Álex Gómez
Sociedad
¿Cuál es el origen de la expresión 'poner los cuernos'?
Existen muchas teorías sobre el origen de esta expresión coloquial: 'poner los cuernos'
Todos tenemos claro lo que significa, no hace falta explicación de ningún tipo. Y si hablamos de ser 'cornudo', de que alguien tiene 'cornamenta' o incluso de que 'no cabe por la puerta', también sabemos exactamente lo que queremos decir. La Real Academia Española (RAE), recoge esta acepción como una expresión coloquial que se refiere a una infidelidad matrimonial. Es decir, que alguien ponga los cuernos a alguien significa que le ha sido infiel con otra persona, lo que significa traición y engaño.
Hoy en día "poner los cuernos" es una expresión con un uso tan habitual, como significado despectivo. No en vano significa traición y engaño. De hecho, a nadie le gusta sentir que su pareja le "ponga los cuernos" por su carácter peyorativo, por la infidelidad y el quebrantamiento de la confianza entre dos personas que mantienen lazos afectivos. Ser un 'cornudo' es algo que nadie desea.
Nuestro idioma está lleno de modismos, de expresiones que tienen un significado que todos entendemos, pero que no tienen nada que ver con la suma de los signficados de las palabras que lo componen. Ser la leche', 'en un abrir y cerrar de ojos', 'pan comido', 'tomar el pelo', 'ser la oveja negra', 'hablar por los codos' o 'tirar la toalla', son buenos ejemplos de ellos. Todos tienen un significado y seguros que todos nosotros lo entendemos. Ahora bien si preguntamos por el orgien de estas frases, eso ya es 'otro cantar' (otro modismo). ¿Sabemos de dónde viene la expresión 'poner los cuernos'?
¿De donde vienen esos 'cuernos'?
Parece ser que, para encontrar el origen etimológico de la expresión «poner los cuernos», nos tenemos que poner un casco adornado con cuernos y retroceder hasta la época vikinga. En aquella época, los jefes de los poblados vikingos tenían una serie de beneficios por ostentar el poder. Entre ellos, el de poder mantener relaciones íntimas con cualquiera de las mujeres del poblado, ya fueran solteras, casadas o estuviesen siendo pretendidas por algún otro hombre.
Otras teorías apuntan a que nació en la Edad Media, cuando, al parecer, el señor feudal tenía derecho a acostarse con la esposa de su vasallo en la noche de bodas. Cuando se ejercía esto, se colgaba en la puerta de la casa del marido una cornamenta de ciervo.
Por último, hay quienes relacionan esta expresión con la mitología griega: según esta teoría, Pasifae, hija de Helios y la ninfa Creta, fue entregada al rey Minos como esposa, y ella fue infiel a su marido con un toro blanco. De esta relación nació una criatura con cabeza de toro y cuerpo humano: el Minotauro, y desde entonces sus cuernos se convirtieron en metáfora de la infidelidad.