Una de cada cuatro mujeres residentes en el País Vasco de más de 65 años han sufrido violencia machista a lo largo de su vida (23,4%). Esta es la principal y perturbadora conclusión a la que llega el estudio Violencia de género y mujeres mayores en la Comunidad Autónoma de Euskadi: visibilizando una vulnerabilidad opaca, realizado por Iratxe Herrero y Carlos Díaz de Argandoña, gracias a una beca concedida por Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer.
En concreto, esto supone que más de 67.000 mujeres mayores han sufrido violencia. Además, según las investigadoras, cerca del 5,7% seguirían padeciéndola a día de hoy.
Así, según la directora de Emakunde, Miren Elgarresta, este estudio demuestra que es importante visibilizar esta realidad silenciada, que demuestra la “especial vulnerabilidad de las mujeres mayores ante la violencia machista”.
"Son mujeres que en su mayoría no han disfrutado de autonomía económica; han vivido en el pasado una época en la que debían pedir permiso a sus maridos para trabajar, para abrir una cuenta corriente o para salir al extranjero; en esa época la violencia contra las mujeres era un problema personal, de puertas adentro, y no, social como lo es hoy; y, en su mayoría, se han dedicado casi al completo al cuidado de las demás personas y sin espacios para el ocio y el disfrute personal”, explica.
Además, estas víctimas suelen ser de larga duración. "Asumen y normalizan la violencia, adaptándose a ella; han asumido la obligación de mantener su rol de esposa y madre como elemento que define su identidad y su prestigio social, por lo que desvincularse de este papel supone para ellas una dificultad mayor; desarrollan un comportamiento de mayor aceptación de las experiencias vitales, conocido popularmente como "cultura del aguantar"; tienen un estado de salud físico y psicológico más deteriorado y una autopercepción de su estado de salud y de su imagen más negativa que otras mujeres de su edad; y presentan un mayor grado de aislamiento social", indican en un comunicado de Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer.
"Asimismo, la mayor parte de ellas se mantienen en la relación hasta que esta cesa por fallecimiento del hombre o de ellas mismas; visibilizan menos su situación y lo comunican menos a su entorno; y tienen una mayor dificultad para identificarse como víctimas, para reconocer su derecho a ser ayudadas y para solicitar ayuda de manera explícita", añaden.
En cuanto al perfil del hombre, suelen ser personas con una socialización intensa en una cultura machista, con un comportamiento cronificado, y modulado en función de sus capacidades físicas y cognitivas, y con una doble imagen, agresivo dentro y pasivo fuera. Además, "adquiere un papel significativo en la vejez debido a la existencia de estereotipos de bondad o fragilidad asociados a las personas mayores que contribuyen también a invisibilizar sus comportamientos violentos en esta etapa de su vida".
"El estudio destaca que las asociaciones tienen un papel importante en la respuesta social a estas víctimas mayores porque desempeñan varias funciones que resultan clave en la atención dada a estas mujeres: Ofrecen espacios informales de interacción que permiten establecer los vínculos necesarios para crear un clima de confianza que facilite cualquier actuación dirigida a estas víctimas, tanto para identificar casos como para desarrollar actividades de sensibilización, información e intervención. Ofrecen espacios de respiro para aquellas mujeres que todavía mantienen la relación de pareja. Son un complemento necesario a la labor realizada por el sistema de recursos de la red formal de atención", señalan desde Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer.
Los perfiles más vulnerables entre el grupo de mayores suelen ser las de más edad, las que viven en el entorno rural y las que no acuden a recursos destinados a mujeres maltratadas.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.