Mucho se ha hablado sobre la herida que recibió Francisco Franco en el abdomen durante la guerra de África y más aún del hecho de que fuera allí donde en 1916 el entonces capitán hubiese perdido un testículo. Sobre todo desde que en su libro Franco, el republicano. La vida secreta de Ramón Franco, el periodista y escritor José María Zavala sostuviese que, basándose en el testimonio de la nieta del urólogo del dictador, Antoni Puigverd, el futuro generalísimo perdió uno de sus testículos tras resultar herido en el abdomen en la batalla de El Biutz.
Aquel incidente de la toma de El Biutz es el origen de estas especulaciones sobre la anatomía del general, pero también de la leyenda de su supuesta 'baraka' o providencial buena suerte del militar y del consiguiente supuesto milagro de su supervivencia tras recibir un balazo. Y es que, además de haber sido el culpable de la monorquidia de Franco, el episodio de El Biutz está repleto de sombras y anécdotas.
La toma de El Biutz fue un combate que se desarrolló durante la guerra del Rif los días 28 y 29 de junio de 1916 en las cercanías de Ceuta entre las tropas españolas y los sublevados rebeldes rifeños.
El ejército español buscaba asegurar la comunicación entre Tetuán y Tánger que la guerrilla mora entorpecía especialmente en la localidad de El Biutz, un pueblo situado en lo alto de una cima desde la que se controlaba la carretera entre Ceuta y Tetuán y donde las fuerzas rebeldes habían cavado trincheras que defendían con fusiles y ametralladoras que dificultaban en extremo el avance de los españoles por estrechos y espinados senderos.
La operación estuvo dirigida por el general Francisco Gómez Jordana que avanzó simultáneamente desde Ceuta, Larache, Tetuán y Fondak para tomar finalmente la posición tras una batalla en la que resultó herido en el abdomen el capitán de 23 años Francisco Franco.
Subiendo con mosquetón y 20.000 pesetas en la mochila
A este respecto el economista, diplomático y prestigioso historiador especializado en el franquismo y la Guerra Civil Ángel Viñas sostiene en un más que recomendable artículo titulado El general Francisco Franco y su curiosa hoja de servicios. Su primer y mitificado momento estelar que "dejando de lado que operaciones u operacioncitas de este tenor no escasearon en la denominada 'guerra de Marruecos', territorio de una extensión similar a la de la provincia de Badajoz y que al Ejército español costó someter casi veinte años de mucho sacrificio, mucha sangre, muchas condecoraciones y abundantes ascensos con su lubricante esencial: la corrupción. Esto último ya lo dejó señalado Arturo Barea entre otros".
Y es que Viñas encontró la hoja de servicios del Franco hasta el año 1926 y descubrió que en ella se instruía expediente al entonces capitán con motivo de la petición cursada por el general en jefe del Ejército de España en África, a instancias del superior inmediato del heroico capitán, para que Franco fuera sometido a juicio contradictorio. Algo que era indispensable para determinar si se había hecho acreedor o no a la máxima distinción al valor, a saber, la Cruz Laureada de San Fernando que finalmente no se le concedió lo que dejó en él un persistente resquemor.
Apunta el historiador que entre los méritos que se enumeraban para conceder la Laureada a Francisco Franco por su acción en El Biutz se apelaba "al indomable, al único, al extremo valor del que el capitán Francisco Franco Baamonde(sin hache intercalada en el documento original) hizo gala al subir cuesta arriba a la cima de una loma para arrebatársela a los moros el 26 de junio 1916", mosquetón en mano y con una mochila en la que llevaba los salarios de los soldados y que puso a buen recaudo en manos de un teniente al ser alcanzado por un disparo.
Escribe Ángel Viñas sobre la actuación de Francisco Fanco en la toma de aquella cima: "Antes en películas como Tres lanceros bengalíes se veía cómo los oficiales se lanzaban al ataque empuñando sus pistolas, atadas a unas correas para que no se les cayeran de la mano en medio de la lucha. A mi me sorprende que Franco no lo hiciera y que prefiriese ir cuesta arriba con un mosquetón de soldadito de Regulares". Una apreciación más que oportuna que pone en tela de juicio el relato oficial de los hechos que el futuro general golpista y sus biografos 'oficiales' se encargaron siempre de destacar.
Las conclusiones del historiador, que también se extraña de que Franco tampoco utilizase durante el hecho su sable oficial en lugar del pesado mosquetón, son sin duda contundentes.
El historiador, diplomático y economista Ángel Viñas. Foto: Wikipedia
Para Ángel Viñas el relato oficial "puede implicar dos cosas: a) que Franco inició la escalada desarmado (inverosímil); b) que, ya en acción, prefirió dejar de lado la pistola (quizá enfundándola cuidadosamente) y/o el sable y servirse de un arma que podría ser muy útil para hacer fuego en posición estacionaria pero no para disparar subiendo la loma. En la inescrutable mente del futuro héroe tal vez estas consideraciones no penetraron, envuelto como estaba en el fragor de la acción. Pero el lector debe planteárselas, so pena de pensar que Franco no pensaba".
Pero aún hay más. Otro hecho sorprendente que a Viñas no deja de intrigarle. "Franco se adentró, desde luego impetuoso, en los azares del combate con una mochilita (supongo) que contenía la paga de sus soldados. 20.000 pesetas eran una auténtica fortuna en la época. No creo que las llevara en una cartera de mano", relata el historiador que ve poco probable que un oficial entrara en combate con una mochila y mucho menos que dentro llevase una cantidad tan desmesurada de dinero.
