¿Quién no querría vivir en una comunidad de personas con aficiones similares, en su propia casa, pero con espacios compartidos y un servicios adaptado a sus necesidades? Bajo esta premisa surgen los primeros cohousing o viviendas colaborativas en diferentes países de Europa como Dinamarca en los años 60, en un intento de paliar también la soledad de las personas en su entorno, por lo que ha tenido un especial calado entre los sénior de entre 50 y 70 años. Un modelo que en España que, salvo alguna excepción, ha tardado más en llegar y que actualmente se encuentra dando todavía sus "primeros pasos", según los expertos. De ahí que en 65YMÁS nos preguntamos, cuáles son los factores que podrían estar frenando la proliferación de estos proyectos en nuestro país, sobre todo los que implican a los sénior.
Aunque existen cerca de una decena de proyectos en funcionamiento en España – entre los que destacan el proyecto pionero de Santa Clara (Málaga) (1991) y la que hasta ahora es la referencia del cohousing sénior, el Centro Social de Convivencia Trabensol (2013) y casi 30 proyectos en desarrollo como Jubilar Villa Rosita–, los expertos consultados consideran que existen una serie de peculiaridades que están haciendo que su implantación haya sido mucho más lenta en España. "Se podría decir que en España estamos aún en un momento inicial en lo que al cohousing se refiere, sin haber vivido todavía una gran eclosión como en otros países. Es un modelo que lleva una media de 10 años de maduración y sobre el que se deben ir aprendiendo lecciones, que surgen de la propia convivencia comunitaria", señala Javier García Pérez, experto en Longevidad y miembro del Comité de Expertos de Economía y Derecho de 65YMÁS que lleva décadas explorando este tipo de proyectos.
Inauguración del Cohousing Trabensol en Torremocha del Jarama (2013)
Concepto difuso y diferencias culturales
Entre los grandes retos por superar los expertos llaman a repensar qué entendemos por cohousing y y las particularidades de la sociedad española. "Aquí el cohousing ha tardado más en llegar porque somos una sociedad mucho más familiar que la de los países del norte de Europa. Hasta hace relativamente poco, no se planteaba una vejez que no fuese en casa de allegados, en una residencia o en la propia casa pero con ayuda del entorno, algo que en la cultura protestante europea, de pensamiento más individual, funciona diferente. Ahora, en España con una vida cada vez más en las ciudades, se están perdiendo estas redes de apoyo, por lo que surgen nuevas necesidades que el cohousing puede cubrir", opina García Pérez.
También la socióloga Irene Lebrusán (@IreneLebrusan), investigadora de Universidad de Harvard y colaboradora del Centro Nacional de Investigación en Envejecimiento (@cenie_es), sostiene que uno de los problemas es precisamente no tener un concepto cerrado y definido. "El gran problema que tenemos es que existen diferentes definiciones, cogidas de otros idiomas en los que sí entienden su significado, y que además usamos de manera intercambiable conceptos en inglés como coliving, Senior Living o cohousing, cuando no son lo mismo. Para mí, un proyecto de cohousing, sería un conjunto de personas en buen estado de salud que deciden compartir un determinado espacio en el que tienen una serie de espacios privados, pero que también tienen otros que comparten. Pero es cierto que nos encontramos con frecuencia con diferentes definiciones".
Mapa cohousing sénior en España Fuente: Elaboración propia
Dificultades normativas
Esto puede conllevar una serie de dificultades añadidas, de uso de suelo, por ejemplo. Un cohousing, en teoría sería un “establecimiento colectivo”, es decir, distinto al hogar, y esto tiene que ver con una serie de cuestiones de ordenamiento legal". De hecho, hasta el momento, el modelo de cesión de suelo a una cooperativa formada por los futuros integrantes del cohousing ha sido el modelo más común. Pero en los últimos años se están adaptando las normativas tanto locales como nacionales para acoger estos nuevo modelos de vivienda.
El Gobierno recoge en su Plan Estatal de Vivienda 2022-2025 un programa de ayudas específicas para este tipo de residencias colaborativas y cooperativas ante la expectativa de que aumente su oferta en los próximos años. Según el real decreto publicado en el Boletín Oficial del Estado, el Gobierno entiende que en estas viviendas, que podrían ser intergeneracionales, “los espacios de interrelación ganan superficie a los espacios meramente privativos, lo cual posibilita una mayor integración y relación entre los inquilinos”. Es decir, con ellas se comparten más espacios entre los habitantes de los complejos residenciales.
Visita Terreno de Axuntase, futuro primer cohousing de Asturias
¿Qué pasa cuando empieza a haber problemas de salud?
