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El mundo de la comunicación y el deporte está luto tras la muerte del periodista Pepe Domingo Castaño. El conocido locutor, escritor y antes cantante y presentador de televisión fallecía este domingo en Madrid de manera repentina a los 80 años.
Paco González, su inseparable compañero, primero en Carrusel Deportivo (Cadena SER) y después en Tiempo de Juego (Cadena COPE), relataba este domingo por la noche con Juanma Castaño cómo habían sido las últimas horas de Pepe Domingo Castño.
"Hace dos sábados, el anterior del parón de selecciones, viene y estaba fastidiado de la garganta. Fue al médico y le trataron y como no funcionaba, le cambiaron el tratamiento. Al final de esta semana, el jueves-viernes, estaba muy cansado, y ayer Tere [su mujer] nos dijo que se quedaban ingresados. Hevia y yo nos dijimos "lo que está sufriendo Pepe" porque le provocaba aprehensión todo lo relacionado con las batas y no esperábamos que al final de todo esto pasara lo que ha pasado. Nos llamó su hijo pequeño anoche y nos dijo que no había solución", explicó muy emocionado.
🖤 Paco González recuerda a su amigo Pepe Domingo Castaño
— El Partidazo de COPE (@partidazocope) September 17, 2023
👏🏻 "Hoy me he sentido orgulloso de pertenecer a esta casa"
😢 "Cuándo he escuchado: ¡Un purito Pepe!, en el Coliseum, no he podido evitar llorar"
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En efecto, una infección de garganta persistente y resistente a diferentes antibióticos había estado minando su bienestar. Pese a ello, el resultado fatal no era algo que se viera venir, mucho menos de forma tan precipitada. Al principio parecía que no era para tanto: un simple dolor de garganta que acabó por restarle voz a Castaño. Ante la persistencia de las molestias, el locutor decidió ingresar en el Hospital Sanitas de la Zarzuela, una decisión que, desgraciadamente, acabó en el diagnóstico de algo peor.
El cuadro clínico no se limitaba a la garganta. Una infección intestinal coexistía, y juntas llevaron a Castaño a un estado crítico. La culminación de estas complicaciones se manifestó en una septicemia.
La septicemia comienza por una infección localizada, puede tratarse de algún tipo de infección urinaria (muy común), de tipo respiratorio o abdominal. Esa infección se puede extender, con mayor o menor rapidez e intensidad, al resto del organismo y afectar a órganos vitales como el hígado o los riñones, provocando así una situación de máxima gravedad.
Entre los grupos de riesgo más proclives a la septicemia, se encuentra el de las personas mayores, especialmente aquellas que pueden sufrir una enfermedad crónica. Fiebre, somnolencia, desorientación o náuseas son algunos de los síntomas que pueden ser un indicio del principio de una sepsis, ante la que hay que actuar con rapidez acudiendo a un servicio hospitalario de urgencia.
Es esencial iniciar cuanto antes el tratamiento antibiótico que logre frenar la expansión de la infección.