una ola de solidaridad.
Ahora, Ana María Ruiz (@AnaRuiz4n4) ha plasmado su historia y experiencias en su primera obra publicada, Libros que salvan vidas (@PlataformaEdit), un relato a modo de diario personal donde confluyen la vocación de ayudar a los demás y el papel de los libros para sobrellevar momentos difíciles, que le ha valido numerosos galardones como el Premio Antonio de Sancha 2020 que concede la Asociación de Editores de Madrid o más recientemente el premio Feel Good, organizado por Plataforma Editorial y la Fundación La Caixa. "Yo solo soy una enfermera lectora. Son ellos, los libros, los verdaderos protagonistas de esta historia que siento debo contar", arranca su libro.
24 de marzo, la primera guardia
"Llegué al módulo de IFEMA por primera vez en el turno de noche del día 24 de marzo. Aquello me pareció un escenario bélico, que solo había visto descrito en los libros. Ante una iluminación escasa, solo se oían toses y lamentos", cuenta a 65Ymás, mientras recuerda sentirse impotente por no tener tiempo para hablar y acompañar a los pacientes. "Esa misma noche, pensé, aquí hay que traer libros. No tengo tiempo, pero sí libros", relata. Al día siguiente cargó varios libros en su coche y movilizó a sus compañeras del club de lectura, a su vecina octogenaria Eulogia y a un puñado de contactos para que le ayudasen.
En pocos días y tras poner un anuncio en las redes sociales, recibió centenares de libros, pasatiempos y revistas donados para la biblioteca 'Resistiré'. Pronto, escritores renombrados mandaron sus ejemplares, dedicados con mensajes de ánimo, como Sonsoles Ónega, Manuel Vilas o El Gran Wyoming. "Fue una avalancha. Me emocionó mucho recibir paquetes de Amazon a mi nombre o las felicitaciones de gente desconocida de Alemania. Es un ejemplo de la solidaridad que también surge en momentos tan duros como estos".
Libros para acompañar la soledad
La labor de acompañamiento a los pacientes de los libros, cuenta, fue "impresionante". "Los libros tienen un gran poder curativo, liberan el estrés y te trasladan a mundos lejanos que ayudan a evadirte", explica. "Me gusta pensar que en marzo ante la soledad que generaba el aislamiento provocado por la Covid-19, estos libros ocuparon el lugar del amigo que te abraza, del familiar que te acompaña o de la pareja que te besa", relata emocionada, mientras señala su confianza en los beneficios que tiene la lectura a nivel cognitivo. "Hicieron mucho bien, igual que cualquier tratamiento o medicina".
Entre las innumerables historias que vivió, destaca la de un joven que no quería leer y acabó impresionado por El Principito de Antoine de Saint-Exupéry; o la de una señora mayor a la que recomendó un libro de Benito Pérez Galdós, mientras comentaban el affaire que el escritor tuvo con su colega Emilia Pardo Bazán. "Los libros dan mucha charla. Cuando la presión fue bajando, era una delicia poder compartir momentos con los pacientes. Pasamos muy buenos ratos y muchas risas" cuenta, destacando que hay que rescatar los momentos positivos dentro de la tragedia. "A mi me interesa contar todas esas historias bonitas, dulces, en medio del horror de la pandemia".
El poder curativo de la lectura
Y recuerda una cita de su libro, que asegura leyó en alguna parte: "Los libros son vacunas invencibles contra la ignorancia y la barbarie que contaminan la salud cívica y moral de los seres humanos", deseando que la vacuna contra el coronavirus llegue pronto. "Ojalá tuviésemos ya aquí una vacuna, ojalá no estuviese pasando todo esto porque la pandemia va a traer muchos efectos colaterales, mucha desesperanza y enfermedad mental, lamenta, pese a su espíritu positivo.
Preguntada sobre algún libro que le haya ayudado a ella a sobrellevar un momento difícil confiesa que le resulta imposible elegir. "Hay muchos", dice, mientras destaca La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero, libro que le regaló a una compañera enfermera el último día de trabajo en IFEMA. "También tengo mucho cariño a Madrid, la novela de Antonio Gómez Rufo, me encanta todo lo que ha escrito y me parece un buen homenaje a esta ciudad que me acogió hace años y que adoro".
Un reconocimiento a los pacientes y los sanitarios
"Para mi los libros son siempre buenos y escribir el mío propio ha sido todo un regalo", narra la reciente escritora novel que cuenta no se había atrevido hasta ahora a enviar a sus escritos. "Me animó un familiar y lo remitimos a miles de concursos, debe estar en muchos despachos, pero antes no me podía a imaginar mis líneas pudiesen salir de la pantalla de mi ordenador", por eso muestra que su agradecimiento por este momento tan bonito que está viviendo. "Recibir los premios supone para mí que esta historia va llegar a más gente y van a poder entender lo que vivimos sanitarios y pacientes durante la primera ola".
En el libro se ve un ejemplo de lo que asegura, hacen los sanitarios cada día. "Nosotros, especialmente en el SUMMA 12, atendemos en casa, en la calle, en IFEMA, donde haga falta. Este libro, que le ha servido de terapia, explica, "es un homenaje a los pacientes, pero también a los sanitarios", cuenta Ruiz quien pretende resaltar la labor de los cuidados y la necesidad de "cuidar a los que cuidan". Apasionada por su trabajo pero sin olvidar sus libros, ahora se he apuntado a un ciclo de 'Libros para Salvar el Mundo', con su vecina de 80 años. "Tengo muchas amigas mayores, sobre todo en el club de lectura. Ellas me nutren de sabiduría".