La semana de cobro de la pensión, que suele coincidir con el final del mes, es un momento muy atractivo para los ladrones para realizar hurtos y robos.
Y es que muchos pensionistas acuden esos días a sus entidades bancarias para sacar dinero en efectivo o actualizar la libreta y se convierten en blancos perfectos para lasbandas de delincuentes organizados.
Más aún, cuando cada vez los horarios de oficina son más reducidos –en la mayoría de casos de 8:30/ 9 a 11/11:30–, lo que les convierte en presas más fáciles. Y, sobre todo, cuando muchos se ven obligados a utilizar los cajeros de la calle, sin la formación suficiente, y estando expuestos a estafas, hurtos y robos.
Así, para conocer cómo operan los ladrones fuera y dentro de estas sucursales y de qué manera se puede prevenir este tipo de delitos, 65Ymás ha conversado con un portavoz del Plan Mayor Seguridad de la Policía Nacional (@policia).
Pregunta - ¿Son frecuentes los robos a mayores en cajeros?
Respuesta - La realidad, en base a la información que nosotros manejamos, es que la cuantía de robos es menor. Se suele hablar más de incidencia de hurtos al descuido, a través de diferentes modus operandi.
P.- Tanto para hurtos como para robos con violencia o intimidación a mayores en entidades bancarias, ¿hay fechas predilectas?
R.- El cobro de la pensión, podemos asociarlo. Es decir, cuando las personas mayores suelen ir a cobrarlas. Pero la realidad es que no hay una evidencia al 100% que así nos lo manifieste.
Lo único que es evidente es que, al ser un colectivo vulnerable, se ven como objetivos constantes para el delincuente. Lo son durante todo el lapso del mes.
P.- ¿Han constatado algún tipo de vinculación entre la reducción de los horarios de oficina, el mayor uso de los cajeros por parte de mayores y un aumento de robos los días de cobro de pensión?
R.- Datos concretos sobre si hay una evolución no manejamos. Funcionamos con denuncias. El hecho de que ahora se hayan implantado nuevas tecnologías o se haya reducido el horario de ventanilla, a nosotros, no nos evidencia un incremento o que haya decrecido el número de denuncias.
Al final, el hecho en sí es que son personas que suelen ir solas y que tienen unos hábitos muy concretos, con lo que, para los malhechores, es muy fácil hacer un seguimiento.
P.- ¿Estos robos o hurtos se producen más en qué tipo de zonas de las ciudades?
R.- No es una cuestión de intentar focalizar o generar diferencias entre si las ciudades son más grandes o si se trata de núcleos pequeños. En nuestra opinión, tiene que ver con sitios específicos y con su ubicación.
Y, luego, también con si hay una mayor o menor afluencia de personas o si se incluyen medidas de seguridad como las cámaras de videovigilancia, que, aun así, no implica que frenen a los delincuentes.
Así que la tipología de cada zona favorece la actividad delincuencial en cada sucursal.
P.- ¿Las zonas más concurridas son más seguras?
R.- Al revés. Depende del modus operandi. En hurtos, quieren que haya más acumulación. En robos o tirones, se trata de seguir a la persona mayor. Y se busca ese sitio en el que hay menos seguridad y personas, que sean calles estrechas, ese tipo de factores.
P.- ¿Qué tipos de modus operandi existen?
R.- La realidad es que principalmente a los mayores les afectan estafas y timos en estos sitios. Luego, sí que es verdad que se suelen realizar también robos en las inmediaciones de las entidades bancarias o en vías cercanas, tratando de aprovechar retiradas de dinero en efectivo.
Eso sí, eso no significa que no se sigan realizando otras estafas o timos, como el de la siembra.
P.- ¿En qué consiste?
R.- Generalmente, se suele practicar en cajeros interiores. Hay entidades bancarias que los tienen contínuos y el modus operandi es seleccionar la posible víctima según evidencias del momento: si va acompañada, si se la ve despistada y otros factores de vulnerabilidad.
¿Y qué es lo que hacen? Pues uno de los actores se coloca al lado del cajero y practica una táctica de despiste para ganarse la confianza del mayor. Luego, llega un momento en el que llega a visualizar el teclado para ver el código pin de la tarjeta y lo memoriza.
A continuación, entra en acción un segundo infractor, una vez tienen el número –generalmente se lo envían por móvil–.
Y en ese momento, uno tira dinero al suelo y, cuando la persona mayor se agacha a recogerlo, se produce el cambio de tarjeta –que hace el que no ha tirado el efectivo–.
P.- Entonces, ¿no es que le quiten el efectivo al mayor sino su tarjeta?
R.- Por eso se llama el método de la siembra. Lo que hacen es generar una situación de incertidumbre. Y el cambio de tarjeta se hace al objeto de introducir la del mayor en el cajero adyacente y, en vez de conseguir 50, 100 o 200 euros, sacar el máximo posible que les permita el banco.