La mayoría de las personas que deciden optar por el cohousing son no dependientes, tienen afinidades comunes y quieren vivir en un lugar diferente, más rural o de playa, pero con ciertos servicios extra como fisioterapia o espacios comunes. Pero tal como reconocen los expertos, estos cuidados no son asistenciales como en las residencias, por lo que el gran reto de los cohousing para mayores es qué ocurre según van apareciendo los problemas de salud asociados a la edad. Tal como nos cuenta Javier García Pérez, en las iniciativas que ya están en desarrollo, generalmente cuando hay problemas puntuales de salud, unos mayores ayudan a otros en visitas al médico o en los cuidados, pero el gran reto es qué ofrecer en el futuro cuando vayan surgiendo enfermedades a más largo plazo. "Hoy por hoy la duda está en si contratar a servicios externos – que suponen un coste extra– o ir a una residencia. Sin resolver este asunto no habrá cohousing".
"El cohousing actual, tal y como está planteado, no está preparado para dar respuesta a esa necesidad de cuidados de larga duración o de alta demanda. Es una alternativa para personas que están en situación de salud, pero no para personas que ya necesitan esos cuidados y que son normalmente las que van a residencias, por lo que creo que es aún un concepto muy idealizado", opina Irene Lebrusán. "En realidad, entre el cohousing y las residencias, debería existir un planteamiento intermedio que no existe. En otros países hay una serie de residencias híbridas o residencias intermedias, en las que las personas según van teniendo unas mayores necesidades, te van proporcionando unos cuidados u otros. Pero eso aquí en España no sucede. La conclusión es que nos volvemos a plantear el mismo problema de siempre y es que las residencias están enfocadas a una serie de cuidados específicos, que no se pueden plantear en los hogares y que en los cohousing, donde lo que se plantea es una creación de la comunidad, es muy difícil que puedan seguir formando parte activa de la comunidad si tienen problemas serios de salud".
Conflictos de convivencia
Respecto a si los problemas de convivencia pueden ser un freno a este tipo de experiencias colaborativas, los expertos apuntan a que igual que hay conflictos familiares, la vida en grupo también lleva a una serie de roces. "Esto ocurre especialmente ya que la piedra angular es la vida en comunidad y la toma de decisiones asamblearias en la mayoría de los proyectos de cohousing para mayores en nuestro país. Por eso, la palabra ceder, es la clave de la convivencia, pero no siempre es posible", cuenta Javier García Pérez, quien reconoce que las personas que optan por este modelo suelen tener una experiencia previa en el mundo del asociacionismo y las cooperativas.
"El éxito inicial del proyecto depende de la cohesión y el trabajo del grupo, por ello, en general, avanzan iniciativas en los que había un vínculo común previo. Sin embargo, nos encontramos a menudo con grupos que se acercan a este fenómeno con escaso conocimiento de él, y que vuelven a intentar crear su proyecto desde cero, sin enriquecerse de las experiencias de las cooperativas que ya han recorrido ese camino. En cierta manera, no estamos consiguiendo generar un modelo en el que se base las nuevas iniciativas y les permita recorrer el difícil camino con más seguridad", reconoce en el cuaderno Retos en el Desarrollo del Cohousing en España, Felix Martín, Secretario General de la primera coordinadora nacional de cohousing, Hispacoop (@Hispacoop).
Precio aún poco asequible
El precio y la financiación son otro de los retos del cohousing. Los residentes contribuyen económicamente al proyecto mediante un pago inicial para ingresar y una renta mensual destinada a cubrir los gastos de suministros y servicios. Aunque no hay un precio estándar, ya que cada proyecto es independiente en términos de costes y servicios que ofrece, la inversión media oscilan entre los 100.000 y los 250.000 euros. Las cuotas mensuales también varían y pueden ir desde los 350 euros hasta los 900 euros, por lo que no todo el mundo puede acceder a este tipo de viviendas..
Además, según señalan desde Hispacoop, las especiales características de los proyectos y de las personas que lo forman hacen que la banca se acerque a ellos con cautela. "No hay que olvidar que se financia a una cooperativa, que en general, no tiene actividad reseñable con anterioridad y, por lo tanto, las garantías exigidas por la entidad financiera seguramente se incrementarán. En este sentido, acuerdos con la banca que sea más sensible a estos proyectos serán necesarios". Pero según Irene Lebrusán, la cuestión de fondo sería evaluar las preferencias de hábitat en España. "Las personas en su gran mayoría (90%), prefieren quedarse en su vivienda durante el mayor tiempo posible, aunque esto está cambiando. El futuro dirá si las ventajas del cohousing se imponen a las desventajas y se materizaliza este modelo, aún "idealizado" y que debe aterrizar en proyectos tangibles y viables, defiende la experta.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.