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Que una persona pueda saber con varios lustros de antelación si va a desarrollar alzhéimer en el futuro era impensable hasta hace poco. Sin embargo, recientemente, los investigadores de la Universidad de Bochum (Alemania) han desarrollado un sensor inmunoinfrarrojo que es capaz de identificar los signos de la enfermedad de alzhéimer en la sangre hasta 17 años antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos.
Según explican los autores en un artículo publicado en la revista científica ‘The Journal of the Alzheimer's Association’, lo que hicieron fue buscar en el plasma sanguíneo de los participantes un comportamiento anormal en la proteína beta-amiloide, que suele conducir posteriormente a la aparición de síntomas de alzhéimer.
Los investigadores analizaron el plasma sanguíneo de los participantes en un estudio en busca de posibles biomarcadores de la enfermedad.
Los primeros años silenciosos
La enfermedad de Alzheimer puede estar presente de 15 a 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos. Sin embargo, en esos años, ya se puede registrar una actividad anormal en el cerebro.
Lo que ocurre comúnmente es que la proteína beta-amiloide deja de funcionar con normalidad y se comienza a apelmazar en el cerebro, formando depósitos en el cerebro llamados placas. Estas placas terminan provocando una neuro-inflamación que acaba afectando a distintos campos cerebrales. Es entonces cuando aparecen los síntomas.
Por esta razón, detectar anomalías en la beta-amiloide (que ya es considerado un biomarcador de la enfermedad) supondría ganarle años de ventaja a la enfermedad.
"Nuestro objetivo es determinar el riesgo de desarrollar demencia de Alzheimer en una fase posterior con un simple análisis de sangre, incluso antes de que se formen las placas tóxicas en el cerebro, para garantizar que se pueda iniciar una terapia a tiempo", explica el líder del trabajo, el profesor Klaus Gerwert.
En busca de biomarcadores
El equipo se propuso averiguar si en las muestras de sangre ya se podían encontrar signos de la enfermedad de Alzheimer al comienzo del estudio. Para ello tomaron muestras entre 2000 y 2002 y se congelaron. En ese momento, los participantes en la prueba tenían entre 50 y 75 años y aún no se les había diagnosticado la enfermedad de Alzheimer.
Tras pasar 17 años, se seleccionaron aquellos participantes a los que se les había diagnosticado la enfermedad y se buscó en su primera muestra biomarcadores premonitorios con la ayuda del sensor infrarrojo. Efectivamente, logró detectar los 68 casos que actualmente padecían la enfermedad.
Otros resultados sorprendentes
A modo de comparación, los investigadores examinaron otros biomarcadores con la tecnología complementaria y altamente sensible de SIMOA, concretamente el biomarcador P-tau181, que actualmente se propone como un prometedor candidato a biomarcador en diversos estudios.
"Sin embargo, a diferencia de la fase clínica, este marcador no es adecuado para la fase temprana sin síntomas de la enfermedad de Alzheimer” explicaba Klaus Gerwert.
Lo que sí les sorprendió fue hallar que, aunque con menor precisión, la concentración de la proteína de la fibra glial (GFAP) también servía de posible señal prematura. De combinarse este dato con el de la proteína beta-amiloide, se aumentaría la precisión de la prueba.