P.- ¿Este tipo de estafa supera en número a los robos en entidades bancarias a mayores?
R.- En cuanto a pérdida económica sí, estadísticamente, no. Es una metodología que implica una elaboración y en la que tienen que intervenir dos personas al menos.
Como apunte, también hay una variante de la siembra que, independientemente de que se saque dentro o fuera del banco, cuando la persona mayor se encuentra en la vía pública se le sustrae el dinero en efectivo, mediante el método de la mancha.
Es menos peligroso, porque en una sucursal quedan grabados y si la persona afectada lo denuncia no necesitamos una descripción física.
Al final, todo va en función del grado de riesgo que quieran asumir los delincuentes. En vía pública, la cuantía de pérdida económica es menor, así que quizá no estamos hablando ya de delito grave o leve. Y ese es el matiz.
P.- ¿Qué consejos dan a los mayores para prevenir este tipo de robos, hurtos o estafas?
R.- Hay muchas cosas, que son muy sencillas. Y no se trata de complicarles la vida a las personas o de volverse locos. En primer lugar, proponemos que vayan acompañados, aunque entendemos que, en algunos casos, por el tema de la soledad o el aislamiento, no siempre es posible. Pero bueno, siempre que puedan, que lo hagan.
También es importante, antes de salir de un cajero automático, que comprueben si no hay nadie que nos infunda sospecha. Aunque esto puede ser contradictorio, porque los malhechores muchas veces utilizan una apariencia normal o correcta, para ganarse su confianza.
La realidad es que siempre que estamos en el entorno de una entidad bancaria hay que mantener una postura de seguridad. Da igual lo que nos rodee. Hay que adoptar esa posición.
Además, si se puede, para evitar otras modalidades delictivas hay que tratar de usar cajeros interiores, porque dentro hay cámaras de vídeo.
Y, luego, muy importante: que tapen con la mano cuando introduzcan el PIN y tampoco acepten la ayuda de cualquiera. En el caso de que necesiten asistencia, independientemente de que el horario de caja se haya reducido, siempre hay empleados –por la mañana– y, en caso de duda, deben solicitar su colaboración.
Finalmente, deben intentar no distraerse y, en la medida de lo posible, evitar mantener rutinas –aunque sé que es más complicado–, como no volver a casa por el mismo camino o no ir a por la pensión el mismo día. Y por último, hay que evidenciar menos vulnerabilidad. Si hacemos eso, nos convertimos en objetivos más difíciles.
P.- Y una vez se ha detectado el hurto, robo o estafa, ¿qué hay que hacer? ¿No es recomendable enfrentarse a los delincuentes? ¿No?
R.- Hay que llamar al 091. Otra cosa es cuando estamos hablando de un robo con violencia e intimidación. Pero en la siembra, hay que llamar y le van a poner en contacto con nuestra sala y se va a notificar. En el momento que vean que nosotros estamos sospechando, van a dudar y van a elegir otra víctima. Es muy sencillo, no se van a complicar la vida.
P.- ¿Qué hace el Plan Mayor Seguridad para evitar que ocurran estos delitos?
R.- Como unidad central estamos ubicados en la Comisaría General de Participación Ciudadana en Francos Rodríguez (Madrid). Y principalmente, lo que hacemos es canalizar o acercarnos a los diferentes colectivos ciudadanos en busca de poder atender las demandas o la casuísticas en materia policial que puedan afectarles, para poder implementar diferentes planes que hay en el CGPC, como en el caso que nos ocupa, los mayores de 65 años.
Actualmente, hay más de 200 delegados en diferentes comisarías en todo el ámbito territorial. Y estas personas trasladan consejos de seguridad a este colectivo.
¿Y qué buscamos desde el Plan Mayor Seguridad? Mejorar la calidad de esa información que van a recibir.
Por un lado, que conozcan la actualidad respecto a los hechos delictivos de los que pueden ser víctimas y qué precauciones pueden poner en práctica para evitarlos.
Y, ¿cómo llegamos a ellos? De muchas formas, pero principalmente a través de charlas que ejecutan nuestros delegados de participación ciudadana en residencias, en asociaciones de vecinos, en parroquias, en centros asistenciales, etc.
P.- ¿Son los mayores un colectivo especialmente vulnerable ante los delitos?
R.- El número de delitos en mayores no difiere del de otros colectivos. A pesar de lo que pueda parecer, en cuanto a los hechos denunciados, no cambia mucho. Sí es cierto que hay ciertos factores personales o sociales, como la dependencia o el aislamiento, que hacen necesario que exista este grupo específico de la Policía Nacional. ¿Para qué? Para poder trabajar a nivel poblacional con esos problemas respecto de los cuales son especialmente vulnerables.
P.- Es decir, ¿los mayores no sufren más delitos en general pero sí algunos específicos?
R.- El matiz es la modalidad o el tipo de delito. Lo que sí que es cierto es que están en punto de mira por la vulnerabilidad, la dependencia o el aislamiento social.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.