Paula Buedo
Sociedad
El calor del verano de 2022 causó 12.000 muertes, más del doble de las estimadas
Paula Buedo
Foto: Big Stock
Domingo 15 de enero de 2023
ACTUALIZADO : Jueves 1 de agosto de 2024 a las 16:00 H
6 minutos
Un nuevo estudio recalcula la cifra total de fallecimientos. La mayoría son mayores
El verano de 2022 habría dejado más de 12.000 fallecimientos a causa de las temperaturas, de las cuales más de 5.000 se deben al calor extremo –el 98% de estas últimas habrían sido de personas mayores de 65 años–.
Estas cifras de mortalidad atribuida al calor que estima un nuevo estudio son superiores a las que apuntaba el Ministerio de Sanidad. La explicación de esta diferencia radica en el método de medición utilizado en cada caso.
Todo el 2022 ha estado marcado por las altas temperaturas y la falta de lluvias, pero el verano de este año ha sido especialmente alarmante. Ha pasado a la historia por encadenar jornadas de calor asfixiante sin tregua en las que los 40º se convirtieron en una temperatura habitual en muchos puntos de España.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) contabilizó 42 días bajo la categoría de ola de calor, lo que supone aproximadamente la mitad del verano. Esta cifra supone un récord en España, pues en años anteriores esa cifra fue mucho menor. En los últimos 20 años, el segundo puesto lo ostenta el año 2015, con 29 días, un número muy por debajo de las cuatro decenas de 2022.
Esta situación anómala ha tenido un grave impacto en la salud de la población. El sistema de monitorización de la mortalidad (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) así lo reflejó en los meses estivales, pues se produjo un exceso de mortalidad. Una fracción de este se relacionaba con el calor, pero el origen del resto se desconocía, como se puede observar en el gráfico. Ahora, el análisis publicado en la revista Epidemiology ha repasado las cifras de mortalidad atribuibles al calor en España en 2022 y ha resuelto esa incógnita contabilizando también el calor moderado.
MoMo, ISCIII.
Por comunidades autónomas, en 2022 se han producido en total en Andalucía 3.293 muertes más de las esperadas; en Aragón 1.619; en Asturias 1.232; en Baleares 1.494; en Canarias 2.111; en Cantabria 896; en Castilla y León 3.402; en Castilla-La Mancha 1.304; y en Cataluña 3.196.
Asimismo, en la Comunidad Valenciana se han producido 4.607 fallecimientos más de los previstos; en Extremadura 1.296; en Galicia 3.333; en la Comunidad de Madrid 2.311; en Murcia 719; en Navarra 951; en el País Vasco 1.961; en La Rioja 254; en Ceuta 16; y en Melilla 95 menos.
Un escenario que se repetirá
El cambio climático representa una de las mayores amenazas para la humanidad. Sus efectos suponen riesgos de diferente tipo. Entre ellos, los episodios de temperaturas extremas como los del verano de 2022, que tuvo consecuencias devastadoras para los ecosistemas, como incendios o subidas de la temperatura de las aguas marinas, pero también para las personas, pues muchas perdieron la vida a causa de las olas de calor.
El impacto de las altas temperaturas en la salud es muy importante y va mucho más allá de los ya conocidos golpes de calor. Así lo explica Dominic Royé, uno de los firmantes del estudio, junto a Aurelio Tobías y Carmen Iñiguez: “son una fracción muy pequeña de toda la mortalidad atribuible al calor”. Además, advierte que los futuros veranos se vivirá una situación similar a la de 2022, año que ha aumentado cinco veces la mortalidad por calor de 2018 o 2020.
Tobías, Royé e Iñiguez.
“El calor presenta un estrés para el cuerpo humano, con una mínima autorregulación existe mayor bienestar-equilibrio energético cuerpo-entorno”, añade. En los últimos años, varios estudios científicos se han hecho eco de este grave problema y han advertido de que es necesario tomar medidas para mitigar el estrés causado por la subida de las temperaturas, ya que, como apunta Royé, dos de cada mil muertes por causas cardiovasculares ya son consecuencia del calor. “Es más –continúa– el 35% de las muertes entre 1981 y 2018 ya se deben al Cambio Climático Antropogénico”.
Adaptar las ciudades
No todo el mundo enfrenta en igualdad de condiciones el estrés causado por el calor ni dispone de las mismas posibilidades para paliarlo. Por ejemplo, los países más ricos parecen demostrar una mayor capacidad de adaptación.
De la misma forma, la población más vulnerable son los mayores, niños o personas con enfermedades crónicas que pueden verse agravadas, como las respiratorias o las ya mencionadas cardiovasculares. A estos grupos se añaden también las personas expuestas al calor extremo en el trabajo y las víctimas de la pobreza energética, desprovistas de recursos para moderar la temperatura en sus espacios cotidianos.
Esta alerta es una llamada a las autoridades para adoptar medidas con la vista puesta en un futuro en el que estos episodios serán normales. Por ello, Royé apunta a la necesidad de buscar soluciones biometeorólogas en el diseño urbano. “Necesitamos urgentemente medidas de mitigación y adaptación a nivel individual, pero sobre todo colectivamente, particularmente en nuestras ciudades”, reclama.
Un ejemplo de estas son los refugios climáticos, que ofrecen a la población un entorno con temperaturas de confort en caso de calor o frío extremo. En España, muchas ciudades ya están trabajando en ellos. Barcelona, por ejemplo, dispone de más de 150 refugios disponibles.
Otra medida clave es la incorporación de zonas verdes en las ciudades. Estos espacios parecen mostrarse eficaces para reducir el calor y la mortalidad.