Tras la aparición del coworking (espacios de trabajo compartidos) y el cotravelling (la misma idea aplicada a los viajes), llega una nueva tendencia al mundo de la economía colaborativa: el "Senior Cohousing". Esta práctica, que podría traducirse al español como "covivienda" y "vivienda colaborativa", va mucho más allá del simple hecho de compartir un espacio: es una filosofía de vida beneficiosa tanto a nivel emocional como físico. Así pues, los Proyectos Colaborativos de Vivienda Compartida para Personas Mayores (como se les conoce en España) son fundamentales para fomentar un envejecimiento activo a la par que saludable y, además, son un remedio eficaz contra la soledad y el abandono que sufren muchos mayores.
Cada vez son más las personas de la tercera y cuarta edad que deciden emprender este tipo de proyecto en común para combatir la soledad. Según el Informe del Mayor, elaborado por la Unión Democrática de Pensionistas de España (UDP) en 2018, dos millones de personas de más de 65 años viven solas y se prevé que la cifra siga aumentando. Asimismo, el informe destaca que el 15,8% de la población española cuida de algún familiar y este porcentaje aumenta en personas de entre 45 y 55 años. Además, las familias que no pueden hacerse cargo de los mayores dependientes suelen recurrir a cuidadores, pero estos no siempre aportan el calor necesario y su coste es muy elevado.
La solución: el Cohousing. 65ymás te cuenta cuál es su origen, qué modalidades existen, cuánto cuesta y qué ayudas hay a la hora de crear un proyecto de este tipo. Para esta labor, nos hemos basado en los testimonios de dos expertos: el abogado especializado y asesor Ignacio González y el arquitecto, miembro de la iniciativa eCohousing, Rojelio Ruíz.
¿Qué es el Cohousing?
Se tiende a pensar que se trata sólo de compartir vivienda, pero la cosa no acaba ahí. Es, también, una centralización de servicios y productos: asistencia médica, comedor, seguridad, limpieza y deporte. Para lograrlo, es imprescindible que todos los usuarios vivan cerca. Por ello, los mayores, organizados en cooperativas de 30, 40 o 50 personas, suelen decidir comprar un edificio para adaptarlo a sus necesidades.
¿Cuándo surge la práctica?
Los países nórdicos fueron los primeros en implementar el modelo. El pionero fue Dinamarca, creador también, en 1891, de la primera residencia para mayores. En los años 60 y 70, el sistema clásico entró en crisis y se creó la primera Comisión sobre el Envejecimiento con el objetivo de desarrollar una política unitaria y coherente con los mayores. En paralelo, las personas mayores empezaron a buscar alojamientos autónomos con instalaciones comunes que brindasen la oportunidad de compartir actividades diarias y ayudarse mutuamente. Nació, entonces, el Cohousing. Y, con el paso de los años, se comenzó a extender por toda Europa. En España, la primera iniciativa como tal, que sigue funcionando hoy en día, nació en 2002 y comenzó a estar operativa en 2013: Centro Social de Convivencia para Mayores Trabensol, en Torremocha de Jarama que a su vez se inspiró en cooperativas malagueñas y holandesas.
¿Qué modalidades hay?
En primer lugar, existe el denominado "Senior Cohousing", en el que grandes grupos comparten bloque de viviendas y servicios. Es la modalidad “canónica”. La segunda forma de compartir vivienda y servicios es el "Intergeneracional Cohousing". En esta modalidad, conviven familias jóvenes y mayores. De momento, según el arquitecto Rojelio Ruíz, sólo hay dos proyectos en España y están aún en construcción: Entrepatios (Madrid) y La Borda (Barcelona). Y, en tercer lugar, existe una variable más “casera”, sin nombre definido. En ésta, la propietaria de una vivienda grande decide compartirla con tres o cuatro personas y les cede el derecho de uso. No obstante, se trata de una práctica menos completa y más onerosa, al ser necesario recurrir a la asistencia a domicilio para ciertos servicios.
No es Cohousing
Existen casos en los que jóvenes deciden irse a vivir a casas de personas mayores. Normalmente, no suelen pagar alquiler y, a cambio, el nuevo inquilino ofrece asistencia y compañía. Esta práctica, aunque efectiva para luchar contra la soledad, no es Cohousing. Asimiso, tampoco lo son los pisos tutelados por el Estado aunque, en ellos, sí que se centralicen los servicios.
¿Cuánto cuesta?
Un interno que cuida de una persona mayor puede llegar a suponer un desembolso medio de 1.500 euros al mes, según el abogado especializado Ignacio González. Cuando se juntan 30 o 40 usuarios, el gasto baja y, al poder contratar a empresas más grandes, el servicio suele mejorar. Así, el precio medio de un centro para 50 usuarios, con prestaciones completas, no llega a los 600 euros por cabeza. Por otra parte, la amortización de la vivienda (aprox. 90.000 euros/unidad) supone unos 350 euros mensuales, con una entrada de 14.000 euros, siempre que se haya construido sobre suelo público. Estos precios se adecúan a viviendas de gama media de dos habitaciones y a unos servicios profesionales que, si se gestionasen individualmente, podrían suponer 2.000 o 3.000 euros al mes, según González.
¿Existen ayudas?
En 2018, se aprobó, por el Real Decreto 106/2018, el Plan Estatal de Vivienda (2018/2021) que incluía el Programa de Fomento de Viviendas para Personas Mayores. En él se destinan importantes ayudas al Cohousing (hasta 400 euros por metro cuadrado). Para conseguir entrar en el Programa, es necesario cumplir con una serie de requisitos: el edificio debe contar con asistencia social, atención médica básica, medidas de seguridad, servicios de terapias preventivas, restauración, rehabilitación y actividades sociales y deportivas. Además, es imprescindible que los miembros de la cooperativa no tengan ninguna vivienda en propiedad.
¿Cuántos proyectos hay?
Según el estudio sobre el Movimiento de Vivienda Colaborativa de Mayores en España (MOVICOMA) de la Universitat Oberta de Catalunya, hay 30 proyectos en toda España, de los cuales, más de cinco ya están operativos. Destacan: Trabensol, en Madrid (el primer Senior Cohousing de España), la Muralleta, en Tarragona y Profuturo, en Valladolid.
¿Es para todos?
El problema del Cohousing es que se suele practicar en inmuebles no medicalizados y, según las estadísticas oficiales, una de cada cinco personas tendrá una dependencia severa en su vejez. Para prevenir estos problemas, el asesor Ignacio González recomienda recurrir a la atención domiciliaria y construir las viviendas cerca de consultorios públicos. Además, a la hora de formar grupos, es importante que las personas sean de distintas edades para prever las dificultades futuras, así como para ayudarse entre distintas generaciones.