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La contaminación lumínica cada vez mayor en el mundo está poniendo en peligro la vida de las luciérnagas y podría llevar a su extinción, ya que el brillo de las hembras no es capaz de competir con la luz ambiental para atraer a los machos para reproducirse, según alerta una investigación publicada en el Journal of Experimental Biology.
Esta contaminación lumínica afecta a muchos animales, desde el aumento del tiempo de actividad de los depredadores hasta la interrupción de las migraciones. En el caso de las hembras de la luciérnaga común (Lampyris noctiluca) emiten un resplandor verde desde su abdomen para atraer a los machos voladores, pero son incapaces de volar ellas mismas a nuevos lugares para escapar de la contaminación lumínica.
Por ello, Estelle Moubarak, Sofia Fernandes, Alan Stewart y Jeremy Niven, de la Universidad de Sussex (Reino Unido), se preguntaron qué dificultades tienen los machos de luciérnaga común para encontrar pareja en un entorno cada vez más iluminado. Descubrimiento que la luz blanca dificulta a los machos encontrar hembras brillantes, lo que podría tener consecuencias desastrosas para las poblaciones mundiales de luciérnagas.
Tras recolectar luciérnagas por la noche en South Downs (Reino Unido), Moubarak las transportó al laboratorio antes de iniciar la complicada tarea de transferir los insectos macho a un "laberinto" en forma de Y sin exponerlos a la luz artificial. El equipo colocó las luciérnagas macho en la parte inferior de la Y y un LED verde, que imitaba el brillo de una hembra, en la parte superior de uno de los brazos, hacia el que el macho tenía que caminar. A continuación, registraron si los machos encontraban a la falsa hembra y cuánto tardaban en hacerlo.
A continuación, el equipo encendió una luz blanca sobre el laberinto, que oscilaba entre 25 Lux (25 veces más brillante que la luz de la luna) y 145 Lux (equivalente a la luz de una farola). Mientras que todas las luciérnagas encontraron el LED en la oscuridad, sólo el 70% lo hizo con los niveles más tenues de luz blanca, y sólo el 21% de los insectos encontró a su posible pareja con la luz más brillante.
La luz blanca no sólo afectaba a la capacidad de los gusanos luminosos para encontrar una hembra, sino que también hacía que tardaran más en llegar al LED. En la oscuridad, los gusanos tardaban unos 48 segundos en alcanzar el LED que imitaba a la hembra, pero con los niveles más bajos de luz blanca tardaban unos 60 segundos.
Moubarak sugiere que las luciérnagas macho eran incapaces de moverse hacia las hembras cuando eran deslumbradas por la luz blanca porque cubren sus ojos compuestos con un escudo craneal, que actúa como un par de gafas de sol, reduciendo la cantidad de luz brillante que ven.
De hecho, cuando la luz blanca iluminó la zona con la falsa hembra LED, las luciérnagas taparon sus ojos durante un 25% del ensayo, en comparación con sólo un 0,5% del tiempo cuando el laberinto estaba a oscuras. "Mantener los ojos bajo el escudo de la cabeza muestra que las luciérnagas macho intentan evitar la exposición a la luz blanca, lo que sugiere que les desagrada mucho", afirma Niven.