¿Cómo afecta el frío al dolor de articulaciones?

La creencia de que el dolor de articulaciones está en cierta manera relacionado con los cambios meteorológicos es algo muy extendido, o que seguramente habremos escuchado en alguna ocasión. Pero, ¿es realmente así?

Lo cierto es que los cambios de presión atmosférica son responsables del "aumento de la sintomatología", sobre todo en articulaciones sensibles al dolor, como ocurre en muchas enfermedades reumáticas, según indican desde la Fundación Española de Reumatología en su página web. 

Es más, el frío y la humedad son capaces de producir dilataciones y contracciones en los tejidos que forman o rodean las articulaciones, lo cual estimularía los nociceptores, que son los receptores del dolor, y que responden a estímulos mecánicos y térmicos.

También provocan que el líquido sinovial, que se encarga de lubricar las articulaciones, tenga una apariencia menos fluida, provocando una mayor rigidez. Todo ello aumentaría la sensación de dolor.  

Una investigación del Centro de Epidemiología contra la Artritis de la Universidad de Manchester mostraba a su vez que había una relación entre el mal tiempo y el dolor, pudiendo este incrementarse hasta en un 20%. Diferentes centros especializados coinciden también en que, aunque el tiempo no desencadenan las enfermedades reumáticas, el frío puede aumentar la percepción de dolor en aquellas personas que tienen algún problema articular.

¿Cómo reducir el dolor de articulaciones?

Con todo, la llegada del frío puede provocar que aumente el dolor de articulaciones, por lo que es importante conocer algunos de los métodos más eficaces para reducirlo. 

Combatir el frío será lo principal, según las recomendaciones generales, también evitar los cambios de temperatura y la aplicación de calor en la zona dolorida (el calor ayuda a liberar endorfinas, que reducen la sensación de dolor).

Mantenerse activo también ayudará a prevenir o ralentizar los síntomas de las enfermedades reumáticas o de dolores articulares, al favorecer la movilidad articular, la fuerza, la flexibilidad y la musculatura, así como realizar estiramientos o masajes. Todo ello adaptado a la edad y las condiciones físicas de cada persona. 

No solo es importante mantenerse activo, también adoptar una buena postura corporal. Así como llevar una dieta saludable, y es que nutrientes como el calcio, las vitaminas C, D3 y E y los Omega 3 favorecen una mejor lubricación de las articulaciones, la flexibilidad y un mejor mantenimiento de los huesos. Además, beber agua también ayuda a combatir el frío, señalan.