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Las cuidadoras principales no profesionales, junto al Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD), han puesto en valor el trabajo de cuidados en casa y han señalado que "equivale al 3% o 4% del Producto Interior Bruto (PIB)".
Así lo han puesto de manifiesto durante la jornada Cuidadoras principales: ¿y si no existiéramos?, organizada por el CEDDD, con el objetivo de visibilizar a las personas que sostienen los cuidados en España.
En el evento se ha puesto de manifiesto que la labor de las cuidadoras supone entre el 3% y el 4% del PIB, según datos facilitados por Funes; y se ha añadido que, si se sustituyera por cuidados institucionales, representaría un coste anual estimado de 46.000 millones de euros.
Por su parte, la vicepresidenta de CEDDD, Mar Ugarte, encargada de moderar la jornada, ha destacado la feminización de los cuidados, señalando que entre el 86% y el 92% de las personas cuidadoras en España son mujeres. Asimismo, ha subrayado que la Ley de Dependencia nació "sin considerar el papel fundamental" de las cuidadoras, lo que "perpetúa una carga desproporcionada para ellas".
Además, el evento ha contado con la participación de cuatro mujeres que han compartido sus historias personales, entre ellas, la doctora en sociología Silvina Funes, madre de un chico con discapacidad, que ha destacado el valor insustituible de los cuidados familiares. "Nuestros cuidados no solo son imprescindibles; son insustituibles desde el punto de vista emocional y afectivo", ha afirmado.
Por su parte, la portavoz de la Plataforma Estatal de Cuidadoras Principales, Celine Rodríguez, ha relatado su experiencia personal al cuidar de su hijo. "Nuestros hijos son bebés eternos. Un médico nos dijo una vez que el 90% del trabajo de recuperación lo haríamos nosotros con amor y cuidados", ha añadido.
Además, la presidenta de la Asociación de Ayuda a la Dependencia y Enfermedades Raras de Castilla y León, Yolanda de la Viuda, ha hecho un llamamiento a la acción política. "La Ley de Dependencia, que nacía en 2006, ha alcanzado su mayoría de edad. Es momento de que se la trate como un derecho, no como una limosna", ha subrayado.
Mientras, la abogada, profesora y cuidadora Carmen Álvarez ha abordado la dimensión emocional de asumir este rol. "Tener una persona con discapacidad en la familia es vivir en un constante duelo. El mayor miedo de una cuidadora es: '¿Quién cuidará de mi hijo cuando yo no esté?'", ha indicado.