Permanecer en el domicilio lo máximo posible, como han recomendado las autoridades sanitarias a los mayores en los momentos más duros de cada una de las tres olas, tiene sus consecuencias.
Y es que, la clave de un envejecimiento saludable reside, en parte, en la actividad física periódica y la socialización, algo, que miles de mayores no han podido tener y que generará y ha provocado ya secuelas físicas, sobre todo en las personas más longevas.
65Ymás ha conversado sobre todos estos temas con la miembro del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Madrid (@cfisiomad), Olga Cures.
Pregunta - ¿Cuáles son las principales secuelas físicas causadas por la pandemia –al margen de las propias del COVID– que están viendo en personas mayores?
Respuesta - Obviando, como bien apuntas, todo lo relacionado con el padecimiento de la enfermedad, esta pandemia ha sido muy cruel. Cruel, porque las medidas preventivas, a su vez, han tenido consecuencias devastadoras entre las personas mayores. No hablo sólo de las personas institucionalizadas. Hablo también de ese gran grupo de personas que viven solas o únicamente con su pareja. El confinamiento, el aislamiento, la distancia social han dado lugar a retrocesos más o menos grandes a nivel de la autonomía, la seguridad y la independencia de muchos mayores.
Y se observa también un aumento de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
P.- ¿Se ha dejado de lado la lucha contra el desgaste físico durante esta pandemia? ¿Se podría haber hecho mejor?
R.- A toro pasado es fácil evaluar lo que hubiera venido bien y lo que ha sido improductivo. Pero sí, no debería haberse dejado de lado, con vistas a la superación de la enfermedad, el abordaje de las limitaciones físicas. Los abordajes desde la fisioterapia se muestran vitales en este aspecto.
Las propias medidas preventivas dejaban claro que iban a dejar secuelas físicas, por lo que el tratamiento precoz hubiera prevenido la intensidad y frecuencia de las secuelas. Si aíslas, confinas, limitas la movilidad, etc., la atrofia, el desajuste físico, la pérdida de reflejos y la desadaptación cardiorrespiratoria aumentan de manera imparable.
Se sabe suficiente como para haber previsto estas consecuencias. Lo que hubiera llevado a la lógica valoración de la necesidad de aumentar el trabajo fisioterápico con las personas mayores.
P.- ¿Qué consejo daría a los mayores para minimizar el impacto de la pandemia en su estado físico?
R.- Es importante volver progresivamente a la actividad, la independencia y autonomía. El ejercicio terapéutico puede aportar un buen punto de partida. Asumir que la mejora no es de un día para otro. Adaptar el ritmo a la mejora progresiva. Mantenerse activo, tanto como el cuerpo nos permita en cada momento. Dejarse guiar por un profesional y comentar todo lo que sientan como extraño.
P.- Al margen de las consecuencias de las restricciones, las secuelas en mayores del propio coronavirus requieren muchas veces de rehabilitación y de un seguimiento.
R.- Algo que caracteriza a este virus es su gran variabilidad en cuanto a afectaciones y secuelas. Todavía se están descubriendo secuelas que no es que sean nuevas, sino que aparecen pasado el tiempo o inicialmente no se asociaban a la enfermedad. Afortunadamente, todos esperamos que los efectos beneficiosos de las distintas vacunas sobre la acción del virus en las personas, impida que realmente persistan las secuelas –en futuras infecciones–.
A media que la vacunación aumente, las secuelas derivadas de la enfermedad también disminuirán.
P.- ¿Hay diferencias entre sexos en relación con las secuelas del Covid?
R.- Todavía es necesario avanzar en las investigaciones que se están llevando a cabo sobre las secuelas. Puesto que ni tan siquiera sabemos si puede haber más olas y la actual no ha concluido. Pero estas investigaciones deben adoptar una perspectiva de género, ya que existen factores predisponentes, principalmente de ámbito social, que implican más a las mujeres.
