El envejecimiento en España volvía a alcanzar en 2023 un nuevo máximo histórico, del 137,3% (en 2022 fue de 133,6%), lo que significa que por cada 100 menores de 16 años hay ya 137 personas mayores de 64. De hecho, desde el año 2000, cuando España se convirtió en un país envejecido al alcanzar una tasa de envejecimiento del 103,3%, ha ido en aumento cada año. Si, además, tenemos en cuenta que la esperanza de vida es también cada vez mayor (España tiene la más alta de la Unión Europea, situándose en 2022 en 83,2 años, según el informe España: Perfil sanitario nacional 2023, publicado por la OCDE), resulta cada vez más relevante tener en cuenta a las personas mayores, en una sociedad cada vez más envejecida. De hecho, para el año 2050 se espera que las personas mayores de 65 años representarán más del 30% del total de la población en España, según la Fundación General CSIC.
En este sentido, el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) publicaba recientemente la guía Evaluar los procesos de amigabilidad. Guía de recomendaciones para la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, con la que abordar cuestiones sobre la evaluación, como por qué evaluar, qué evaluar, cómo evaluar, cuál es el proceso a seguir o quién debe estar implicado. El objetivo último de esta guía es "incrementar la cultura de la evaluación, así como facilitar y orientar la fase de evaluación en el ciclo de mejora continua establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la creación de entornos amigables con las personas mayores".
Según el listado de municipios por CCAA y provincias en España, del Imserso, en España hay 248 municipios amigables con las personas mayores, una cifra que sigue siendo baja, si tenemos en cuenta que en España hay 8.131 municipios, según datos del INE, lo que significa que solo el 3% de las ciudades del país están adaptadas a las necesidades de los mayores. Pero, ¿cómo debe ser una ciudad amigable con las personas mayores?
¿Qué trabajar para ser una ciudad amigable con los mayores?
"El entorno físico y social en el que vivimos influye notablemente en la forma en la que experimentamos el envejecimiento y las oportunidades que ofrece el hecho de envejecer", destacan en esta guía, que explican que "la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa la Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores con el objetivo de contribuir a la creación de entornos físicos y sociales que promuevan y faciliten un envejecimiento saludable y satisfactorio, y de esta forma mejorar la calidad de vida de las personas mayores y facilitar que continúen participando en la sociedad de manera plena y activa".
En definitiva, las ciudades y comunidades amigables con los mayores "mejoran el acceso a servicios clave y permiten que las personas sean y hagan lo que valoran".
Pero para convertirse en una, es necesario tener en cuenta ocho áreas de trabajo que deben atenderse, las cuales se encuentran dentro de la metodología de participación propuesta por la OMS e influyen en la calidad de vida y la salud de las personas. Estas son: espacios al aire libre y edificios, transporte, vivienda, participación social, respeto e inclusión social, participación cívica y empleo, comunicación e información, y servicios sociales y de salud.
De esta forma, se podrá trabajar para conseguir una ciudad amigable con las personas mayores, una que fomente el envejecimiento activo, ofreciendo oportunidades de salud, seguridad y participación con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas conforme envejecen; y que adapte los servicios y estructuras para hacerlas accesibles e inclusivas.
¿Cómo funciona la adhesión a esta Red?
Convertirse en una ciudad amigable con las personas mayores no es algo se hace "de forma inmediata", sino que cuando un ayuntamiento se adhiere a la Red, lo que hace es que "adquiere el compromiso de trabajar para lograrlo progresivamente, mejorando los entornos y promoviendo un envejecimiento saludable y óptimo de la población", según explica esta Guía, que destaca que en el proceso propuesto por la OMS, "la evaluación tiene un papel relevante".
En concreto, este proceso de mejora continua de la ciudad, propuesto por la OMS, cuenta con una serie de principios y pasos en un ciclo aproximado de 5 años. Estos son:
Implicarse y comprender: se trata de establecer un comité o grupo motor, llevar a cabo un diagnóstico inicial participativo, crear un perfil de referencia o punto de partida, difundir los resultados y conseguir un compromiso político.
Planificar estratégicamente: incluye el conseguir unidad entre las partes interesadas en para lograr una visión común, analizar fortalezas y debilidades, desarrollar una estrategia integral, ser aprobado y definir responsabilidades.
Actuar e implementar: consiste en elaborar un Plan de Acción, consultar sobre el Plan e implicar a las personas mayores, asegurar apoyo y recursos, implementar el Plan de Acción y escalar las acciones exitosas.
Evaluar: llegados a este punto, habría que crear partenariados, realizar un seguimiento del progreso, llevar a cabo una evaluación de resultados y de impacto, mantener y mejorar continuamente la acción y realizar un intercambio (inter)nacional.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.