Sociedad

Cruz Roja denuncia que muchos cuidadores son "trabajadores pobres" y pide profesionalizar el sector

Úrsula Segoviano

Lunes 14 de octubre de 2024

7 minutos

Reclaman dignificar estos empleos

Cruz Roja denuncia que muchos cuidadores son "trabajadores pobres" y pide profesionalizar el sector
Úrsula Segoviano

Lunes 14 de octubre de 2024

7 minutos

El sector de los cuidados ha sido siempre un pilar fundamental sobre el que se sustenta el funcionamiento de la sociedad. Su aportación y actividades son imprescindibles para el mantenimiento de la vida y el desarrollo de toda la comunidad.

Es una de las ideas fuerza expresadas hoy en la presentación del estudio ‘El empleo en el sector de los cuidados: perspectivas retos y propuestas para disminuir la vulnerabilidad sociolaboral’, una investigación que ha radiografiado las condiciones, dificultades y buenas prácticas en el sector.

A la presentación asistieron entre otras expertas Liliana Marcos, asesora del Gabinete del Ministerio de Derechos Sociales; Ana Lite, subdirectora del Instituto de las Mujeres y coordinadora de la Mesa de los Cuidados del Ministerio de Igualdad; Magdalena Díaz, experta de la Universidad Carlos III de Madrid; y la asociación ‘Anem per feina’, además de responsables de las áreas de Coordinación, Empleo y Estudios de Cruz Roja.

La directora del área de Empleo de Cruz Roja Española, Maika Sánchez, explica que “se solicitó esta investigación desde el Plan de Empleo porque tenemos el cometido de mejorar la empleabilidad de los sectores más vulnerables y su mantenimiento en un empleo en condiciones dignas. Hoy día sabemos que el segmento más amplio de personas en pobreza son los llamados 'trabajadores pobres', es decir personas cuyos ingresos no les permiten superar el umbral de pobreza. Entre estas personas hay una parte muy importante de mujeres empleadas en el ámbito de los cuidados”.

Cruz Roja tiene especial interés en el actual debate social y político sobre la necesidad de remodelar el sistema de cuidados, por una doble perspectiva: por un lado, como entidad que trabaja a diario con  las personas y sectores sociales que precisan cuidados y  conoce sus necesidades, como proveedora de servicios de cuidados, y, por otro, como entidad que proporciona un acercamiento al empleo a personas también vulnerables que trabajan en el sector de los cuidados.

Cruz Roja empezó a trabajar en el ámbito del empleo en un momento en el que el éste era el “factor clave” para impulsar la inclusión social. Sin embargo, años después, y a pesar de su importancia, el sector y las personas que se emplean en los cuidados están fuertemente invisibilizadas y escasamente valoradas. La precariedad, desregulación, falta de profesionalización y desprotección de las trabajadoras cuidadoras las hace parte de un sector altamente vulnerable e impide  el desarrollo de  cuidados de calidad.

De todas las mujeres que participan en el Plan de Empleo de Cruz Roja un 26% del total ha logrado insertarse en el sector de los cuidados, porcentaje que sube hasta el 41% en el caso de mujeres migrantes.

Según se recoge  en la investigación, el sector está fuertemente feminizado con un porcentaje medio del 11,8% sobre el total de las mujeres ocupadas en todo el país, mientras que sólo alcanza el 1,4% en el caso de los hombres vinculados al sector sobre el porcentaje total de ocupados a nivel nacional. El estudio recoge información de distintas fuentes, entre ellas numerosas entrevistas a personas y agentes del sector, datos de la Encuesta de Población Activa y del Instituto Nacional de Estadística, entre otros.

En lo que se refiere a grupos de edad, el relevo generacional en este ámbito está en riesgo según se desprende del estudio, que recuerda que el número de afiliaciones ha disminuido paulatinamente en el caso de mujeres jóvenes, de 30 años de edad o menos, mientras que experimentó un crecimiento en personas de 50 años o más.

