Como cada último domingo de octubre pasamos oficialmente al horario de invierno, cambiando la hora. En este caso, ha tocado retrasar las agujas de nuestros relojes para que a las 03:00 horas sean las 02:00 horas.
El motivo de este cambio es que los días del invierno son más cortos y el nuevo horario hace que amanezca antes y que anochezca más pronto, por lo que las tardes y la luz natural que se pueda aprovechar al final del día será menor, lo contrario que por las mañanas.
Pero, ¿cómo afecta esto a los mayores? Tal y como explican desde la Fundación Pasqual Maragall, este cambio de hora afecta a nuestros ritmos circadianos, que son los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas. La presencia o no de la luz es clave para regular estos ritmos.
Además, en el caso de las personas con demencia u otras alteraciones del sueño, el síndrome vespertino, que tal y como explican desde la página web de la Clínica Mayo, es un estado de confusión que suele aparecer al final de la tarde hasta la noche, y que según la Asociación de Alzheimer de Chicago, son varios los estudios que apuntan a que hasta el 20% de las personas con demencia se ven afectados por estos síntomas.
Es importante aclarar que no es una enfermedad en sí, sino un grupo de síntomas entre los que, además de la confusión, se puede sufrir ansiedad, agresiones, o incumplimiento de las indicaciones.
Cómo contrarrestar el efecto del cambio de hora
Sabiendo que esto puede afectarnos en todos los niveles, es relevante saber qué se puede hacer para contrarrestar el efecto del nuevo horario.
Lo primero que debemos hacer es continuar con nuestra rutina y, en caso de no tenerla, empezar a adoptarla. Tener horarios de comida, sueño y descanso es muy importante, y al retrasar la hora, es necesario que como mucho adelantemos nuestros horarios 20 minutos.
Si la siesta forma parte de nuestra rutina, hay que intentar que no sean superiores a 20 minutos, ya que pueden distorsionar nuestros hábitos de sueño.
Al hacerse de noche antes, aprovechar las mañanas para realizar las actividades más estimulantes, es otra de las cosas que podemos hacer. Eso sí, durante estos primeros días puedes hacer actividades más ligeras, que no requieran tanto esfuerzo.
La cena también nos ayuda a conciliar el sueño siempre y cuando cenemos ligeros, y como mínimo dos horas de margen antes de meterse en la cama. Y por supuesto, es importante evitar tomar bebidas y sustancias estimulantes. Por último, debemos intentar creer un entorno relajado que nos ayude a desconectar.
En el caso de las personas con demencia, los consejos varían un poco:
Mantener a la persona activa y estimulada durante el día.
Modular la estimulación lumínica.
Recrear un entorno familiar, conocido, seguro, si se encuentra fuera del domicilio. Esto se puede hacer incorporando objetos familiares como fotografías o un pequeño objeto.
Explorar posibles causas médicas que pueden promover alteraciones conductuales o un síndrome confusional
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.