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La pirotecnia, los corchos y algunos elementos de decoración se encuentran entre los causantes más comunes de traumatismos oculares durante el periodo navideño, según advierten los especialistas del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega.
"Los traumatismos oculares pueden revestir diferente gravedad, desde pequeñas erosiones en la superficie del ojo hasta desprendimientos de retina, opacidad corneal o glaucomas por traumatismo", afirma el oftalmólogo especialista en retina y vítreo, el doctor Álvaro Fernández-Vega González. "Por este motivo la prevención es la mejor manera para cuidar nuestra visión mientras disfrutamos de la Navidad", añade.
Para evitar las lesiones oculares los expertos recomiendan, en el caso de los petardos, utilizar gafas de seguridad y no frotarse los ojos si un fragmento del artilugio entra en el ojo. Y, en lo que respecta a los fuegos artificiales, se debe mantener una distancia de al menos 150 metros del lugar desde donde se estén lanzando y evitar manipularlos si no es por un profesional.
El impacto de un corcho al abrir una botella de champán o vino es otra de las causas más frecuentes de daños oculares en Navidad. Para prevenir accidentes durante el descorche, hay que evitar agitar la botella e intentar apuntar en una dirección donde no haya nadie. Asimismo, es importante enfriar la botella para que el corcho salga disparado con menor fuerza.
Por otro lado, algunos objetos de decoración como las espinas de los árboles de navidad (especialmente las de aquellos de plástico), la purpurina, la nieve artificial o los pequeños fragmentos de bolas de navidad rotas pueden ingresar en el ojo provocando rasguños.
En el caso de que alguno de estos elementos se introduzca accidentalmente en el ojo, ante todo, se debe evitar frotar y ejercer presión, puesto que, de este modo, se evitará rayar la córnea o provocar una infección. Lo más recomendable es parpadear para intentar que las lágrimas lo expulsen naturalmente. Si esto no sucede, se puede intentar lavar el ojo con agua o suero fisiológico.
En caso de sufrir un accidente y detectar signos de traumatismo ocular (como lagrimeo, dolor, rojez, disminución de visión o presencia de sangre, entre otros), desde el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega recomiendan acudir a un especialista para valorar la gravedad del problema y pautar, en caso necesario, un tratamiento adecuado.