Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLa pandemia por Covid-19 ha supuesto un incremento de la incertidumbre en la la vida de todos, no sólo por el propio estado de salud, sino por las condiciones de vida que ha significa. Tal y como señala el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud es lógico que, tras meses afrontando una situación imprevista que ha condicionado las vidas de todos, la ciudadanía muestre signos de cansancio, un estado de ánimo que la propia Organización Mundial de la Salud ha definido como fatiga pandémica. Esta fatiga pandémica es descrita por la OMS como “la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo”.
Según el documento Fatiga pandémica Revitalizar al público para prevenir el COVID-19, la fatiga pandémica es una respuesta natural y esperada a una crisis de salud pública prolongada, sobre todo porque la gravedad y la escala de la pandemia han exigido la implementación de medidas invasivas con impactos sin precedentes. Por ello, propone cuatro estrategias clave para que los gobiernos mantengan y revitalicen el apoyo público a las medidas de protección, que incluyen: comprender a las personas y permitir que éstas vivan sus vidas, pero reduciendo el riesgo de contagio, involucrarlas como parte de la solución, y reconocer el profundo impacto que la pandemia ha tenido en la vida de todos.
La organización señala que las personas tenemos una necesidad esencial de sentirnos en control de nuestras propias vidas, y cuando esta autonomía está amenazada, la motivación se pierde fácilmente. Por lo tanto, mantener el seguimiento de las medidas de protección implica sentirnos parte de la solución.
Para la OMS si bien las primeras estrategias podrían basarse en intervenciones de gran alcance, como cierres nacionales, a largo plazo las medidas aplicadas deben permitir que las personas regresen a algo que se asemeje a la vida normal, ya que si se presentan escenarios de todo o nada, es más probable que se rindan fácilmente y desarrollen comportamientos de riesgo. En este sentido, destaca la importancia de la socialización para el bienestar físico y mental. Está bien documentado que la pandemia y sus restricciones han generado estrés, soledad y aburrimiento, y han tenido un impacto negativo en el bienestar y la salud mental de muchas personas.
Por su parte, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud condena las actitudes de quienes socavan la esperanza en encontrar una solución científica a la pandemia, así como en el seguimiento de las medidas de prevención; y hace un llamamiento a la ciudadanía a proseguir en su actitud ejemplar de seguimiento de las recomendaciones básicas de prevención ante el Covid-19.