Sociedad
Los coches antiguos, en el punto de mira de la DGT
Pere Navarro se muestra a favor de la renovación del parque automovilístico
La edad media del parque automovilístico (número de automóviles que circulan por un determinado país) de España es una de las más altas de la Unión Europea, superando los 13 años, cuando en Alemania por ejemplo, no llega a los 10 años.
Esta situación preocupa al director de la DGT, Pere Navarro, que en las Jornadas 3.0 sobre La Tecnología del Automóvil y la Seguridad Vial de la plataforma Ponle Freno organizadas por Atresmedia y Fundación AXA, se ha mostrado a favor de una profunda renovación del parque: "Nos interesa renovar para evitar la compraventa de vehículos. No puede ser que haya transferencias y compraventas de vehículos de gran antigüedad".
Navarro ha destacado la importancia de tener vehículos más modernos y seguros, que al mismo tiempo sean menos dañinos para el medio ambiente.
La pandemia aumentó la venta de vehículos antiguos
A día de hoy, todo aquel que quiera adquirir un vehículo nuevo puede acogerse al Plan MOVES, uno de los programas de incentivos para la compra de vehículos nuevos. Este plan, en concreto, facilita el acceso a coches más ecológicos, ya que una buena parte de la ayuda se reserva a la adquisición de vehículos eléctricos o híbridos enchufables.
A pesar de estas ayudas, con la pandemia aumentó la venta de coches usados y baratos, especialmente los diésel de hasta cuatro años de antigüedad, aunque también destacó la compra a precios muy asequibles de los vehículos de más de 10 años. Con el fin del confinamiento, la venta de coches de más de 20 años se disparó.
El informe elaborado por el Centro de Estudios y Opinión Ponle Freno-AXA estimó que los vehículos de más de 10 años tienen el doble de probabilidades de sufrir un accidente grave que los menos antiguos: un 53 % frente al 24 % de los que tienen entre 0 y 4 años y frente al 23 % de los de entre 5 y 10 años.
Además, el uso diario y rutinario de vehículos antiguos se está limitando cada vez más, y en ciudades como Madrid, Barcelona o Valladolid, los ayuntamientos han creado zonas de tráfico donde estos vehículos no pueden acceder.
