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La genética es una de las variables que afectan a nuestra calidad de vida así como a la longevidad. Aun así, la predisposición genética a padecer diabetes, colesterol, cardiopatías, cáncer u otras enfermedades respiratorias no es suficiente para determinar su aparición. El estilo de vida es mucho más importante, especialmente a la hora de determinar cuál es nuestro estado de salud general.
Así lo cuenta a Infosalus la doctora Inmaculata De Vivo, profesora de Epidemiología en la Harvard Medical School of Public Health, una de las mayores expertas en el área del mundo genético, sobre todo en la investigación genética del cáncer. Dice que afectan los factores ambientales a los que nos exponemos, pero también las decisiones vitales.
'Centinelas de la salud'
El cuerpo tiene moléculas o biomarcadores que pueden explicar si estamos predispuestos o no a desarrollar una enfermedad: "Son los llamados 'centinelas de la salud' y su presencia, ausencia, concentración o características biológicas pueden darnos mucha información sobre la probabilidad de desarrollar enfermedades", añade.
Habla de los telómeros como uno de esos centinelas que ha probado una información más fehaciente, "un grupo extremadamente útil" para aportar información sobre nuestra salud y esperanza de vida. La doctora los califica como las "verdaderas superestrellas". Los telómeros con estructuras de ADN se encuentran a los extremos de los cromosomas. Su función es la de protegerlos de posibles daños y mantener el material genético de la célula completamente intacto.
Acortamiento acelerado
El ADN es en su mayoría inmutable, pero los telómeros están influenciados por nuestras elecciones, comenta a Infosalus con motivo de la publicación de su libro 'Biología de la Gentileza' (Diana) junto con Daniel Lumera, experto en ciencias del bienestar. "En nuestro organismo las células se reproducen constantemente para sustituir a las que llegan al final de su ciclo vital".
Explica que en este proceso de replicación, "los telómeros pierden pequeños segmentos de su cadena genética, por lo que la nueva célula tiene telómeros ligeramente más cortos que la que lo generó". Añade: "Todos nacemos con telómeros de una cierta longitud que va disminuyendo a lo largo de la vida. Es un proceso irreversible".
De Vivo subraya que los telómeros más largos se asocian a individuos con vidas más logevas, mientras que los más cortos son de personas con una menor esperanza de vida. Es normal que se acorten naturalmente como resultado de la replicación del ADN y del estrés oxidativo y la inflamación, lo preocupantes es "cuando hay un acortamiento acelerado, lo que resulta en un envejecimiento prematuro".
La importancia del estilo de vida
Estas 'superestrellas' son una forma de medir el envejecimiento celular. Además, tienen un componente genético alrededor del 60%, el resto no es genético. "Eso significa estilo de vida, medio ambiente, etc. Las opciones de estilo de vida pueden afectar a nuestra biología porque modifican nuestro ADN", explica la profesora.
Del mismo modo alerta de aquellos hábitos como fumar o el sedentarismo, que pueden dañar a los telómeros y causar un envejecimiento prematuro y enfermedades crónicas. Al contrario, una alimentación saludable, la actividad física, la meditación y el contacto con la naturaleza pueden protegerlos del desgaste acelerado y, por tanto, mejorar la salud y la longevidad. La doctora destaca los factores que para ella más influyen en el acortamiento: el índice de masa corporal, el tabaco, la actividad física, el estrés y la alimentación.