Propósito de la investigación

La investigación, apoyada por la Administración Pública a través del 0,7% del IRPF, se circunscribe al sector de los cuidados como trabajo remunerado para tener una perspectiva de la evolución y situación actual del sector, teniendo en cuenta que este se sustenta sobre tres de las desigualdades con mayor impacto social: la clase, el género y el origen. Y de esa forma, identificar los elementos que contribuirían a avanzar en su profesionalización y dignificación.  

A pesar de su importancia, las actividades de cuidado se encuentran fuertemente invisibilizadas y escasamente valoradas a nivel social, lo que se relaciona con imaginarios que lo asocian a un trabajo para el que se cree que las mujeres tienen capacidades innatas, reforzando la idea de que no es necesaria una formación específica y reduciéndolos a empleos poco cualificados con escasas posibilidades de promoción y a los que se atribuye un fuerte componente vocacional.

'Mapa de Cuidados', una plataforma que facilita el acceso a los recursos y ayudas para los cuidados (Europa Press)

 

El denominador común son precarias condiciones como informalidad en la contratación, temporalidad, jornadas parciales, flexibilidad horaria, ritmos intensivos de trabajo, bajos salarios y escasas posibilidades de movilidad; todos ellos factores que inciden en su vulnerabilidad, acentuando su pobreza e indefensión para ejercer sus derechos, como por ejemplo el no reconocimiento de posibles enfermedades laborales y problemas de salud asociados.

A todo ello se suman otros problemas como las dificultades para la  conciliación, la indefinición de tareas, la necesidad de pluriempleo para llegar a final de mes, la discriminación, el acoso sexual, los malos tratos y los abusos, entre otros.

La falta de atractivo del empleo en el sector atrae por lo general a las personas con más dificultades para acceder a otros sectores del mercado laboral, en especial mujeres migrantes, lo que constituye su puerta principal de entrada a la precariedad.

Muchos testimonios abundan en la precariedad e indefensión de las trabajadoras: “la señora, para llamarme, andaba con un pito de árbitro”; o “juegan con nuestro miedo a que nos echen, a que no tenemos papeles, a que luego nos costará encontrar otro trabajo, cuando somos el sustento de nuestras familias”. Otros testimonios afirman “Somos mujeres pobres que seremos usuarias del servicio de la Dependencia, todavía más pobres que las usuarias que atendemos ahora”.

El estudio subraya los importantes avances legislativos y de mejora de los derechos de las mujeres trabajadoras de los servicios del hogar (Convenio 189 OIT, Real Decreto Ley 16/2022), que han supuesto un progreso importante en la dignificación, una mejora en la consideración de las trabajadoras y un adelanto para su profesionalización.

Pero recuerda que aún queda mucho camino por recorrer para dignificar y reconocer el trabajo del cuidado, que está desregulado y presenta grandes diferencias territoriales.

Recomendaciones  

La investigación concluye en la necesidad de que, en lo que respecta a la agenda pública, se amplíe la inversión en los servicios infantiles y de larga duración para asegurar la participación de las mujeres en el mercado laboral y conseguir que la labor de cuidar sea una elección y no una obligación.

También sostiene la necesidad de impulsar nuevas formas de coordinación entre los sectores públicos, privado mercantil, la sociedad civil y organizaciones del tercer sector para la provisión de los cuidados y, por otra parte, ampliar y avanzar en derechos y garantías para crear empleos decentes y de calidad.

En lo que, a la profesionalización del sector, el estudio sugiere la definición de un catálogo de ocupaciones, delimitando las tareas, las competencias y el mínimo de formación requerido en cada caso, y reconocer los riesgos específicos para la salud: por ejemplo, la carga de pesos; los movimientos repetitivos; el consumo de psicofármacos y la ausencia de equipos de protección, entre otras cosas.

La mejora salarial del sector, su equiparación a otros de similar nivel de formación y promover la cualificación profesional son otros de los retos que afronta la remodelación del sector y que recoge la investigación.

A ese respecto, recomienda el desarrollo de itinerarios formativos; la promoción de carreras profesionales; la mejora del acceso a la formación; favorecer la acreditación de competencias profesionales e impulsar redes de apoyo mutuo y espacios de autocuidado.

Sobre el autor:

Úrsula Segoviano

Redactora especializada en temas de salud y dependencia. 

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