Clara González
Sociedad
Los trucos de las abuelas para enfriar la casa en verano que se remontan cientos de años
Las altas temperaturas interfieren en el descanso nocturno y pueden causar deshidratación
Durante los meses de verano, las viviendas, especialmente aquellas con mala ventilación y aislamiento insuficiente, pueden retener una gran cantidad de calor. Así pues, las altas temperaturas en el hogar no solo interfieren con el descanso nocturno, sino que también pueden causar deshidratación y aumentar el riesgo de problemas de salud como el golpe de calor. Por todo ello, es importante adoptar medidas que combatan el calor acumulado en los hogares, de tal forma que se garantice el bienestar de sus habitantes.
En el siguiente artículo te presentamos una serie de trucos para enfriar la casa durante la temporada estival.
¿A qué tipo de personas afecta más el calor?
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) explica que, aunque el calor afecta a toda la población, los lactantes, los niños y niñas pequeños, las embarazadas y las personas de avanzada edad son especialmente vulnerables a él.
Para hacer frente al riesgo que supone el calor a estos colectivos, la OMS enfatiza la importancia de comprobar si los niños o niñas pequeños muestran signos de estar sufriendo un golpe de calor (tiene sed, suda, tiene calor, vomita, tiene la boca seca y pegajosa o le duele la cabeza); asegurarse de que visten ropa holgada y verificar que están bien hidratados e hidratadas.
En lo que respecta a las embarazadas, deben programar las actividades para cuando haga menos calor y dormir en las zonas más frescas de la casa.
Consejos para hacer frente al calor
Desde Cruz Roja Española ofrecen otra serie de consejos para hacer frente al calor. En primer lugar, se debe mantener el cuerpo fresco e hidratado: beber agua regularmente y evitar las bebidas azucaradas, alcohólicas o con cafeína, así como hacer comidas ligeras (ensaladas, frutas, verduras, gazpachos...).
En cuanto a la vestimenta, es recomendable utilizar ropa ligera, de colores claros y que transpire, sombreros y gorras, calzado fresco, cómodo y que transpire, además de gafas de sol adecuadas.
Las actividades en el exterior se deben realizar durante las primeras o últimas horas del día y, en caso de tener que permanecer afuera durante el momento más caluroso del día, intentar mantenerse a la sombra, aplicar protección solar, usar ropa adecuada y beber agua regularmente.
¿Y dentro de casa?
Para mantener la temperatura ideal dentro de los hogares también existe una serie de trucos tradicionales, que puede hacer del verano una época más llevadera tanto por el día como por las noches.
Limita la luz solar
El truco número uno de cara a reducir la temperatura es limitar la luz y, por tanto, el poder calorífico del sol. Bajar las persianas durante las horas de más calor del día, echar los toldos, el que los tenga, son rutinas que en un país como España, con un clima cálido, se ha hecho de manera tradicional desde siempre.
La regulación de la luz para reducir la temperatura es algo que ya usaban las civilizaciones antiguas. No es casualidad que las casas tradicionales marroquíes, los 'riads', construyan las habitaciones entorno a un patio y sin ventanas. En un país en que la temperatura en verano sube fácilmente de los 40 grados, esta limitación de entrada de luz en los dormitorios permite crear estancias más frescas.
Generar corrientes
Si hay una costumbre típica en España, especialmente en las regiones más calurosas, es la abrir ventanas cuando cae la tarde o a primera hora de la mañana con el objetivo de crear corrientes. De esta forma se logra flujos de aire que se lleven el aire caliente acumulado en la residencia y permita la entrada de aire fresco.
El truco de usar las corrientes tienen múltiples ejemplos en las culturas tradicionales, desde los captadores de viento iraní –altas chimeneas decoradas con aberturas en al menos dos lados– hasta los pozos de luz de muchos edificios chinos tradicionales del siglo XIV, que permiten la entrada de aire fresco y la salida del caliente.
Uso de agua y vegetación
Complementario a esta tradición de las corrientes, y quizás menos común, es el truco de usar un barreño con agua y hielo colocado convenientemente frente a un ventilador o una ventana abierta. Si además, se pone sal en el barreño nos aseguraremos de que el hielo se derrita más rápido y la corriente de aire –sea creada artificialmente o con una ventana– haga circular ese aire más frío por el interior de la vivienda.
En la misma línea, otro tuco que se basa en el mismo efecto es el de fregar las habitaciones con agua fría a primera hora de la mañana o al caer la tarde o pulverizar con agua las plantas que tengamos en casa. Todos ellos son trucos que ayudan a reducir la temperatura dentro de un vivienda.
En las casas romanas más adineradas en regiones de climas cálidos, como España, se han encontrado en algunas excavaciones pozos dedicados a almacenar hielo durante el verano. El hielo, que se almacenaba en los patios, se usaba tanto para el consumo como para refrigerar las casas, con canalizaciones que llevaban el agua que se deshacía por las paredes.
Color blanco
Pintar las casas de blanco con cal es otra solución tradicional para reflejar la luz del sol y reducir el calor. Es algo que no está al alcance de todo el mundo, pero otro truco que se puede utilizar es el de quitar las cortinas de invierno y sustituirlas por visillos o telas blancas que ayuden a reflejar el calor hacia fuera de la vivienda.
Las superficies tradicionales pintadas de blanco reflejan la luz solar, pero también se calientan, según explica el World Economic Forum. No obstante, científicos de la Universidad de Purdue afirma haber encontrado una pintura que refleja el 98,1% de la luz solar y enfría las paredes casi 8 ºC. Pintada sobre un tejado de 94 metros cuadrados, la pintura produce 10 kW de potencia de refrigeración, más que muchos aparatos de aire acondicionado.