La herida milagrosa y la "respiración natural"
Otra estudiosa que también se ha ocupado de la batalla de El Biutz es la catedrática universitaria de Artes Visuales e hispanista, la francesa Nancy Berthier. Y lo hizo a través del estudio la película Franco ese hombre, la biografía cinematográfica autorizada del dictador realizada por José Luis Sáenz de Heredia en 1964.
En su estudio titulado El combate de El Biutz en'Franco ese hombre': Historia de un milagro Nancy Berthier explica como el doctor Blasco Salas aparece en la película Sáenz de Heredia "presentado como portador de la verdad con un doble titulo. Primero en su calidad de testigo ocular del acontecimiento ilustrada por el comentario y por una fotografía de la época ("-Franco- fue atendido por el capitán médico don Enrique Blasco Salas", se explica en la película); y por otra parte en su calidad de portavoz del cuerpo médico y de la ciencia ('esa herida calificada por usted y otros médicos tres como milagrosa')", se añade en el filme).
Analizando la entrevista que se realiza en la película al doctor Salas, Berthier manifiesta que "a un nivel explicito, el comentario del doctor se presenta como una explicación técnica -o sea, verdadera- de la salvación de Franco: "el diafragma se levantaba para arriba y la bala rozó el diafragma por abajo y salió por atrás". Pero en un plano denotativo, lo que se afirma, lo que se prueba de manera tajante y muy sutilmente, es la realidad del milagro: "Si Franco tiene una respiración natural, la bala le hubiese atravesado el hígado y hubiera muerto".
Pero como aclara la catedrática, Franco, en el momento de recibir la herida, no podía tener, precisamente por haber recibido un balazo, una respiración natural. Pero esto se toma como "prueba irrefutable y a priori objetiva" puesto que se trata de documento histórico de la radiografía que se hizo a Franco y que "para Blasco Salas demuestra científicamente el milagro".
"La muerte estaba allí para todos. También para Franco. Pero este sonriente capitán, tan repetidamente ofrecido a las balas, parecía tener, en efecto, lo que los moros que mandaba llamaban en su lengua 'baraka'; tener 'baraka' es para ellos tener la protección de las fuerzas prodigiosas (lo milagroso)", explica el doctor en Franco, ese hombre, a lo que Berthier replica que "la inscripción del milagro dentro de un esquema explicativo sacado del sistema de creencias árabe, además del significado que ya hemos dado anteriormente, remite, en ultima instancia, a una voluntad de autentifïcación radical; da la impresión de que hasta los moros, hasta el enemigo, reconocen la superioridad excepcional de Franco, aunque no asumen directamente las palabras".
Por si fuera poco... aparecen los prismáticos
Pero por sorprendente que parezca aún hay más que contar sobre El Biutz, se trata de la curiosa aparición en escena el año 2009, de los prismáticos que Franco utilizó aquel día.
Fue un coleccionista ceutí, Luis Contreras, quien los localizó casi un siglo después en el zoco de Tetuán en posesión del hijo de Meki Ben Mohamed, un marroquí que sirvió como enfermero en la batalla y al que al parecer Franco regaló los prismáticos por haberle trasladado haciendo posible su ingreso en el Hospital Reyes de Ceuta donde fue ingresado tras recibir la herida.
Contreras, coleccionista de viejas radios y monedas no perdió la oportunidad de hacerse con aquellos binoculares que, explicó a la agencia EFE tenía en su casa "como si tal cosa" el hijo de Meki Ben Mohamed a quien se los compró por 800 euros "después de que me rebajara la cantidad inicial que me pedía y me dejara a un precio razonable".
El coleccionista también afirmó estar en posesión de los documentos que confirman la procedencia de los prismáticos y resaltó su valor histórico "porque son de una batalla donde murieron más de 800 personas y pertenecieron a Franco".
Franco, Napoleón, Hitler, Mao... con un solo testículo
Sea como fuere, la sobrevenida monorquidea, o existencia de un solo testículo en el escroto, de Francisco Franco a raíz de la toma de El Biutz, no es el único caso de personajes históricos con este defecto. Ahí están también las especulaciones realizadas sobre Napoleón Bonaparte, Adolf Hitler y Mao Zedong.
Se dice que Napoleón nació con una enfermedad que se llama criptorquidia, un trastorno del desarrollo que consiste en el descenso incompleto de uno o ambos testículos a través del canal inguinal hacia el escroto. Sin embargo, el veterano periodista de El Correo, Carlos Benito, ya rebeló en el diario vasco que esto "no parece muy creíble, dado que uno de los ocho médicos que participaron en su multitudinaria autopsia describió sus testículos como 'sumamente pequeños', en plural".
Por lo que a Mao Zedong se refiere, diversas fuentes señalan que el dictador chino sufrió hipertrofia testicular. De él escribió su médico Li Zhisui en el libro La vida privada del presidente Mao que "su testículo izquierdo era más pequeño de lo normal y el derecho no estaba en el escroto ni en la ingle".
Otro de los dictadores afectados por este problema fue Adolf Hitler. En 2010 salió a la luz un informe médico en el que se dice que se asegura que padecía "criptorquidia del lado derecho". Dicho informe fue elaborado por el doctor Josef Brinsteiner que examinó al futuro dictador el 12 de noviembre de 1923 durante su paso por la cárcel tras el fallido golpe de estado que llevó a cabo en Múnich. Así lo recoge el historiador Peter Fleischmann en su libro Hitler como prisionero en Landsberg am Lech, 1923/24. Por cierto, que cuando esta información saltó a la prensa alemana no fueron pocos los medios que recordaron cómo los soldados ingleses cantaban en la segunda Guerra Mundial una canción, "Hitler has only got one ball", que no creemos que necesite traducción.
Sobre el autor:
Antonio Castillejo
Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.