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La brecha de género en las tareas domésticas hogar se ha reducido tras la pandemia, especialmente en tareas como el cuidado de menores, la limpieza, la colada o pequeñas reparaciones, según un estudio del Observatorio Social de la Fundación 'la Caixa'.
El informe, elaborado por un equipo liderado por Lídia Farré, de la Universitat de Barcelona, y Libertad González, de la Universitat Pompeu Fabra y BSE, precisa que la brecha de género en el total de horas dedicadas al trabajo remunerado y no remunerado ha descendido, al pasar de un diferencial de 9 horas semanales antes de pandemia a un diferencial de 5 horas en 2022.
En el reparto de tareas domésticas se constata una distribución ligeramente más igualitaria en relación al periodo previo a la pandemia, de manera que, dos años después del confinamiento, los hombres dedican, de media, tres horas más a la semana al cuidado de los menores, y las mujeres, tres horas menos.
Hacer la colada, limpiar el hogar y las pequeñas reparaciones son, además, otras tareas en las que más ha disminuido la brecha de género, de acuerdo a las conclusiones del estudio.
El documento alude a la mayor exposición a las responsabilidades familiares durante el confinamiento y al aumento de la flexibilidad laboral como posibles causas de esta reducción de la brecha de género.
Pese a ello, las mujeres siguen siendo las principales responsables de las tareas del hogar y de los cuidados domésticos, pues les dedican un 62% de su jornada, frente al 43% que dedican los hombres.
En un estudio publicado en 2021, las mismas investigadoras mostraron que las medidas adoptadas en España ante la crisis sanitaria produjeron un incremento inmediato de la brecha de género tras analizar el tiempo que invertían hombres y mujeres en sus labores remuneradas, en las tareas domésticas y en el cuidado de los menores.
El aumento de la brecha fue consecuencia de la mayor dedicación de las mujeres a las tareas del hogar sin una reducción equivalente en las horas destinadas a sus responsabilidades laborales. Así, entre marzo y mayo de 2020, los hombres dedicaron 14 horas semanales menos al trabajo remunerado, pasando de 37 a 23 horas semanales, mientras que las mujeres redujeron su jornada laboral en 11 horas semanales, pues pasaron de 25 a 14 horas.
En cambio, el tiempo dedicado al trabajo no remunerado (labores del hogar y cuidado de los hijos) se incrementó en ambos casos. Los hombres destinaron 10 horas más a la semana a las tareas domésticas y a la atención de los hijos menores (de 24 a 34 horas semanales), mientras que las mujeres dedicaron 12 horas más a esas funciones (de 45 a 57 horas semanales).
Como consecuencia, durante el confinamiento las mujeres trabajaron, de media, 14 horas más que los hombres a la semana, de modo que se acentuó el fenómeno de la doble jornada entre las mujeres.
Ellas siguen dedicando más horas
Dos años después, los hombres dedican 28 horas semanales al cuidado de sus hijos menores y a las tareas del hogar, lo que supone 4 horas semanales más en comparación con el periodo previo al confinamiento, con especial atención al tiempo que dedican a los hijos menores (hasta 3 horas más).
Esta implicación podría originar una distribución más igualitaria de las responsabilidades familiares a largo plazo, según las investigadoras. Por su parte, las mujeres destinan 43 horas a este tipo de trabajo no remunerado, 2 horas menos en comparación con el periodo prepandemia, pero siguen asumiendo gran parte de las responsabilidades familiares.
En cuanto al trabajo remunerado, tanto hombres como mujeres han vuelto a un nivel relativamente similar al que tenían antes de la pandemia. En mayo de 2022, los hombres dedicaron 36 horas semanales a sus responsabilidades profesionales, una hora menos que en marzo de 2020. En cambio, las mujeres invirtieron 26 horas semanales a su ocupación laboral, lo que supone una hora más respecto al periodo prepandemia.
Como consecuencia, la brecha de género en el total de horas de trabajo, tanto fuera como dentro del hogar, se ha reducido. El estudio, que analiza la brecha de género tanto dentro como fuera del hogar dos años después del inicio de la pandemia, ha examinado un conjunto de datos transversales con información socioeconómica para dos muestras representativas de la población española de entre 25 y 50 años recogidas en mayo de 2020.
En el capítulo de tareas domésticas, dos años después del inicio de la crisis sanitaria y tras recuperar los niveles de actividad laboral previos a la pandemia, el estudio observa que la brecha de género en la participación de las tareas domésticas se ha reducido en relación con el periodo previo al confinamiento por la COVID-19.
En concreto, en mayo de 2022 el diferencial era del 17*% frente al 23% registrado en marzo de 2020. Entre las tareas domésticas en las que más ha disminuido este diferencial destacan labores como hacer la colada, las reparaciones y la limpieza del hogar.
Prácticas laborales más flexibles
La implementación de medidas laborales más flexibles como el teletrabajo y las jornadas más compactas son dos de los cambios más importantes que ha experimentado el mercado laboral a raíz de la pandemia. Según datos de marzo de 2020, antes de la irrupción del virus el 13% de los trabajadores con hijos menores a su cargo trabajaban más de la mitad del tiempo desde casa. Durante el confinamiento, el 50% de los hombres y el 59% de las mujeres trabajaron desde casa.
Dos años después de la crisis sanitaria, el 33% de las mujeres y el 30% de los hombres hacen, como mínimo, un día de teletrabajo, mientras que el 14% de las mujeres y el 17% de los hombres trabajan desde casa, por lo menos, 3 días a la semana.
Asimismo, las jornadas laborales se han compactado, con una reducción en el porcentaje de personas que trabajan más allá de las 17.00 horas de la tarde: el 9% en el caso de los hombres (ha pasado del 71 al 62%) y el 6% en el caso de las mujeres (del 61 al 55%).
El teletrabajo y las jornadas laborales más compactas han facilitado la conciliación familiar, tal como asegura el 90% de las mujeres y el 87% de los hombres que trabajan desde casa al menos un día a la semana. Estas prácticas empresariales más flexibles, junto con la mayor exposición de los hombres a las tareas y cuidados domésticos durante el confinamiento, han favorecido la reducción de la brecha de género en las horas destinadas al trabajo no remunerado, según el estudio.