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La demencia es un problema de salud que conlleva al deterioro progresivo del funcionamiento cognitivo y donde la memoria, el juicio, e lenguaje y otras funciones cognitivas pueden verse afectadas.
A día de hoy, unas 50 millones de personas viven con este problema, una cifra que en los próximos 30 años ascenderá a los 152 millones. En este escenario, los investigadores de la University College In London (Reino Unido), han publicado en el Clinical Epidemiology, un estudio donde aseguran que los casos de deterioro cognitivo se han duplicado en 10 años.
En concreto, en el trabajo se han analizado datos de más de 1,3 millones de adultos de entre 65 y 99 años entre los años 2009 y finales de 2018. Los investigadores identificaron a 55.941 adultos que habían hablado con su médico de cabecera sobre problemas de memoria y 14.869 personas que tenían antecedentes de deterioro cognitivo.
Por cada 1.000 personas que se observaron durante un año en 2009, se registró un nuevo caso de deterioro cognitivo. No obstante, en 2018 por cada 1.000 personas observadas durante un año, se registraron tres nuevos casos de deterioro cognitivo.
"Descubrimos que entre las personas mayores de 80 años, las mujeres y las personas que viven en áreas más desfavorecidas tenían más probabilidades de registrar problemas de memoria o deterioro cognitivo, y sus síntomas eran más propensos a progresar hasta el diagnóstico de demencia", añaden.
Signos de predicción de un alto riesgo de demencia
La investigación demostró que a partir de los 3 años de seguimiento a partir de la fecha en que el médico informó de un problema de memoria, el 46% de las personas terminaría desarrollando demencia. El riesgo asciende al 52% en las personas con deterioro cognitivo.
“Los problemas de memoria y el deterioro cognitivo no solo son síntomas característicos de la demencia, sino que también predicen un alto riesgo de desarrollarla", aseguró Brendan Hallam, coautora del estudio y profesora del UCL Epidemiology & Health Care.
Hallam considera que los resultados del estudio deben servir para que los médicos de cabecera identifiquen lo antes posible a las personas con problemas de memoria para poder ofrecerles "recomendaciones para mejorar la memoria y permitir un diagnóstico oportuno de la demencia".