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El 61 por ciento de los cuidadores ha dedicado todo el día a cuidar a su familiar con Alzhéimer durante el confinamiento por el Covid-19, siendo de 18 horas diarias el tiempo medio de su labor, cuatro horas más que lo estimado antes de la pandemia, según una encuesta realizada entre el 10 y el 18 de junio por la Fundación Pasqual Maragall (@fpmaragall) a 170 cuidadores familiares que forman o han formado parte de su programa de grupos terapéuticos.
Asimismo, el trabajo ha puesto de manifiesto que un 36 por ciento de los cuidadores no ha compartido la labor con nadie y un 21 por ciento se ha ocupado además de otra persona. Esta situación ha provocado, en un 45 por ciento de los encuestados, la percepción de que su propia salud ha empeorado, tanto física como mentalmente.
"Los principales aspectos referidos han sido variaciones en el peso, empeoramiento del estado de ánimo, aumento de dolores y malestares y problemas para dormir. La percepción de estos cambios ha sido más acusada entre los cuidadores cuyo familiar asistía a un centro de día", ha dicho la neuropsicóloga y directora técnica del Área Social y de Divulgación de la Fundación Pasqual Maragall, Nina Gramunt.
Por otro lado, el 67 por ciento de los encuestados afirma que su familiar con Alzhéimer ha padecido un deterioro durante el confinamiento, particularmente en aquellos comprendidos entre los 75 y los 79 años.
Además, el 48 por ciento de los cuidadores percibe un empeoramiento considerable en los síntomas cognitivos de la enfermedad y/o un aumento de la dificultad de la persona con Alzhéimer para llevar a cabo las actividades cotidianas, un 70 por ciento de estos ha percibido un empeoramiento de la memoria, seguidos de problemas de orientación (58%) y razonamiento y lógica (58%). El 72 por ciento de los cuidadores manifiesta que su familiar con Alzhéimer ha presentado cambios conductuales, siendo los más frecuentemente destacados los problemas del sueño (64%) y la apatía (51%).
"Para los cuidadores, el cumplimiento de las normas de distanciamiento, higiénicas y de protección de la persona a la que cuida ha sido una de las grandes dificultades durante el confinamiento", ha explicado Gramunt, para añadir que a éstas se le suman el hecho de cuidar y atender sus propias necesidades de bienestar y salud, y sobrellevar la carencia de contacto físico y social.
En total, el 65 por ciento ha echado en falta algún tipo de ayuda, sobre todo apoyo sanitario y asistencial. Y es que, los cuidadores que llevaban a sus familiares con Alzhéimer a un centro de día declaran un menor interés por hacer cosas, más malestares y estar menos alegres, que aquellos cuyos familiares no eran usuarios de este servicio. No obstante, un 60 por ciento declara haber aprendido de su capacidad de adaptación, y la mitad de ellos afirma haber conocido mejor los síntomas de la enfermedad durante el confinamiento.