Se ha visto que la enfermedad en sí afecta más a las mujeres y también que hay más mujeres con síntomas de lo que se llama COVID persistente pero son los hombres los que presentan una mayor gravedad en cuanto al desarrollo de la enfermedad. Y si se ha observado que mueren más hombres.
Lo que también podemos resaltar es que las secuelas pueden estar influenciadas por las condiciones socioeconómicas. Por ejemplo, la dificultad para ciertos niveles económicos para mantener el aislamiento, viviendas de baja calidad, precariedad económica, dificultad para acceder a material preventivo, dificultad para seguir las medidas indicadas por las autoridades sanitarias o para acceder a medios tecnológicos, etc.
Un aspecto que también puede influir en cuanto a la evolución de la enfermedad –pero cuyos efectos se verán más a largo plazo– puede ser el modelo de gestión sanitaria de cada comunidad autónoma. Será interesante comparar la influencia de un tipo u otro de gestión y cómo ha afectado a la aparición de secuelas y su evolución en el tiempo. Si no hay un buen sistema sanitario y sociosanitario que ponga toda la carne en el asador, las secuelas perdurarán y las discapacidades se perpetuarán más.
No obstante, existen muchas investigaciones en curso que pueden dar luz a posibles diferencias en este ámbito y ayuden a afinar el tratamiento y la prevención.
P.- ¿Se podrían haber prevenido estas secuelas (sin desproteger frente a la infección)?
R.- La COVID-19 es todavía una gran desconocida. Cuanto más se investiga, más caminos aparecen para la investigación. Desde la barrera es fácil emitir juicios, valoraciones o establecer criterios a toro pasado.
A nivel mundial podemos extraer lecciones de la gestión de otros estados. Pero primero debemos valorar su adaptación a la realidad de la sociedad española.
No obstante, limitar el acceso a los tratamientos fisioterápicos ha dado lugar a que las consecuencias de las medidas preventivas hayan sido mayores. Hubiera sido interesante establecer protocolos de tratamiento preventivo para personas mayores, tanto a nivel asistencial como domiciliario. Incluir al fisioterapeuta en los equipos de tratamiento a todos los niveles. Puesto que se hubiera podido intervenir en las secuelas más frecuentes como son la disnea, la astenia, fatiga, mialgias, artralgias, secuelas cognitivas, etc.
Los grandes resultados de integrar al fisioterapeuta en las UCI, ha mejorado la respuesta de los enfermos, han acortado la estancia en estas unidades, han acortado los tiempos de recuperación y han ahorrado al erario público una gran cantidad de dinero.
P.- ¿Hay algún país que haya tratado mejor estos temas?
R.- Tanto Estados Unidos, como España están generando bastante documentación, desde las universidades, por ejemplo. Pero queda mucho camino por andar.
P.- ¿Qué política pública debería hacer la administración para paliar las consecuencias físicas de la pandemia en mayores?
R.- En la actualidad, sólo trascienden medidas para atajar la propagación de la enfermedad, para prevenir su contagio. No hay que decir que no dudo que sea imprescindible. Pero es ya hora de plantearse seriamente el trabajo a corto/medio/largo plazo, con las secuelas tan particulares que está dejando esta pandemia. Afecciones cardiacas o respiratorias con apenas correspondencia con el estado de los órganos, alteraciones multiorgánicas con origen multifactorial. Alteraciones del equilibrio, la autonomía, las capacidades funcionales, etc.
Recalcar que estas secuelas, a la larga, también van a dar lugar a un aumento del gasto sanitario, en cuanto a los cuidados sanitarios y farmacológicos que estas personas van a necesitar.
Y, no es menos importante, plantearse el abordaje multidimensional de los cuidados dedicados a las personas mayores. Cómo atender adecuadamente tanto en su domicilio, como en instituciones o si estás deben cambiar. Planificar protocolos de rápida respuesta que no excluyan a ninguna persona del acceso a los cuidados necesarios –como se ha visto que ha pasado en las primeras fases de esta pandemia-.