La soledad es uno de los grandes problemas que afecta a las personas mayores y, más en concreto, a las mujeres que forman parte de este colectivo. Así, de los dos millones de españoles de más de 65 años que viven solos, el 71,91% son mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística.
Por ello, la Fundación Alicia y Guillermo (@aliciayguillerm), un organismo que atiende a las personas de más edad en el barrio madrileño de Tetuán, ha decidido lanzar el programa Convive Mujer, un proyecto con el que pretenden que las participantes, una de las cuales deberá ser obligatoriamente mayor de 60 y, la otra, de 18 años, compartan piso y tiempo.
De esta manera, la propietaria del piso o inquilina, que deberá ser la mayor de las dos, deberá prestar una habitación de su casa a la inquilina, además de permitirle el acceso a las zonas comunes. A cambio, la joven tendrá que pagar la mitad de los gastos de la casa y comprometerse a pasar tiempo con la dueña del domicilio.
"Queremos que le quede claro a la persona mayor que no estamos metiendo a una cuidadora a su domicilio y, a la de menor edad, que no se trata de una pensión barata. No es sólo dormir, es convivencia. Por ejemplo, tendrán que hacer alguna comida juntas y no podrán decir un fin de semana: 'Me voy, vuelvo el lunes'", explica la directora de la fundación, Lola Carbonell.
Tampoco podrán recibir visitas constantes que eviten que pasen tiempo juntas. "Imagínate que tiene un nieto o un cuñado que viene todas las semanas o que la persona alojada quiera que su novio venga a dormir, pues en principio no se podría", argumenta, aunque estas normas pueden cambiar guiándose por el sentido común.
Asimismo, el programa está pensado para mayores independientes y se exige que las participantes más jóvenes no tengan hijos pequeños. "Si metes a un niño, es otra dificultad añadida y no queremos abuelas esclavas sin serlo", comenta.
Finalmente, en cuanto a la razón por la que sólo pueden participar miembros del género femenino, desde la fundación aseguran que es por un tema de comodidad, por cuestiones de pudor en las generaciones más mayores y porque "somos más socializadoras entre nosotras".
Un modelo flexible
"Hay que hacer un pacto", sostiene. Y, por eso es importante el proceso de selección. Por ello, la encargada de organizar este programa, Blanca Jiménez, está haciendo "entrevistas muy intensivas" con las futuras candidatas. "De momento, han venido personas de mediana edad y con bastante sensibilidad con los mayores", asegura Carbonell. Además, según Jiménez, las entrevistadas "suelen tener un nivel socioeconómico bajo y con familias fuera".
"Una de las preguntas que les hacemos es si están dispuestas a cambiar sus hábitos", reconoce Jiménez. Y es que, aunque sea inevitable que al principio como en toda convivencia haya pequeños conflictos, gracias a estos encuentros intensivos se puede conseguir que las candidatas sean lo más compatibles y que tengan ritmos de vida similares, algo esencial para compartir tiempo y domicilio. Aún así, "la fundación va a estar siempre allí para mediar", aunque, una vez se hayan adaptado la una a la otra, "habrá que dejarlas", para que la relación sea natural, apunta la trabajadora de la fundación.
Por el momento, el proyecto está teniendo muy buena acogida en el barrio y en la ciudad de Madrid, aunque reconocen que les está costando más convencer a las mujeres mayores porque, al final, "son las que ponen la casa".
Para inscribirse en este programa pueden contactar con la ONG aquí.